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23 junio 2015

Los más débiles no son los pobres

Por Jesús Rangel Rachadell

Artículo de opinión publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/debiles-pobres_0_651534994.html

Mi amigo Iván me pregunta: ¿Este desastre es solo desidia e irresponsabilidad, o es un genocidio en cámara lenta?
Mi primer razonamiento es que este comportamiento del gobierno tiene que ser pura negligencia; la administración tiene un hacer descuidado de sus deberes para con los ciudadanos; sin honorabilidad por no cumplir con sus obligaciones. Luego conjeturo que hay una intencionalidad, que todo es un engaño, un fraude, una simulación maliciosa con la intención de dañar a los más débiles, que no necesariamente son los pobres; son los ancianos, los niños, los enfermos, las embarazadas y todos aquellos que tienen alguna discapacidad o imposibilidad de acceder a los bienes y servicios necesarios para vivir.
El gobierno se hace el loco; sabe que la comida que compra en el exterior –por su mala administración– no les llega a todos los venezolanos; sabe que no deja producir a las empresas venezolanas; que provoca un gran daño a quienes viven de una pensión y no tienen cómo recorrer varios automercados, abastos o comprarle a un buhonero los alimentos a precio de oro; y que ese tiempo lo deberían estar dedicando a descansar sus exiguas fuerzas.
Cuando veo en las colas a tantos ancianos bajo el sol, parados durante varias horas; pienso en mis mayores, si ellos a su vez no tuvieran familiares que les compren los alimento y las medicinas ¿cuáles serían sus opciones? ¿Podrían cumplir sus tratamientos? ¿Y si les sucede un accidente en la calle? Los más débiles no tienen fuerza para luchar contra la rapiña de los bachaqueros, contra los que –con la anuencia del gobierno– hacen un negocio con los alimentos.
Este gobierno tan arrogante ni gobierna ni huye, pero de este comportamiento no les quedará a los chavistas beneficios reales o duraderos, ya que no tienen cordura ni cálculo para sortear la pronta pérdida del gobierno, no quieren modificar su conducta que origina los perjuicios que todos conocemos; no están paralizados, el daño es a propósito.
Lo lamentable es que hagan ostentación de la Constitución, de los supuestos derechos que tutela y que no cumplen. Tener la mejor Constitución del mundo no sirve para nada, el papel en el que está impresa no sirve para comer, no alimenta.
La conjura de los ministros es para engañar al pueblo, en un entramado de corrupción; están concentrados en su pensamiento sectario que produce insustanciales meditaciones y desatinos como los gallineros verticales o sembrar las medicinas; inventando puros disparates que no aportan ningún beneficio a la sociedad; y mientras tanto todos pasamos trabajos para cubrir las necesidades, conseguir lo elemental se convierte en una proeza.
Parece mentira, lo que observamos es una matanza de la población, principalmente de inocentes. Los más afectados no son los políticos del gobierno ni sus jueces; los más afectados son los ignorados del sistema, los excluidos a los que decían representar; para ellos no hay comida, no hay Mercal, no hay hospitales, no hay electricidad ni agua; obligaciones que cumplía con normalidad cualquiera de los gobiernos de la democracia.
Estando rotos los vínculos del gobernante con el pueblo, este es un gobierno fantasmagórico que se está desvaneciendo con la misma fragilidad con la que llegó. Los seguidores que tuvo –ante el desconcierto por los errores cometidos– se están desmarcando para no ser arrollados por la oleada demoledora del deseo de cambio que tiene la sociedad. Las fuerzas del cambio le pasarán factura al gobierno por el abuso disparatado de los recursos del país, y los funcionarios públicos serán sospechosos –aunque no culpables– hasta el juicio en el que se les permita demostrar su inocencia.
La sociedad espera ansiosa la oportunidad de expresarse en las elecciones, cuando dará el gran salto sobre este abismo de barbarie. El pueblo indefenso ya está listo para dar el gran viraje hacia un futuro mejor, para quitarse de encima esta persecución del hampa, para sacarse estas calamidades, suprimir la herencia del socialismo del siglo XXI; detener la masacre que su inacción ha permitido –porque desidia es otra cosa–.
Tenemos una justa causa; debemos detener el saqueo de los recursos del Estado, contener la violencia desbordada, interrumpir el desmantelamiento de la empresa privada y el robo de nuestro futuro, entre otras innumerables correcciones que hay que hacer. Solo falta el temperamento y la firmeza de los votantes, que sin compasión depositaran su voto castigo para sentenciar la cobardía de tantos funcionarios públicos que encubrieron los devaneos de sus superiores. Falta poco.
Cuando tengamos la mayoría de la Asamblea Nacional podremos aplicar la Ley Orgánica del Poder Ciudadano, que en su artículo 22, contiene uno de los mecanismos para relevar a cómplices de este desgobierno, como lo son los integrantes del Consejo Moral Republicano, léase fiscal general de la República, contralor general de la República o defensor del pueblo; por cuanto estos pueden ser removidos de sus cargos por la Asamblea Nacional, previo pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Plena, que declare que hay mérito por, entre otras causales, el incumplimiento o negligencia manifiesta en el ejercicio de sus atribuciones y deberes.
Y si le preocupa que el Tribunal Supremo de Justicia no colabore, les puedo referir, como decía el narrador Carlitos González: “Las he visto más feas casadas”.
@rangelrachadell

09 junio 2015

¡La salud! El secreto mejor guardado

 Por Jesús Rangel Rachadell

Artículo de opinión publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/salud-secreto-mejor-guardado_0_643135938.html

María Teresa del Toro Alayza, esposa del Libertador, murió de fiebre amarilla o paludismo –de esta última tenemos actualmente una epidemia-; Simón Bolívar murió de tuberculosis; que es actualmente la segunda causa mundial de mortalidad por un agente infeccioso, después del sida, y genera la cuarta parte de las muertes a las personas infectadas por el VIH.
Hoy se puede padecer de cualquiera de las enfermedades que afligieron a la familia Bolívar hace 200 años; y si usted quisiera enterarse cómo está afectando estas u otras enfermedades a los venezolanos no podría saberlo, no hay estadísticas confiables, el Boletín Epidemiológico no se publica desde octubre de 2014, presuntamente se comunica, así lo dijo el ministro de salud, pero tampoco lo hacen.
Las enfermedades bolivarianas han regresado con fuerza gracias a la revolución y al socialismo del siglo XXI, y no están haciendo nada para evitarlo.
El Dr. José maría Vargas, si viviera hoy, le habría preguntado a El Libertador si recuerda que su madre lo haya llevado al médico, y si tiene la tarjetica o Certificado de Inmunización en la que consta que su primera vacuna fue la de la tuberculosis; también le preguntaría si estuvo en contacto con personas que sufrieran esa enfermedad, y si en su recorrido pasó por zonas endémicas de tuberculosis. El Dr. Vargas debió, luego del examen, trasmitir al ministerio de salud la denuncia obligatoria de esa enfermedad (artículo 17 de la Ley de Inmunizaciones), e inmediatamente el ministerio debía enviar una comisión para iniciar el cerco epidemiológico y vacunar a todos los que estuvieron en contacto con El Libertador, y al que se niegue a vacunarse lo pueden obligar usando la fuerza pública de ser necesario (artículo 23 de la citada ley).
El Reglamento Orgánico del Ministerio de Salud le atribuye a la Oficina Estratégica de Seguimiento y Evaluación de Políticas Públicas la responsabilidad de elaborar informes técnicos sobre tendencias y escenarios que sirvan de soporte para la toma de decisiones en materia de salud (artículo 6 del reglamento). Esta Oficina debe recabar la información necesaria para la producción de los indicadores de gestión en el sector salud; pero no cumple con sus obligaciones legales, no emite informes técnicos, y esto podría ser consecuencia de no recabar la información, o si esta existe puede que la engavetan.
En el ministerio existe una Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales, que se encarga de definir las estrategias comunicacionales, pero la estrategia comunicacional del ministerio es no dar ninguna información en materia de enfermedades.
Al Despacho del Viceministro de Redes de Servicios de Salud le corresponde la gestión y coordinación de todo el proceso requerido para garantizar la obtención y calidad de datos e información, a los efectos de disponer de los instrumentos de vigilancia y análisis para la atención en salud.
No es por falta de organismos ni de funcionarios, como la Dirección General de Epidemiología, que no cumple con su trabajo. Este secretismo con la información de las enfermedades de nuestro país tiene que ser consecuencia de una política del Estado de ocultar la gravedad de lo que está sucediendo, aunque esto no es lo único que se encubre.
Y eso que no quiero profundizar en el desabastecimiento de insumos y medicinas; ambulatorios sin tensiómetros, termómetros, inyectadoras, vacunas; o los ambulatorios de Barrio Adentro cerrados.
El último Anuario de Natalidad es de 2005; el último boletín de Indicadores Epidemiológicos es de 2008; el último boletín de Mortalidad Materna e Infantil es de 2009; el último boletín Situacional de Tuberculosis es de 2008, aunque los datos son fundamentalmente de 2005; el Anuario Estadístico es de 2009; el último anuario de Morbilidad es de 2011; el último Anuario de Mortalidad es de septiembre de 2012; con esta dirigencia en materia de salud no avanzamos nada; y los factores que planifican estrategias de salud, tales como los laboratorios, farmacéuticas, clínicas, aseguradoras, etc; no pueden hacerlo sin conocer los padecimientos de la población.
El Plan Nacional de Salud 2014-2019, contiene estadísticas de Anuarios de Mortalidad Años 1990 - 2011 MPPS; lo que ratifica que para la preparación de ese Plan Nacional el ministerio no tenía actualizada la información ni siquiera a 2013. En este Plan no se menciona el acceso a la información epidemiológica por parte del público, lo cual ratifica la política de Estado de omitir las estadísticas relevantes para la toma de decisiones en el sector salud.
Los investigadores pueden acudir a la página Web de la Organización Mundial de la Salud, y revisar las estadísticas parciales de Venezuela hasta el año 2013 (en inglés); y no van a encontrar nada más.
En las estadísticas oficiales venezolanas no aparece el virus de chicungunya (datos oficiales a 2014), y el virus del zika está llegando, virus que lo transmite el mismo mosquito patas blancas del dengue; razón por la cual el gobierno debe implementar urgentemente las medidas de saneamiento ambiental que no practicaron con el chicungunya.
Esta gente está viviendo de la fama de Barrio Adentro, y este desinterés en la salud se mantendrá mientras sigan en el poder.
Estimado Henry, eres un ministro más, en tus manos está hacer la diferencia o pasar a la historia de la molienda de ministros de salud.
@rangelrachadell