Analytics

28 abril 2020

El sueldo de mayo



El Primero de Mayo es la fecha que esperan los trabajadores para enterarse del monto del nuevo salario mínimo, referencia que determina lo que se ha de pagar en las escalas superiores. No será una sorpresa que nos tiene el gobierno como el cuento del cisne negro, es un evento esperado de gran impacto económico. No les basta con el coronavirus, un hecho imprevisible. Falta el aumento de sueldo que nos va a imponer.

En nuestro país casi nadie está trabajando. Pocas empresas producen en esta circunstancia. Los chavistas intervienen, abusan, controlan y van a imponer un costo adicional a los empleadores. La justificación será la hiperinflación que ellos han disparado por su exceso de derroche, por pagar lo que deben con lo que no tiene.

En las colas de las compras, con un metro de distancia entre uno y otro, nunca falla el que está cansado de conversar con su mujer o su mamá. Pregunta cómo asumo la cuarentena, las respuestas ya las saben, yo contraataco con ¿y qué opinas que va a pasar? Eso no pela, empiezan a hablar. La gente se desgañita en improperios contra Maduro y sus secuaces. Llegamos a la teoría de la conspiración: el Colotordoc y la nueva Chica Polar, encargados de la información oficial, nos están engañando con esas cifras que expresan todos los días.

Para remate, en la medida que Venezuela se prende por los cuatro costados, estos fulanos tienen una perilla, un controlador de volumen que usan cuando es oportuno asustar a la población. Si la situación se pone fea pregonan más o menos casos de covid-19 encontrados. Un buen termómetro es estimar el desorden, los saqueos, y verán que suben o desaparece la estadística, ya que no es posible que en un día no haya ningún caso. A mayores disturbios anuncian tantos infectados como sea necesario.

A todas estas, la nueva amiga se llama Freiheit. Me dice que ella piensa que subirán el sueldo para que la gente pueda pagar la gasolina a los dólares que les pedirán los guardias nacionales, les permitan colearse en la cola o que no disparen al aire, se dispersen, y llegan otros a tomar los puestos que cuidaban desde hace varias horas. Qué buena broma, y yo que pensaba ir a buscar combustible.

Ya la chica me está cayendo simpática. No sabe que un barril tiene una capacidad de 159 litros de petróleo y que de esos se obtienen 66 litros de gasolina. Hoy, el barril vale 10 dólares, por lo que no se justifica que cobren un dólar en bidón. El gobierno socialista es el primer especulador.

La mamá de Freiheit, cuyo nombre es Laisvė, se mete en la conversa y le pide que no salga sin ella. Que afuera está muy peligroso. No se distingue el policía del malandro. En el gobierno tampoco.

Yo insisto con el tema, ¿y qué opinas del potencial aumento de sueldo? Yo quisiera –me contesta–, no tengo empleo, no voy a obtener beneficios de lo que acuerden. No poseo chamba, pensión, caja CLAP ni beca. Está en un limbo. Pobrecita, y me cuenta que tampoco va a quedar encinta para que le paguen. Cambiando el argumento, le pregunto cómo llamaría a su futuro hijo si se entusiasma. La chica se ilusiona y arroja que Ominira si es hembra o Uhuru si es varón. Me aclara que son nombres africanos, y tiene relación con la santería. Estamos así por estos lares.

Seguí sondeando su realidad. Su tío Vabadus labora en un automercado y por eso está resuelta parte de la comida, estos empleados tienen preferencia en la adquisición de la mercancía. Claro, no consigue de todo, hay que buscar, estar zanqueando de un sitio a otro; y con esta mascarilla que es más incómoda que dormir con el closet abierto. Ella dice que no bachaquea, que los productos los vende a sus amigos al mismo precio que los adquiere. Me vieron la cara.

Seguimos con el cuento del salario que pagarán a los demás, no a ella. Lamenta que ese aumento traerá más inflación, y que el dólar va a subir de precio. No sabe cómo su familia va a poder comprar la dieta diaria. Sin embargo, tiene esperanzas en Guaidó.

La nueva política de colocar los precios de los productos en dólares le parece bien, así estará al tanto cuando vaya al mercadito al aire libre. No tiene resuelto cómo conseguir la divisa, añora una estabilidad que hace tiempo perdió el país, no le importa que sea en moneda extranjera. Ella vislumbra un mejor porvenir, porque nada será peor de lo que tenemos. Si conociera la física cuántica sabría que conocer el presente no nos permite predecir lo que ocurrirá en el futuro, pero quién puede entender eso.

Cuando me dijo que reza a Kebebasan y le pide que resuelva esta situación comprendí que era el momento de escoger las verduras, las frutas, pagar e irme a mi casa. Compre ahora, el sueldo de mayo no le alcanzará.

@rangelrachadell

14 abril 2020

Entretenimientos en cuarentena



En esta época de pandemia estoy cavilando cómo se entretienen los venezolanos. Vivir en Venezuela no es fácil, por lo que voy a revisar cuáles son las alternativas de distracción distintas a los cines, restaurantes, parques y club privados, ya que deben estar cerrados por la cuarentena. Le pido disculpas a todos aquellos que no gozan de electricidad o acceso a alimentos, que viven al día o cuyo ingreso no le alcance al sustento a su familia. Los invito a protestar en contra del gobierno que es el verdadero culpable de las penurias que están pasando.

¿Todos tenemos celulares?, no lo dé por descontado, es falso. La Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, reconoce que ha disminuido la cantidad de teléfonos inteligentes que nos permiten conectarnos a Internet. Han caído las líneas en uso, y este es un mal que soportan todas las operadoras de telefonía celular. Sospecho que la emigración de 5 millones de venezolanos causó algún impacto en este servicio público, aunque no es suficiente justificación.

La conexión por teléfono es irregular, tanto por las líneas fijas como las de celular. El servicio es pésimo. Por ejemplo, Movilnet, el año pasado, se dio el lujo de dejar a sus suscriptores sin mensaje de texto por más de tres semanas, los cuales son necesarios para algunas operaciones bancarias. La falta de mantenimiento de la infraestructura de Cantv ha llevado a la pérdida de usuarios o que el ABA deje de funcionar, por lo que el acceso a Internet disminuye. Una de las operadoras privadas pidió que se haga uso racional, responsable y eficiente del consumo de datos, lo cual es mucho pedir en estas circunstancias en las que los consumidores no disponen de opciones.

Si usted es de los felices propietarios de un teléfono inteligente con un servicio de datos funcional, dese con una piedra en los dientes por su suerte. Comuníquese por mensajería, baje videos, fotos y haga llamadas a sus familiares en el exterior, porque somos el último país en penetración de telefonía móvil e Internet. Solo uno de cada dos venezolanos posee un celular que les sea útil.

Los medios de comunicación de señal abierta son menos interesantes, siempre que no haya una de esas cadenas mintiendo sobre la cantidad de enfermos que se han detectado con las pruebas rápidas. Por sangre no hay manera de establecer que alguien está contaminado por el covid-19. Tampoco las campañas con los camiones de desinfección son útiles para combatir el virus, a lo más habrá en su calle pocas bacterias, por unas horas.

La televisión por cable creció gracias a Chávez. Esa fue la solución de la población, huir de las obligatorias, insulsas, largas y groseras cadenas presidenciales. Esta opción es costosa, hasta exorbitante dependiendo de la operadora, y sin garantías de funcionamiento. La tarifa cuesta de una a dos veces el salario mínimo, que es el más bajo de América Latina. Este entretenimiento también ha caído por efecto de la migración y el alto costo. Emprenda una prueba, cuando termine la cuarentena vaya a Cantv y solicite un servicio de TV satelital. Ármese de paciencia, y si lo consigue dispóngase a ver la repetición insufrible de programas de Cubavisión o de las justificaciones por su mal proceder que se dan a conocer por la señal de los militares TVFANB. A eso lo llaman canalla mediática.

En algunos hogares existen libros. Sí, de papel. Son reliquias de otros tiempos cuando se permitía importar o no se restringían por efecto de los altos aranceles (impuesto de introducción de un bien al país cobrado en las aduanas). Empiece por los clásicos. Hay que ponerle la mano a cualquier título mientras estemos en casa sin producir. Algunas señoras han desempolvado los textos de cocina de las tías o los que compraron hace tiempo. Debemos ayudar a la imaginación, a la mayoría no le gusta comer arepa todos los días.

Si tiene electricidad, Internet y una computadora o teléfono inteligente o tableta, busque libros electrónicos. Hay obras de acceso gratuito que se consiguen en español (me gusta más el vocablo castellano, pero está en desuso). En la tienda electrónica Amazon.com podrá encontrar lecturas sin costo. En la red hay muchas páginas que permiten obtener ejemplares, pero hay que ser cuidadoso, existen trampas, virus y extorsiones como las que provocan los ransomware.

Tal vez se encuentre en 1% de la población que, además de disfrutar de electricidad, Internet y un Smart TV, ve películas por suscripción de servicios de streaming a Netflix, YouTube premium, Amazon Prime Video, Disney+ o Hulu (hay un aparatico llamado Raspberry que funciona con estas aplicaciones si su TV tiene puerto USB al igual que los Fire TV Stick, Roku o Chromcast). Sin embargo, le queda la opción de efectuar conversaciones colectivas de hasta cuatro personas por WhatsApp o de grupos más grandes por Zoom. El gobierno nos niega el futuro, si no sabe de lo que hablo no opine.

No hay nada como escapar de la realidad que nos impone el chavismo. Sin comida, electricidad, agua, seguridad, justicia o elecciones limpias, entre otros. Para volverse loco.

@rangelrachadell