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21 marzo 2017

La revolución permanente

A principios de marzo de 2017, se vieron las caras unos personajes que han causado la ruina de Venezuela, lo llaman el alto mando político de la revolución. Maduro expuso en esa reunión que la “revolución tiene que ser permanente”; lo cual es una referencia directa al comunismo.

León Trotsky, escribió el libro La Revolución Permanente, en el que hace un ataque a la burguesía y la acusa de su imposibilidad histórica de llevar a cabo el cambio revolucionario (olvídese, no me leí el libro completo, es intraficable en sus cien páginas). Pero lo dice el libro al comienzo, a la pregunta: ¿Cuál había de ser el contenido social de dicha dictadura? En primer lugar, implantaría en términos radicales la revolución agraria y la transformación democrática del Estado. En otras palabras, la dictadura del proletariado se convertiría en el instrumento para la realización de los fines de una revolución burguesa históricamente retrasada. Pero las cosas no podían quedar aquí. Al llegar al poder, el proletariado veríase obligado a hacer cortes cada vez más profundos en el derecho de propiedad privada, abrazando con ello las reivindicaciones de carácter socialista.

Según Trotsky, la dirección política de la revolución debe llevar a un estado de transformación permanente por medio de la dictadura del proletariado, que debe ser organizado por el Partido Comunista, y que en nuestro país será otro partido Comunista, no el fundado en 1931; partido que se unió a Chávez para espoliar al país y dejarlo en la ruina, y que ahora desaparece por su mala fama.

Ese partido minoritario que llaman PSUV trata de ser el sustento del gobierno sin tener el debido compromiso revolucionario, por eso es que Maduro se apoya en sus ministros para tratar de llevar el mensaje y las políticas de la revolución. Lo extraño es que ni el PSUV ni el Partido Comunista ni los ministros han levantado su voz para denunciar que los venezolanos están comiendo la basura de la calle, que no tienen medicinas y que la inflación generada por el gobierno impide comprar lo indispensable. Todos son cómplices de esta tragedia.

El mencionado alto mando político de la revolución está conformado por Aristóbulo Istúriz, un político que le ofreció al pueblo del estado Anzoátegui que lo iba a gobernar para convertirlo en una potencia mundial, y que fue castigado en las elecciones en 2015 a la Asamblea Nacional, perdiendo 8 de los 10 diputados posibles. Luego de ese fracaso en las elecciones parlamentarias el 6 de enero de 2016, abandona al pueblo de Anzoátegui –el cual se alegró mucho de que lo sacaran de la gobernación- cuando lo designa Maduro para el cargo de vicepresidente de la República, y un año después lo degradan al cargo de Ministro del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales.

Otro miembro de ese súper equipo que nos llevara a la dictadura del proletariado es el actual vicepresidente, Tareck El Aissami, ex gobernador del estado Aragua, que ofreció en su campaña asumir el problema de la inseguridad. También fue castigado en las elecciones de 2015 a la Asamblea Nacional, perdiendo 8 de los 9 diputados posibles; quien abandona al pueblo de Aragua para convertirse en vicepresidente de la República el 4 de enero de 2017. La prensa y el gobierno de los Estados Unidos lo vienen acusando de facilitar el traslado de narcóticos a ese país y que es socio del empresario Samark José López Bello, quien dicen que es su testaferro y el encargado de traer los productos de las bolsas Clap.

Conforma el súper equipo el ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia, el Mayor General de la Guardia Nacional Néstor Luis Reverol Torres, acusado por el gobierno de los Estados Unidos de recibir pagos de traficantes de drogas por ayudarles a distribuir cocaína que sería enviada a Estados Unidos.

Para finalizar, tenemos a Ricardo Antonio Molina Peñaloza, quien abandonó la diputación que obtuvo en el estado Aragua, por lo que presumo que es amigo de Tareck, cuando lo designaron en agosto de 2016, ministro de Obras Públicas y Transporte. A este personaje le debemos la escasez de agua por no haber hecho un buen trabajo como ex presidente de Hidroven; y que ahora se la pasa amenazando con hambre a todo el que apoye a los opositores al gobierno.

Con estos bates quebrados es que Maduro piensa imponernos el comunismo, menos mal que están entretenidos con otras cosas, porque ya estaríamos viviendo en el socialismo si fueran eficientes, y no en la desgracia en las que nos tiene el gobierno.

De todas maneras, hay otro equipo de revolucionarios trabajando en un "plan reformista" contra este Gobierno y contra el socialismo del siglo XXI, como amablemente nos lo informó el Presidente; así que hay esperanza.

@rangelrachadell

07 marzo 2017

Futuro indefinido

El presente es inhumano, y, a menos que pase algo, mañana o pasado, seguiremos teniendo este infame presente. Lo que suceda será el resultado de una de las cuatro visiones de futuro que imaginemos; según Peter Thiel en su obra De cero a uno. Esas visiones del futuro las define Thiel, de esta manera: el pesimista indefinido, el pesimista definido, el optimista definido y el optimista indefinido.

A la sociedad venezolana no se le puede retratar en una u otra de las características de la anterior clasificación, por lo que se intentará identificar los orígenes de las decisiones que toma el venezolano preocupado por corregir su presente.

El pesimista indefinido visualiza el peor futuro, ve venir una gran ola que lo puede ahogar y no hace nada, solo se le ocurre esperar sentado a que llegue su fin. Los antiguos griegos asumían que el futuro era un trágico destino, sus grandes obras reflejan la imposibilidad de cambiar el futuro. En nuestro país es aquella persona que cree firmemente en el advenimiento del comunismo, que es cuestión de tiempo, que nada lo podrá evitar; que la presente dictadura es solo el paso previo a la pérdida de toda propiedad e iniciativa personal. La solución que se le ocurre al pesimista indefinido es disfrutar de lo que queda de país, mientras pueda, de los buenos amigos, de una que otra fiesta o paseo. Se entretiene de cualquier manera; escucha la orquesta del Titanic mientras se hunde el barco. Nada se puede hacer.

Otro personaje es el pesimista definido, este sabe que el futuro será lúgubre, y busca anticiparse a las circunstancias. Hace planes, invierte, ahorra, sabiendo que nada de lo que haga será suficiente. Estima que el fraude socialista durará muchos años, que hay que sobrevivir a esto de alguna manera; hace su cola, un negocito, mata tigres (trabajos esporádicos); tramita el pasaporte. Sabe que el desastre viene, y por alguna desconocida razón tiene esperanza, espera salvarse, y no sabe cómo; por lo pronto se va del país.

El optimista definido sabe que puede alterar el futuro, o como dijo Peter Drucker: “La mejor forma de predecir el futuro es crearlo”. Y también Steve Jobs, dijo: “La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo”. Ambas frases se apoyan en el poder creativo del ser humano y consideran que el futuro siempre será mejor, solo hace falta ponerse a trabajar. En nuestro país tuvimos una gesta independentista triunfadora, pudimos superar la Guerra Federal con su exceso de muertos, logramos dejar en el pasado la dictadura gomecista; así que saldremos de la dictadura del socialismo del siglo XXI y olvidaremos a Maduro, a sus compañeros de latrocinio y a uno que otro narcotraficante que dicen que está en el gobierno. Este venezolano optimista definido cree que las elecciones sacarán a esta gente y vendrá el cambio.

El optimista indefinido sabe que el futuro será mejor, no sabe cómo ni con quién se logrará llegar a ese futuro; es solo cuestión de tiempo que le caiga la solución del cielo; es una cuestión de azar. Algunos opinan que hay que negociar las opciones con el gobierno: unas elecciones alguna vez en la vida, con los partidos que permita existir el CNE, con presos políticos, en las condiciones y los candidatos que le parezca al gobierno. En el mejor de los casos puede que ocurra una elección, unas marchas, algo de movilización social, o alguna otra solución. Más temprano que tarde nos quitaremos de encima a los gobernantes que no se preocupan por el hambre y las enfermedades. Este personaje tiene fe en que siempre le irá mejor, algo así como “vaya viniendo vamos viendo”; la cosa no puede ser tan mala, ya resolveremos.

Lo que sí es cierto es que el gobierno en indefinido no resuelve los grandes problemas públicos, nada de soluciones ante la inseguridad ni otros males generados por ellos mismos. Lo que se les ocurre es regalar comida en bolsas, como si estuvieran entregando dinero; eso es lo mejor que puede hacer.

Ante un futuro pesimista definido los políticos no pueden hacer nada por el país y usted tampoco. En un futuro pesimista indefinido los políticos no pueden hacer nada, pero usted podría liberarse de ese destino. En un futuro definidamente optimista los políticos ya tienen la solución y la están implementando. En un futuro indefinidamente optimista los políticos no tienen ni idea de cómo remediar este asunto, carecen de un plan real para salir de la crisis, aunque seguro que todo se solventará. El problema es que, hasta ahora, nadie ha logrado llevar a cabo la estrategia de cambio que ha ofrecido. La política, como muchas actividades, necesita del ensayo y del error.

El futuro de Venezuela parece que es aleatorio, no se sabe qué se puede hacer, las soluciones están en desarrollo o están cerradas; habrá elecciones o no las habrá; cualquier consecuencia es posible; así que la democracia llegará por las vías conocidas u otras por concebir.

Algunos queremos una democracia representativa y liberal (ese fue el pensamiento de los civiles que acompañaron a los libertadores). Todavía no sabemos cómo escapar de la camisa de fuerza impuesta por el TSJ, el CNE y el gobierno, para lograr el país ideal.

Por lo pronto el futuro es una extensión del presente, el mejor futuro tendremos que inventarlo.

@rangelrachadell

27 febrero 2017

De cero a uno. Cómo inventar el futuro

Peter Thiel













El autor trata de guiarnos sobre el inseguro mundo de las inversiones, para ello nos expone los caminos que suelen ser tomados en la toma de decisiones, los tipos de futuros que visualiza el inversor: el pesimista indefinido, el pesimista definido, el optimista definido y el optimista indefinido.

Hace reflexiones interesantes sobre el momento de abrir una empresa, el tipo de mercado, la distribución del producto, los riesgos a futuro y si lo que estás haciendo es verdaderamente una oportunidad original.

Me llamó la atención su idea de que lograr un monopolio es la manera de mantener el valor de la empresa, que los mercados competitivos le hacen daño a la economía; y aclara que el monopolio surge de la creación de un producto original, el que quiera hacer un producto mejor o prestar un mejor servicio no podrá destacar. La solución es: hay que ser diferentes, hay que arriesgar.
Es muy interesante su visión de la historia de las empresas líderes en tecnología o en el uso de la internet en los mercados, de cual fue uno de sus impulsores.

Ojalá hubiera leído un libro como este cuando estaba recién graduado; pero nunca es tarde.


Título en ingles: Zero To One. Notes On Start Ups, Or How To Build The Future

21 febrero 2017

Legitimidad del candidato

Las razones para escoger un candidato son muy variadas, desde la cara bonita hasta aquel que representó el odio más ingrato. En el medio están aquellos candidatos que de manera racional le plantean al electorado las posibles estrategias para lograr que avance la sociedad.

He perdido mi voto en las elecciones, dicen algunos, cuando su candidato preferido no ha ganado. Hay respuestas para esto: el elector nunca se ha alineado con la mayoría, no sabía quién representaba a la mayoría –mientras más cerca del candidato menos objetividad-, su manera de pensar no coincidía con el ganador o nunca le importo quien ganara.

Otra respuesta es que los ganadores han sido los peores, no ha perdido su voto, para que ello sea así debieron ganar sus candidatos y demostrar que eran los errados, pero nunca se les dio la oportunidad.

Los que votaron por el candidato que luego se declaró revolucionario, o por el sustituto propuesto, pudieron comprobar el gran error que cometieron, sus esperanzas burladas y ahora sin posibilidad de redención por la falta de elecciones.

Las sociedades escogen por consenso, en algunas se exige que el ganador sea el que logre la mayoría simple y en otras que sea el que obtenga el 40% o más de los votos, caso contrario se procede a una segunda vuelta (balotaje, como ocurre en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú). En cualquier caso, debe ser aceptado el candidato electo, esa es la medida de la legitimidad. Las elecciones en nuestro país se deciden por mayoría simple, gana el que tenga más votos (así es para el cargo de Presidente de la República, artículo 229 constitucional).

Para obtener legitimidad se necesitan votos, aunque la mayoría de los que fueron a votar sea la que se considera válida, y el resto de los posibles votantes que no asistieron acepten el resultado.

En las elecciones de la UCV la oposición estudiantil obtuvo una mayoría aplastante, lo cual significa un retroceso importante para la izquierda en uno de sus espacios históricos más representativos, y así parece que será en todas las instancias.

A la izquierda le quedan muchos años de perder por su falta de compromiso, por haber acompañado a los militares golpistas y por olvidarse del pueblo que dijeron representar. El partido comunista, que se autodenomina el partido de la clase proletaria, está a punto de desaparecer; si no lo hace por la falta de afiliados lo hará por la falta de seguidores (usted puede simpatizar con un partido sin estar inscrito en el). Al haberse encadenado a la suerte del gobierno socialista y hambreador, al que el pueblo está pasando factura por su falta de solidaridad, correrá con las mismas consecuencias. El partido comunista es tan culpable como el PSUV de lo que nos está pasando, y se está hundiendo con ese peso muerto que llaman chavismo.

En las mencionadas elecciones estudiantiles la Sala Electoral del TSJ dictó una medida cautelar (justicia cautelar es la moda) contra el proceso electoral de la UCV (Sentencia N° 10 del 14-02-2017). Se suspendieron las elecciones al cogobierno universitario, es decir, de representantes estudiantiles ante: Consejo Universitario, Asamblea de Facultad, Consejo de Facultad, Consejo de Escuela y Coordinación Central de Extensión. Las elecciones de centros de estudiantes y a la federación de centros no fueron suspendidas. El que se hayan efectuado las elecciones estudiantiles estuvo dentro de lo planificado, no hubo desacato a la sentencia de la Sala Electoral, y es falso que se hubiera hecho un acto de rebeldía en contra del TSJ.

Los estudiantes electos hicieron política, presentaron la elección como una reacción en contra del Estado, y particularmente en contra del TSJ; movilizaron al electorado a un acto de insurrección para demostrar que la razón acompaña a la oposición. Lograron una excelente votación, y los que apoyaban a las opciones a favor del gobierno pudieron pensar que esas elecciones estaban suspendidas y que no tenía sentido participar, ya que serían anuladas. Todo fue una ilusión, ni las elecciones de centro de estudiantes fueron suspendidas ni lo ocurrido fue un acto de desobediencia; lograron desmovilizar a las fuerzas financiadas por el gobierno y asestarle una derrota de la que se hablará por muchos años.

Eso es hacer política, presentar un mensaje convincente, que mueva al electorado y que se traduzca en legitimidad para los electos.

La dictadura no hace elecciones, no se cuenta, no tiene legitimidad; perdieron la mayoría.

@rangelrachadell

07 febrero 2017

Cambio de reglas

En la alegoría del fascismo llamada Rebelión en la granja, George Orwell describe que las normas obligatorias para los animales de la granja eran informadas con pintura al pie de la pared del fondo en el granero principal; normas que cambiaban a conveniencia de los cochinos que dirigían la granja. Los animales dudaban de si las reglas existían desde siempre o si habían sido cambiadas justo el día anterior.

En esa obra Orwell acuñó la frase: “Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”; lo cual me recuerda a los que buscan tener el carnet de la patria, que no saben para qué sirve, pero es mejor ser uno de los más iguales que lo tienen. Esto es un claro caso de racismo político (beneficios para el afiliado político en desmedro del resto de la población), que se suma al racismo imperante de no ser militar para disfrutar de las prebendas del Estado.

De los tres tipos de dominación legítima de Weber me interesa resaltar la de carácter racional, en la que se hace descansar la legitimidad del gobernante en la creencia de la justicia de las normas estatuidas y de los derechos de mando que de ellas se derivan. La ley tiene “auctoritas”, que es la creencia de que la ley es justa, que fue pensada, discutida, consensuada, para el beneficio de todos. Los ciudadanos tendemos a creer que lo que dice la ley es bueno, porque es la ley. Como consecuencia de esta creencia consideramos que el gobernante, electo conforme a las reglas prescritas, es legítimo, aunque esto no lo hace honesto ni bueno, pero es aceptado.

Chávez ofreció un cambio de reglas en su oferta electoral, y su primer decreto el 2 de febrero de 1999, el mismo día de la toma de posesión, fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La nueva Constitución cambió las reglas, aunque no al principio, por cuanto ilusoriamente seguimos siendo un Estado republicano. El nuevo marco legal le permitió al fascismo socialista que nos gobierna el dictar muchas leyes para conformar el sistema de dominación actual, el cual tiene la mayoría de los rasgos de totalitarismo, por lo menos en los términos que lo define Hannah Arendt.

Por ejemplo, en 2001 se le otorgó a Chávez una ley habilitante que le permitió dictar 49 leyes (las primeras de una locura legislativa); entre ellas, la que tiene postrada la agricultura de nuestro país como es la infame Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, acompañada luego de la Ley de Regularización de la Tenencia de Tierras (el título es más largo), y así proceder a perjudicar a miles de propietarios.

En 2004 la Asamblea Nacional reformó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia para aumentar el número de magistrados de todas las salas, y así obtener la mayoría necesaria para dictar sentencias. En diciembre de 2015, sin tener la facultad para ello, la saliente Asamblea Nacional designó a unos magistrados sin cumplir el procedimiento constitucional, y varios de ellos no cumplen los requisitos constitucionales previstos. La designación se hizo para controlar la interpretación de la Constitución, ya que a algunos de estos magistrados se les terminaba el período para el cual fueron elegidos, justo cuando entrara en funciones la nueva Asamblea Nacional electa con la mayoría que le otorgó el pueblo soberano; logrando el gobierno mantener un control férreo sobre el TSJ.


Las sentencias, y más las del TSJ, son leídas por los abogados para conocer la cabal interpretación de las leyes y de la Constitución; estas deben expresar la interpretación sopesada, justa y desinteresada del tribunal supremo. Si las sentencias no son acordes con la letra de la Constitución, sino una demostración de entrega al gobernante que los designó, perdemos todo sentido de legalidad, nos encontramos en una situación de anarquía, en la prevalece la fuerza de las armas.

Este control sobre la legislación y la interpretación de las leyes fue el camino de dominación instaurado por el socialismo del siglo XXI, la manera de establecer el actual Estado totalitario (o al cual le falta muy poco). Todo este control se le hace necesario al gobierno para que la persecución política no sea vigilada por los tribunales, anular a la Asamblea Nacional que puede alterar el entramado jurídico de dominación, y suspender uno de los pilares de la democracia, como lo es la posibilidad de la alternabilidad de los gobernantes en el ejercicio del poder mediante elecciones libres.

Solo con la suspensión indefinida de las elecciones de gobernadores, previstas por la Constitución, se le ha hecho un gran daño a la democracia venezolana.

El gobierno cambia a cada rato las reglas constitucionales a su conveniencia; si usted duda no se preocupe, tiene a la Sala Constitucional para que le diga qué es lo que debe entender de lo que está escrito, y recuerde, en la pared del granero de la granja podrá leer cuáles son las nuevas reglas.


24 enero 2017

La solidaridad nos salvará

En esta crisis tan atroz que estamos viviendo todos tenemos la necesidad de compartir nuestras preocupaciones con nuestros semejantes. Las personas que pueden tener un pensamiento parecido están en la familia; a ella hay que recurrir para desahogarse. Se supone que, si fueron criados unidos, si son contemporáneos, debieron compartir las mismas experiencias; sobre todo si vivieron la gran Venezuela, cuando no faltaban las medicinas ni los alimentos, en la que había otras carencias, pero en la que se podía vivir bastante bien en comparación a lo actual. La familia tiene la gran ventaja de que conoce su historia, nadie puede mentir ni reescribir sus vivencias, todos las saben, nadie se come los cuentos.

En esta época de carencias acudimos a la familia para el intercambio de productos, para que el tío busque las medicinas, para que el abuelo haga la cola o que el primo preste dinero; en el entendido de que en algún momento se deberá arrimar el hombro apenas sea solicitada la ayuda o sin solicitarse. La solidaridad fraterna no es solo ayudar, es retribuir y estar de primero cuando las circunstancias lo exigen.

Algunas de estas obligaciones de solidaridad son legales, están previstas en el Código Civil venezolano; al igual que todos los códigos de derecho continental contempla obligaciones en la familia: los cónyuges deben asistirse recíprocamente en la satisfacción de sus necesidades (art. 139); los padres deben mantener, educar e instruir a sus hijos menores (art. 282) (ratificada en la Lopna); y si los padres han fallecido la obligación se transmite a los ascendientes, maternos y paternos, por orden de proximidad (art. 283); o la obligación de los hijos hacia los padres, y demás ascendientes maternos y paternos, de asistir y suministrarles alimentos, así como todo cuanto sea necesario para asegurarles mantenimiento, alojamiento, vestido, atención médica, medicamentos y condiciones de vida adecuados para su edad y salud (art. 284); con respecto al hermano o hermana, solo comprende la prestación de los alimentos indispensables para asegurarles el sustento, vestido y habitación (art. 284). El Estado tiene la obligación de tutela sobre los menores abandonados (art. 318), siendo el abandono un delito castigado con prisión. Y esto se complementa con la obligación de ayudar a toda persona herida o en una situación peligrosa, siempre que no lo exponga a un peligro personal (art. 438 del Código Penal).

No se olviden de sus amigos, nadie es tan malo que no tenga un amigo; ellos también son llamados a prestar ayuda o a ser ayudados. Mantenerse en contacto sirve para informar de lo que han hecho o para enterarse de las soluciones que los demás están utilizando para resolver los problemas que ha generado el socialismo del siglo XXI; de los precios o lugares en los que se están mercadeando los productos supuestamente regulados por distintos ministerios, al que ningún bachaquero le teme; y de las expectativas de empleo o los trabajos que tienen sus conocidos en el exterior.

El actual gobierno venezolano es el típico “Estado depredador”; que de manera mafiosa rompe las reglas a su conveniencia; manipula la justicia; reparte beneficios a sus ministros; que ha creado una familia cerrada en la que administran el poder con la excusa del bien común, cuando lo que vemos en la ciudad es miseria. Este “Estado evanescente”, que se esfuma, que está ausente, existe formalmente para reprimir, pero no existe para organizar a la colectividad, la justicia, la seguridad, la salud, la economía y tantas otras responsabilidades. Ante esta manera de gobernar estamos indefensos.

Tome el teléfono, asista a su culto religioso, a la plaza, al parque, al centro comercial; reúnase, hable y escuche; solo así podrá vivir en sociedad. ¿No marchó? No se preocupe, siempre habrá otra oportunidad. No se quede en su casa si percibe la realidad de modo diferente a como la hace figurar el gobierno. Si se indigna, si se encoleriza con las actuaciones del poder y tiende a dudar de que haya otras personas, o por lo menos las suficientes, que se molesten como usted, salga a la calle y acompañe a la oposición.

El autoritarismo nos quiere divididos, sin amistades, que no nos incorporemos a las grandes ideas de cambio que necesita nuestro país; que mediante el voto no consigamos expresar nuestras ideas. No podremos sobrevivir separados.

Los seres humanos estamos hechos para vivir en sociedad, y debemos cumplir con el mandato divino de amarnos los unos a los otros (Juan 13, 34-35), por ello es obligatoria la solidaridad, el ayudarse los unos a otros es una muestra de amor.

@rangelrachadell

Artículo publicado en E Nacional y el Diario Contraste


10 enero 2017

71 años de Copei

El Comité de Organización Política Electoral Independiente, nació en el siglo XX, el 13 de enero de 1946, cuando recién Europa estaba saliendo de la segunda guerra mundial y el mundo se llenaba de esperanza por haber logrado la paz.

Hoy Copei no tiene diputados principales en la Asamblea Nacional, solo suplentes, los cuales se ganaron ese derecho por haber sido electos en las primarias de la Unidad, en contra de la voluntad de la directiva impuesta por el Tribunal Supremo de Justicia el 30 de julio de 2015, los cuales llegaron a esos puestos por la simple solicitud a la Sala Constitucional de que los colocaran en la dirección del partido; unos perfectos desconocidos sin raigambre; que no antagonizan al gobierno, y que la Mesa de la Unidad no ha aceptado ni nunca lo hará.

Un partido que llegó a ser mayoría en nuestro país, que manifiesta una inclinación por los valores cristianos, sin ser un partido confesional; que se apoya en la doctrina social de la Iglesia; que se ha opuesto a las barbaridades cometidas por el socialismo del siglo XXI; hoy está postrado, sin facultades para postular ante el Consejo Nacional Electoral –solo los impuestos pueden postular–, con una tarjeta entregada al oficialismo, en el que la gran masa de sus seguidores no está segura de poder participar bajo esa tarjeta en las elecciones a gobernadores y legisladores, por tenerla secuestrada y sumisa a Diosdado Cabello.

Copei pudo ser la cuarta fuerza en la Asamblea Nacional y terminó casi sin nada por el temor que los postulados de Copei fueran controlados por los seguidores del oficialismo, que pudiera romper la unidad de la oposición y cambiar a los diputados postulados por partidarios del chavismo; eso fue lo que provocó la expulsión temporal de Copei de la Mesa de la Unidad.

Los partidos buscan sumar afiliados, seguidores, adherentes a sus ideas, pero la directiva impuesta en Copei –no electa–, se da el lujo de expulsar a dirigentes reconocidos, de comprobada participación democrática, para que no puedan participar en unas amañadas elecciones internas que, para colmo, fueron suspendidas por el proceso de relegitimación de los afiliados de todos los partidos forzado por el gobierno, a través de sus verdugos en el TSJ; y que lamentablemente, la junta ad-hoc no tiene el músculo operativo para reunir las firmas suficientes para mantener la vigencia del partido. Esta operación de expulsión de dirigentes fue hecha por funcionarios partidistas, algunos retirados de la actividad hace muchos años, y otros que se mantuvieron haciendo negocios con el Estado. Todos los partidos buscan sumar, menos la directiva impuesta, que se solaza disminuyendo a sus referentes socialcristianos.


Nicolás dijo que un partido de oposición se iba al gobierno, aunque no se podía estar refiriendo a Copei, ya que la directiva ad-hoc no mueve a nadie, no personifica al sentimiento socialcristiano, por eso es que Nicolás tenía que estar hablando de otro partido, por ahí estamos tranquilos.

La dirigencia legítima de Copei estuvo buscando arreglos, se desgastó en interminables reuniones, intentó un diálogo en el que le aplicaron las mismas estrategias que el chavismo utilizó con la MUD. La junta ad-hoc ofreció participar en unas elecciones internas, obtuvo cargos en la Comisión Electoral Nacional, aceptó parcialmente las directivas de los estados, para luego retirarse del diálogo, no presentarse en las elecciones; intervenir a las regiones sin otorgarles derecho a la defensa; y lograr de la Sala Constitucional una sentencia que anuló las elecciones para complacer a los escogidos del gobierno.

El pensamiento socialcristiano no puede quedar sin encarnación en el país, los valores que escogimos tienen que ser respaldados, necesitamos participar y medirnos; buscar alianzas con otros partidos que nos permita, en el marco de la unidad, llevar a los mejores candidatos a parlamentario en los Consejos Legislativos; y, quien sabe, hasta tener candidatos a gobernador. Actualmente el verdadero Copei no puede postular con la tarjeta verde de toda la vida por estar secuestrada. Si queremos sobrevivir como organización política, y si aspiramos a que la historia de Copei no se pierda en manos de esos corsarios de la política, hay que hacer el mejor esfuerzo para mantener vigente la idea de la eminente dignidad de la persona humana, para llevarle a nuestro país el mensaje de esperanza, oponerse al control absoluto del ejercicio del poder público, y de ser una opción real de poder en el futuro.

Hay que tener cuidado con una supuesta tercera vía propuesta para cambiar el estado actual de cosas en Copei, ya que convive con el chavismo impuesto y aspira a mantener sus cuotas de poder regionales, independientemente de lo que pase en el partido; una tercera vía de caudillos que juegan a estar bien con todos, sin comprometerse con nadie.

Dentro de poco el país se enterará de los esfuerzos para salir del Tribunal Supremo de Justicia, para lograr la unión y solventar la crisis interna; de las soluciones que se están manejando para que la Democracia Cristiana pueda participar en las próximas elecciones y alcance la representación regional que se merezca, acompañando a la Unidad. Por lo pronto, seguimos denunciando esta tiranía que tanto daño hace.

Por la justicia social –como virtud moral orientada a dar a cada quien lo que le corresponde– en una Venezuela mejor.

@rangelrachadell