Dicen que la oposición política no
tiene energías para enfrentarse a este gobierno corrupto; sin embargo, desde
distintos sectores se sigue reivindicando un cambio. La política es como el
mar, si observa la superficie, en la que todo se ve tranquilo, no se dan cuenta
de que en las profundidades algo se mueve, hay una corriente marina opuesta,
una resaca, un animal al acecho. En la vida suele haber movimientos de
compensación.
Chávez se dedicó a destruir las fuerzas de la sociedad que
podían dificultarle el control total que buscó para gobernar a su antojo; no lo
logró, pero hizo importantes avances. Además, Maduro ha seguido su paso
destructor. Hay formas de organización social que se pueden oponer al
socialismo del siglo XXI:
Los partidos políticos han sido atacados de diferentes
maneras. Los principales dirigentes están siendo perseguidos, presos o en el
exilio para evitar detenciones arbitrarias. Enfrentan ataques a sus familiares,
secuestro o cárcel de sus seguidores por los organismos de represión del Estado.
Otra vía es la intervención de organizaciones con fines políticos por parte del
Tribunal Supremo de Justicia, desconociendo a sus directivas electas e
imponiendo a afectos al régimen, como fue el caso de Copei, en el que
desconocieron a sus autoridades elegidas y favorecieron a afectos al gobierno.
Igual pasó con el partido MIN Unidad.
Impusieron a los partidos condiciones inmorales no previstas
en la Constitución ni las leyes, buscando convalidar las fraudulentas
elecciones de Maduro en 2018, después de robarse el referéndum revocatorio de
su mandato. Ilegalizar a la oposición para que no puedan postular, escogiendo
una complaciente y a su medida. Las agrupaciones democráticas demuestran una
falta de lealtad con el resto de los intervenidos o desconocidos, quieren
surgir a expensas de los electores que apoyaban a otras organizaciones. Esta
ausencia de nobleza les pasará factura, y serán ilegalizados en su oportunidad,
cuando no puedan alquilarse a los intereses de la dictadura.
La Iglesia es atacada con insultos a sus representantes, se
limita el visado para que ingresen seminaristas o sacerdotes católicos de otras
nacionalidades y no se otorga el pasaporte al clérigo venezolano que quiera ir
a estudiar, predicar o evangelizar. Los robos a las iglesias, ataques
personales a obispos y a su familia, supuesta hampa común actuando en las
parroquias. Sospecho que son grupos afectos al gobierno. Hasta la falta de
dinero en efectivo conspira contra el buen accionar de la congregación y la
economía de su feligresía.
Los sindicatos fueron debilitados desde el año 2000, por el
control o el proceso de legitimación de los mismos que provocó que la cantidad
de obreros sindicados sea exigua. El desconocimiento de la CTV, las trabas a
los afiliados a esa central obrera, la creación de sindicatos afectos al
gobierno, la existencia de cooperativas o de empresas de producción social
(EPS) –que burlan el contrato de trabajo bajo la supuesta figura de socios–, la
toma de compañías donde funcionaban gremios fuertes como el de Sidor, o la
suspensión de la discusión de los contratos colectivos. El último acto de
represión a los trabajadores fue la reconversión monetaria y el aumento del
salario mínimo e igualitario, con lo que se desconoce la especialización, el
mérito y los años de servicio. Todos cobran igual o serán despedidos. No
debemos olvidar que hay dirigentes sindicales presos por oponerse a Maduro.
Los maestros y profesores se están yendo del país por las
malas condiciones que ha impuesto Maduro a la sociedad venezolana, antes de eso
ya Chávez había intentado en el año 2000 tomar control de la educación con el
Decreto 1011, calcado del control cubano y de ideología comunista, muestra del
sectarismo gubernamental del ex ministro Héctor Navarro. La consigna ¡Con mis
hijos no te metas! nació de la oposición de esas medidas. Luego, fue la Ley
Orgánica de Educación, dictada sin cumplir el procedimiento constitucional para
ese tipo de leyes, o la Ley de Universidades, que tuvo que dejar sin efecto por
las protestas estudiantiles.
Las alcaldías son tomadas mediante elecciones sin partidos
políticos con verdadera vocación democrática, y con el Consejo Nacional
Electoral cambiando votantes de centros de votación, sin participar que cierra
esos sitios para que no puedan ejercer su voto los electores. Una de las
competencias más importantes de los municipios es la seguridad ciudadana a
cargo de sus policías municipales, sujetas a intervenciones temporales del
gobierno nacional que se extienden en el tiempo, no controlan al hampa. Sin policías
de punto, con poco patrullaje, da la impresión de que desaparecieron o están
ausentes, muchas mafias, ladrones y pranes que hacen desmanes por el descuido
del respectivo ministerio.
Hay muchas otras manifestaciones de la sociedad que están
afectadas por esta manera loca de gobernar de los socialistas. Todavía, con
toda la represión, tenemos focos de contención, empezando con los miles de
ciudadanos penando por comida, potenciales electores en contra del gobierno si
tuviéramos elecciones limpias en nuestro país, los cientos de enfermos y sus
familiares que conocen la realidad de los hospitales, las farmacias, y la
imposibilidad de conseguir las medicinas, con los cientos de aquejados de la
tensión que les da un infarto por no poder consumir sus medicamentos como se
les ha prescrito. Los gremios reclamando sus condiciones de trabajo, los
míseros sueldos y la inflación generada por las políticas de Maduro.
Tenemos muchas razones para reclamar un cambio, necesitamos
organización y simultaneidad de las protestas.
@rangelrachadell