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28 enero 2020

Igual que Bolívar

Imagínense a unos jóvenes dirigentes venezolanos que van a Londres a tratar de reunirse con el gobierno británico para pedir ayuda por la libertad de Venezuela. Estos muchachos logran una entrevista privada con un alto funcionario y obtienen el compromiso de ejercer presiones. Mientras tanto, el gobierno de Caracas protesta por las gestiones que están realizando. No me refiero a Juan Guaidó, eso hicieron Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez, en 1810.
Sin embargo, si unos muchachos salen a pedir intervención militar todos los critican. Resulta que Bolívar pidió al Gobierno de Cartagena que lo autorizaran para intervenir en territorio del Gobierno de las Provincias Unidas de Venezuela, se efectuó la batalla de Cúcuta y lo nombraron brigadier.
Si el presidente de Estados Unidos dijera de un venezolano que adquirió la reputación de ser un gran estudioso de un hombre de conocimiento universal, lleno de sagacidad, una mente inquisitiva con una insaciable curiosidad. Que su tema de conversación permanente era la libertad de su país, su inmensa riqueza, sus recursos inagotables, su innumerable población, su impaciencia bajo el yugo, y su disposición a quitarse de encima la dominación extranjera. Usted pensaría que se refiere a Guaidó, pero no, esto fue lo que dijo John Adams sobre el viaje de Miranda a tierras norteamericanas.
Para colmo, si el gobierno de Maduro pide negociaciones no hay garantías de que haga al igual que Domingo de Monteverde, quien incumplió los compromisos que hizo a Francisco de Miranda en su armisticio de 1812, entendido por los españoles como la Capitulación de San Mateo. Tan es así que en la cláusula tercera dice: No podrán ser aprehendidos, juzgados ni sentenciados a ninguna pena corporal ni pecuniaria, las personas que se crea o juzgue que han promovido y seguido la causa de Caracas en estas provincias…, y el general español respondió: Las personas y bienes que se hallen en el territorio no reconquistado serán salvas y resguardadas; dichas personas no serán presas ni juzgadas. Preso el generalísimo luego muere en una cárcel en España. Puras promesas y no cumplieron, al igual que el gobierno de Maduro. ¿Qué pasó con la liberación de los presos políticos? Espero que estos chavistas, indignos hijos políticos de Monteverde, algún día respeten sus promesas.
Los gobiernos que apoyan al presidente de la Asamblea Nacional dicen que no quieren una salida violenta y que el problema venezolano debe ser resuelto mediante elecciones. Este razonamiento me recuerda al de Gran Bretaña entre 1810 y 1817, una supuesta neutralidad que, en esa época, se tradujo en voluntarios, veteranos de guerra, oficiales, armas y pertrechos. Aunque puede existir una la ley como la de 1819 que limite el reclutamiento de súbditos británicos sin el permiso de la corona.
El problema es que el dictador no nos permite resolver nuestras diferencias como lo hacen los pueblos civilizados (así se expresaron Bolívar y Morillo en el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra). Por ejemplo, todo lo relacionado con la designación de los rectores del Consejo Nacional Electoral es una trampa, más cuando el Tribunal Supremo de Justicia reiteró en enero de 2020 que los actos de la Asamblea Nacional resultan manifiestamente inconstitucionales y, por ende, absolutamente nulos y carentes de toda vigencia y eficacia jurídica, incluyendo las leyes que sean sancionadas, mientras se mantenga en desacato a las sentencias de ese tribunal. La designación del Poder Electoral la hará el TSJ y seguiremos con la ficción de ser una República.
El presidente de la Asamblea Nacional en funciones de presidente de la República, Juan Guaidó, puede parafrasear el Decreto de Guerra a Muerte, expresando:
Todo (militar) que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y por consecuencia será irremisiblemente (detenido). Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen (a la oposición) con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el gobierno de Venezuela y se unan a nosotros; en una palabra, los (chavistas) que hagan señalados servicios al Estado serán reputados y tratados como (opositores).
No sé si nos dirigimos hacia un conflicto de mayores proporciones, pero a veces la historia nos hace unos guiños curiosos.


@rangelrachadell

14 enero 2020

El Copei actual

Hace tres años escribí un artículo sobre Copei, en el que daba cuenta de las últimas vicisitudes de este partido. La novela continuó, con aderezos propios de estos tiempos de dictadura, ya que en política no hay cadáver insepulto, como dijo Rómulo Betancourt al referirse a Jóvito Villalba y su apoyo a la elección del presidente de la República, Luis Herrera Campins. Nada quita que esta organización pueda renacer del foso en el que el Tribunal Supremo de Justicia la ha precipitado.
Roberto Enríquez, presidente electo de Copei, sigue perseguido por los tribunales militares del gobierno de Maduro y aún se encuentra en la casa del embajador de la República de Chile. El partido, en manos del TSJ desde julio de 2015, ha postulado a quien le ordena Diosdado. Triste aniversario el del 13 de enero.
El descalabro del partido empezó en 2005, cuando Luis Ignacio Planas, con el permiso de su entonces presidente Eduardo Fernández, consiguió una mayoría para desconocer la memoria y cuenta de ese año, por lo que tuvo que renunciar toda la directiva. Un mes antes, la Dirección Nacional procedió a cambiar a miembros con derecho a votar en la máxima asamblea y así conformar el quórum favorable a ellos. A continuación, fue designado Planas como secretario general.
Una de las medidas de Luis Ignacio fue la destitución de la Comisión Electoral, después de haber convocado a elecciones internas, lo que obligó a Edgar Parra Moreno a ir al TSJ a reclamar su derecho al ejercicio de esa responsabilidad en Copei, lo cual le reconoció la Sala Electoral. Planas se comió la manzana y de allí el pecado original.
Después de muchas sentencias, desde 2015 cuando el TSJ le entregó la dirección del partido a cinco desconocidos afectos a Pedro Pablo Fernández, alias el Tigrito (ver sentencia de la Sala Constitucional N° 1.023 del 30-7-2015); gracias a Diosdado pudieron postular a las elecciones de gobernadores y alcaldes en 2017, desconociendo a los liderazgos locales. En los comicios presidenciales de 2018, ese proceso electoral que todo el mundo ha dicho que fue fraudulento por, entre otras medidas, haber anulado a los partidos y candidatos de oposición que no participaron en las elecciones anteriores, el Copei controlado por el gobierno postuló a Henri Falcón.
Luego de la grosera intervención de Copei se sucedieron otras sentencias, pero no los atormentaré con la larga relación, solo las dos últimas. El TSJ impuso a otras autoridades, en total acuerdo con el Tigrito, como presidenta escogieron a Mercedes Malavé y como secretario general a Juan Carlos Alvarado (ver sentencia de la Sala Constitucional N° 323 27-08-2019). La Sala expresó: “Declarado lo anterior, y cumplido como ha sido el objeto de la presente acción de amparo constitucional, esta Sala ORDENA el cierre y el archivo definitivo del presente expediente. Así se declara”.
En esa decisión el Tigrito quedó de quinto vocal, y el anterior miembro de la junta designada en 2015 Miguel Salazar fue el sexto vocal. Este último dato es sustancial, ya verán.
El 18 de septiembre de 2019, en el programa Con el mazo dando, Diosdado Cabello dijo: “El miedo es libre, hay algunos que lo estuvieron llamando para que no firmaran ni apareciera; ¿verdad Tigrito?, pero ellos ya se habían comprometido”. También comentó que Eduardo Fernández estaba incluido en el acuerdo. Todo lo anterior fue negado por el padre y el hijo, solo faltó el Espíritu Santo.
El 2 de diciembre de 2019, dos meses y medio después del malsano comentario de Diosdado, el TSJ, en el mismo expediente que estaba cerrado y archivado, sustituye de nuevo la junta de Copei. Hacen el cambiazo, expresando: “Se DESIGNA en forma temporal la junta directiva ad hoc del partido nacional Copei”; sale la presidenta y, el sexto vocal, Miguel Salazar pasa a ser presidente. Les colocó la espada de Damocles, de estar clausurado el caso a tener una precaria estabilidad.
La sentencia reseñada, expresa: Ahora bien, en esta oportunidad esta máxima instancia de la jurisdicción constitucional no puede dejar pasar por alto, que las discrepancias surgidas nuevamente en el seno interno de la organización política nacional Copei revelan la existencia de contradicciones en la estructura organizativa interna de dicho partido de naturaleza nacional, las cuales generan incertidumbre e inseguridad jurídica en el colectivo de su militancia, respecto de quiénes tienen la legitimación como máximas autoridades estatutarias de dicho partido nacional, para el ejercicio de las atribuciones que se establecieron en los Estatutos internos del partido nacional Copei. (ver sentencia de la Sala Constitucional N° 461 2-12-2019).
Hablando de contradicciones. Eduardo Fernández, que no dijo nada cuando el TSJ desconoció la investidura de Roberto Enríquez como presidente en 2015 (la consecuencia fue que los demás partidos de oposición se adueñaron de las postulaciones de Copei a diputados a la Asamblea Nacional), y que tampoco se manifestó al ser designada la directiva afín a su hijo, reclamó el 6 de diciembre de 2019, en un artículo de opinión publicado en el diario Últimas Noticias, titulado «¿Y ahora?», con frases como estas: El pleito interno llevó a algunos compañeros a acudir a los tribunales a dirimir sus diferencias, sabiendo que los tribunales de justicia están al servicio del gobierno… Un zarpazo del inefable TSJ volvió a poner en evidencia que para el gobierno no hay espacio para la grandeza y los nobles ideales… El gobierno pretendió hacer de Copei un instrumento al servicio de sus intereses… El gobierno tiene mucho poder y dinero.
Sigan negociando con el gobierno. Así paga el diablo.
@rangelrachadell