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31 marzo 2015

200.000 firmas falsificadas

Por Jesús Rangel Rachadell

El difunto Tascón dijo eso el 20 de febrero de 2004, refiriéndose a la recolección de firmas hecha por la oposición para convocar el referendo revocatorio presidencial. Cito: En opinión del diputado Luis Tascón (MVR), aunque una persona “haya firmado legítimamente” se cataloga como “megafraude” porque dentro del proceso “hay miles de personas firmando de manera ilegal”. Ahora el gobierno pide 10 millones de firmas para entregarlas a Obama “en rechazo al decreto del gobierno de Estados Unidos contra varios funcionarios venezolanos”; sin ningún tipo de control sobre esas firmas; mínimo el gobierno debió solicitarle al Consejo Nacional Electoral que lo asistiera en ese proceso, tales como asesoramiento técnico o el papel de seguridad para dejar constancia de los solicitantes, no vaya a ser que firmen extranjeros o menores de edad.
El gobierno podría llamar a sus amigos de la Alba, de Mercosur o de Unasur para que se constituyan en observadores del proceso de recolección de firmas.
Este proceso no tiene suficientes mecanismos de control, tales como el uso de papel de seguridad en las planillas, la inclusión de los números seriales de las planillas en las actas, la identificación plena del ciudadano mediante la solicitud de firma y huella dactilar, la verificación física de las planillas, el cruce de los nombres de los ciudadanos con los datos del Registro Electoral, el examen de las actas para verificar que las planillas estén debidamente relacionadas en la misma y la presencia de testigos y personal entrenado y designado por el Consejo Nacional Electoral.
Lo que puede estar pasando es que miembros del PSUV estén asistiendo de buena fe a los firmantes para llenar la información básica; o lo que es peor, puede que algunos ciudadanos sean errónea o fraudulentamente incorporados en las planillas, y ellos debieran tener la oportunidad de remover sus nombres mediante algún proceso de revisión.
No sé si me incluyeron o me incluirán sin mi autorización dentro de ese paquete de 10 millones de firmas, pero me niego a firmar para que dejen de perseguir a esos corruptos que están robando el dinero de los venezolanos o violando los derechos humanos de los estudiantes y políticos presos.
Si pudiéramos controlar esas 10 millones de firmas encontraríamos algunas que parecen ser similares, y que deben ser revisadas cuidadosamente, para poder rechazar las no genuinas.
Si las planillas o el libro de recolección de firmas tuviesen un número, si un Agente de Recolección, y solo esa persona, se le hubiese hecho responsable de unas planillas, tendría menos dudas sobre la veracidad del procedimiento de recolección de las firmas; pero nada de eso se hizo.
La recolección de firmas por parte del gobierno no tiene a un Observador del Consejo Nacional Electoral, como agente de buena fe, que verifique que estas firmas o las planillas no han sido alteradas, garabateadas o mutiladas; que determine que no existe discrepancias entre dos o más renglones que haga presumir que fueron llenados con una misma letra o caligrafía característica, particularmente en relación con las “firmas de caligrafía similar”, en el sentido de que prima fascie o “a primera vista” se note que los datos del renglón son llenados con una misma letra proveniente, con alto grado de probabilidad, por una misma persona.
Tampoco sabemos si desde Cuba le están “echando una ayudaíta” al gobierno en la recolección de las firmas.
Recordemos que la firma es la representación gráfica del nombre de una persona hecha de su puño y letra; si lo hace otra persona la identidad es dudosa, no podemos acreditar que procede de quien lo suscribe, para autorizar lo allí manifestado o para obligarse a lo declarado.
Mientras el gobierno está en su fiesta de guerra antiimperialista los venezolanos estamos como en un velorio, nos sentimos solos, tristes, con una sensación de vacío y de escasez de soluciones; todo por las políticas del socialismo del siglo XXI, que son suicidas y que están provocando hambre y muerte, y si tiene dudas vaya a cualquier hospital a ver a los enfermos firmando con su propia sangre la ausencia de insumos y la falta de repuestos médicos.
Mi estimado Obama, no tengo ninguna duda de que estos locos te van a entregar incontables firmas planas.

@rangelrachadell

16 marzo 2015

Decretos de guerra

Artículo de opinión publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/Decretos-guerra_0_592740867.html

Durante año y medio el gobierno pudo legislar como mejor le parecía, disfrutó de una ley habilitante que lo facultó para eso. El resultado de este ejercicio fue una hemorragia de leyes, 50 leyes, casi todas publicadas a último minuto, y algunas varias semanas después de haberse vencido la fecha límite, siendo la fecha de publicación una burda mentira.
Ahora el Poder Ejecutivo tiene una nueva ley habilitante para: “Garantizar la pervivencia de la nación”, y “legislar de una manera ágil”, para impedir “los efectos perniciosos de la injerencia en los asuntos internos”…, “por parte de potencias extranjeras”; y busca consolidar “un ordenamiento jurídico antiimperialista, neutralizando cualquier perturbación del orden constitucional”.
Con esta ley habilitante el gobierno busca: activar “medidas precautelares y asegurativas de carácter legislativo”; el “reforzamiento de las garantías en los ámbitos… sancionatorio y de justicia, de seguridad interna y exterior”,… “frente a agresiones extranjeras y de factores internos dirigidas a perturbar la paz, la tranquilidad pública y la economía nacional”… “así como poder disponer de las normas que habiliten la precaución y anticipación preventiva en situaciones de posible perturbación o lesión”.
El decreto ley faculta al presidente para que, entre otros, dicte o reforme leyes en el ámbito de la libertad y la inmunidad; y normar el “sistema de responsabilidades civiles, administrativas y penales”.
Las “posibles injerencias” le han dado la excusa al gobierno para restringir el sistema de libertades, al cual no le tiene mucho respeto, pero le permite guardar un mínimo de formas legales; por eso no me sorprendería que detengan, sin fórmula de juicio, a gobernadores, diputados y legisladores –quienes son los que tienen inmunidad–, como ya lo hicieron con el alcalde Ledezma; que aumenten las penas previstas contra los delitos de traición a la patria o las relacionadas con los delitos contra el orden del Estado y que se inicie una persecución contra todos los que piensan distinto, como hicieron con la lista de segregación política que el difunto presidente autorizó que le dieran al difunto Tascón.
Los Estados represivos utilizan la ley como una patente de corso, y la circunstancia de una amenaza de guerra puede generar excesos como los de Hitler, Mussolini o Pinochet.
Hitler fue habilitado para crear tribunales especiales; enviar a sus opositores a tribunales de guerra; disolver todos los partidos políticos y los sindicatos; eliminar los convenios colectivos y el derecho a huelga; intervenir y designar a las autoridades universitarias; reglamentar la cultura –de lo cual ya tenemos un adelanto en este gobierno con la compra de medios, el cierre de radios y las instrucciones a la prensa escrita sobre los titulares que deben publicar–; decretó un reclutamiento forzoso universal, no solo de la juventud, en el marco de una ley de servicio militar obligatorio; y los campos de concentración se crearon para evitar la “injerencia externa”.
A diferencia de Hitler, el gobierno venezolano no tiene los medios para un plan armamentista, no tiene repuestos militares ni fábricas ni alimentos para todos; pero sí podría reestructurar la fuerza armada a imagen y semejanza de Cuba.
Mussolini dictó las llamadas leyes raciales fascistas; la persecución a la homosexualidad –un presidente homofóbico hace esas cosas–; acabó con el régimen parlamentario; se le atribuyó la muerte de un diputado por su posible interés en ese hecho; creó el Tribunal de Delitos Políticos y una policía política; y siguió con la cartilla de disolver los partidos políticos y el cierre de periódicos; todo esto basado en las leyes que sus poderes extraordinarios o habilitantes le otorgaban. El gobierno podría suspender a las pocas autoridades electas que tiene la oposición o convertir en una farsa los próximos procesos electorales, como lo hizo el Duce.
Pinochet les enseñó a los gobiernos represores que hay que esconder el camino del dinero, él usó el mecanismo de leyes “secretas” y “reservadas” para el traspaso de dinero desde el Banco Central y la Tesorería General de la República de Chile, a las cuentas reservadas de las instituciones militares, con la justificación de “cubrir la diferencia generada por la adquisición de material bélico”, y hubo muchas necesidades operativas y horas extras por parte de la fuerza armada. Actualmente las actas de la Junta Militar son “secretas”, por lo que falta mucho por descubrir.
Todo lo expuesto se puede hacer con una habilitación para dictar decretos con rango, valor y fuerza de ley; más la anuencia del Tribunal Supremo de Justicia.
El gobierno abusa de su posición de poder para perseguir a la oposición e invade sus sedes; tramita la ilegalización de un partido como Copei, y la policía política persigue con citaciones a sus dirigentes, tratando de cerrarle los espacios democráticos. La Asamblea Nacional niega la investigación de las fortunas fraudulentas para que no se sepa la realidad de la administración de los dineros públicos. El partido de gobierno demuestra el terror que tiene a lo que puedan descubrir otros países sobre el dinero mal habido de sus funcionarios, que en definitiva es lo que el gobierno de Estados Unidos está investigando, y para ello la declaratoria de emergencia que le permitirá utilizar fondos del presupuesto de ese país para seguirle la pista al posible desvío de recursos públicos por parte de las autoridades venezolanas.
La ley habilitante no impedirá que el gobierno de Estados Unidos confisque el dineral que se han llevado, por eso los rojos no tendrán más remedio que traer esos reales a Venezuela, ya que no los tienen seguros en ningún banco del mundo, solo aquí los podrán disfrutar.
@rangelrachadell

03 marzo 2015

Sospechosos habituales

Por Jesús Rangel Rachadell

Artículo de opinión publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/Sospechosos-habituales_0_584341683.html

Esta es una historia no-velada.
—Mi comandante, ¿a quién detenemos?
—Subalterno, detenga a todo el que no esté de acuerdo con el proceso, al que haga colas, al que pida la renuncia, al que se porte mal, al que venda su puesto en las colas, al que compre dólares, al que no compre dólares, al que hable de la transición, al que pida dinero por ahorrarse la cola, al que hable de escasez, al que firmó el remitido y al que no lo firmó también.
—¿Pero quiénes son esos?
—Subalterno, detenga a los sospechosos habituales, usted sabe, empiece por los dirigentes políticos, a esos que hemos grabado.
—Mi comandante, no hay suficientes cárceles para meter presa a tanta gente.
—Subalterno, eso no me importa, usted los mete presos y luego vemos.
—Comprenda, no hay cómo alimentarlos, el Mercal y el Pdval no dan para el pueblo ni para la clase media; además, ya se nos acabaron las oficinas blancas sin ventanas, a cinco pisos bajo tierra, y el aire acondicionado nos eleva la factura de la electricidad.
—Subalterno, usted no entiende, nos quieren tumbar; el que se tendrá que ir para Cuba soy yo, no usted; y los miembros del gabinete se la dan de limpios por lo que no van a ayudarme con los gastos del destierro.
—No exagere mi comandante, aquí nos quiere 10% del pueblo, y según su encuestador favorito llega casi a 15% los que nos adoran. Usted no se tendrá que ir, espere a las elecciones y les daremos una demostración de entereza, magnanimidad y aplomo ante las circunstancias.
—Plomo, buena idea; no se me había ocurrido, pero con perdigones, no a la cabeza; aunque en estos días me enteré de que este muchacho que jugaba básquet en El Cafetal redactó un precioso, un hermosísimo decreto que puede servir a esos fines. Sí, el uso de la fuerza debe ser delicado, proporcional, progresivo; eso dijo el muchacho que siempre se vestía de negro, y ahora se viste de traje; quien tiene un fabuloso don de palabra para justificar cualquier desmán.
—Mi comandante, si quiere hacemos una gran marcha de apoyo; eso sí, debe darme los reales ya que la gente no quiere venir a pasear a Caracas sin que le paguen, y menos si los obligamos a vestirse de colorines.
—Otra buena idea subalterno; usted está haciendo méritos para que el presidente lo nombre ministro plenipotenciario de la gran misión de altura al infinito y más allá, como decía el muñeco ese con alas que me gusta tanto.
—Mi comandante, usted tiene que hacer como Simba en el Rey León; debe gruñir a cada rato, por todos los medios; así la gente se acuerda de usted y se olvida de las colas, que falta la comida y el lavaplatos.
—Subalterno, toda la culpa la tiene ese remitido; si no hubieran puesto la palabra transición mis investigadores no se habrían dado cuenta de que quieren tumbar al presidente, solo tardaron una semana en darse cuenta de que en la prensa nacional se hablaba de transición. He conformado un equipo excepcional.
—Disculpe mi comandante, Ledezma no fue el primero que habló de transición; el padre Ugalde dijo en julio de 2014, hace un año, que: “Es inevitable un gobierno de transición salido del chavismo”; eso significa que la oposición no tomará el gobierno, que seremos nosotros mismos los que vamos a mandar.
—¡Nosotros es mucha gente! A mí me van a dejar por fuera, y eso no me agrada; yo tengo mujer e hijo por el cual responder, y no me gustaría que se queden sin chamba.
—¿Qué le parece si perseguimos a los partidos políticos y a sus dirigentes?
—De eso está encargado el coco pelado, en estos días lo habían operado, pero ya está bien; lo veo con mucho ánimo. Él se encargó de la invasión a las sedes de los partidos políticos, de tramitar su ilegalización ante el CNE, de grabar sus conversaciones sin la autorización de un juez; y corta y pega las palabras de los susodichos con mucho arte. El coco pelado es un genio.
—Mi comandante, eso de ilegalizar a los partidos suena interesante, debería aconsejar al presidente que lo haga, que ilegalice a toda la oposición, así no tendremos contrincantes en los comicios y ganaremos fácilmente; e internacionalmente tenemos a nuestros amigos que nos apoyarán incondicionalmente a cambio de unas pocas monedas, ni treinta.
—Estamos listos subalterno; teniendo definida la estrategia para los próximos días no queda nada más que hablar; solo espero que no maten a más muchachos.
—¿Y qué hacemos con Ledezma?
—Que se pudra.