El presidente decidió gobernar con los
militares, a quienes ha colocado en puestos claves. Les entregó la alimentación
del pueblo, las finanzas del Estado, el control de la seguridad y protección
integral de los ciudadanos contra hechos delictivos, y muchas otras
actividades; el problema es que quien se rodea solo de militares le puede pasar
como a muchos emperadores, como les cuento a continuación.
La guardia personal de los emperadores
romanos se llamaba pretoriana por estar al lado de la tienda de campaña
principal o Pretorio. Esta guardia estaba conformada por los mejores y más
recomendados soldados –se exigía una estatura de 1,75 metros, se rechazaba a
los retacos y gorditos–. Con el paso del tiempo creció hasta convertirse en una
institución muy poderosa, que llegó a nombrar, deponer y subastar el cargo de
emperador de Roma.
Los pretorianos eran los mejor pagados,
ganaban el triple de los demás soldados, y cada vez que llegaba un nuevo
emperador recibían donativos extraordinarios, equivalente al sueldo de varios
años; tanto dinero los hizo corruptibles. Eso es como si se le entregara a los
militares compañías de seguros, bancos, medios de comunicación, empresas
petroleras; para su total y absoluto control.
El Jefe del Pretorio era el militar con más
poder en el imperio, y llegó a gobernar en época de Tiberio, quien delegó la
administración del imperio a su Prefecto del Pretorio Lucio Elio Sejano, hasta
que Tiberio decidió acusarlo por traición, y fue condenado a muerte por el
Senado (el cuerpo de Sejano terminó en el río Tiber). Es como si un presidente
delegara todo su poder en un militar, y luego se lo quitara.
Los pretorianos iniciaron el derrocamiento
de emperadores en el año 41, cuando asesinaron a Calígula, y siguieron con los asesinatos de:
Galba, Vitelio, Domiciano, Cómodo, Pertinax, Didio Juliano, Caracalla,
Heliogábalo, Balbino, Puepieno, Gordiano III, Aureliano y Probo.
Eso me recuerda al presidente Allende que, en
pleno golpe de estado en Chile, pedía la presencia de Pinochet, su militar más
confiable.
Tanto poder sirvió para encumbrar a otros
emperadores, como hicieron con Claudio inmediatamente después de haber matado a
Calígula. El favor se lo hicieron a Otón, Domiciano, Alejandro Severo y
Gordiano III.
La subasta del cargo de emperador fue una
nota curiosa en la historia romana. Los pretorianos, desde las murallas de la
Casta Pretoria, subastaron el imperio al mejor postor, el ganador de la subasta
fue Didio Juliano, quien se dice pagó 25.000 sestercios por soldado (los
obreros ganaban de 700 a 2.000 sestercios al año). Mientras existió la Guardia
Pretoriana todos los emperadores pagaron un donativo, antes o después de llegar
al cargo.
Ante los desmanes de los pretorianos
Septimio Severo decidió sustituir a los soldados Itálicos por soldados de
Panonia (Hungría y otros países), mejorando sin transformar la institución.
Ulpiano, uno de los más famosos juristas romanos, fue Prefecto del Pretorio del
emperador Alejandro Severo, último de la dinastía Severa. A Ulpiano lo mataron
los pretorianos para entorpecer la reducción de su poder.
Los pretorianos desaparecieron cuando se
anotaron mal, apoyaron a Majencio en contra de Constantino I, quien ganó la
batalla del Puente Milvio, inaugurando la tolerancia hacia los cristianos.
Constantino disolvió a los pretorianos, los repartió por el imperio y demolió
la Casta Pretoria o cuartel general de los pretorianos.
Hay que estar pendiente de esto, el que se
anota mal, mal le va. Los signos de los tiempos nos dicen que estamos en
transición, lo dicen los funcionarios públicos, los jueces, los policías, los
taxistas. La transición no se la han dejado a los militares, le están
entregando cada vez más poder, buscando que sean el fiel de la balanza, que
ante el riesgo de disolución del Estado sirvan como pegamento, pero a ellos no
les pertenece la transición.
El inconveniente es que los militares no
tienen legitimidad para una transición por ser los responsables directos de la
escasez, la falta de comida, y el desorden económico. Han mandado a sus anchas
sin haberse ganado ese derecho, y no me vengan a decir que son los herederos
del ejercito libertador ya que este fue disuelto apenas se logró la
independencia –con su consecuencia de caudillaje y montoneras-.El ejército que
tenemos es el fundado por Juan Vicente Gómez en el año 1910, cuando crea la
Academia Militar de Venezuela, que ahora declara que la “misión de la Academia
Militar del Ejército Bolivariano, es educar de forma integral y con Valores
éticos, morales espirituales y socialistas”. Prefieren ser socialistas a pasar escardilla
al sol.
Los militares que conozco son personas muy
comunes y corrientes, con las mismas virtudes y defectos que cualquier otro
venezolano; con la diferencia que creen que el país les debe algo; si no se los
dan están dispuestos a cobrárselo. Ellos recibieron educación gratis, y
actualmente dejan que otros roben escondidos detrás de una ideología. Si el
levantarse temprano les diera algún derecho habría que preguntarles a los miles
de venezolanos que tienen que madrugar en busca del sustento o a hacer cola
para conseguir alimentos. A estos venezolanos si se les debe algo, la paz, la
tranquilidad, la comida y el tiempo perdido en las colas.
Los pretorianos fueron un mal necesario en
Roma, nuestros militares no son un mal necesario, son la demostración del mal
gobierno que siempre hacen los militares.
Y recuerde Maduro, lo que dijo el
presidente copeyano Luis Herrera Campins: “Los militares son leales hasta que
se alzan”.
@rangelrachadell
Este artículo fue publicado el 26 de julio
de 2016 en el Diario El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/Historias-pretorianos_0_890911064.html
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