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17 febrero 2015

Historia de la fantasía

Por ahí hay un fulano de nombre Leamsy Salazar, exguardaespaldas, que anda diciendo que hubo uno que se murió el 30 de diciembre de 2012, y que los demás siguieron mandando en nombre del difunto, y que –desde el más allá o más acá– designaba a funcionarios públicos; por ejemplo: el entonces vicepresidente de la República, ciudadano Nicolás Maduro, expuso ante la Asamblea Nacional, el día 15 de enero de 2013, que el presidente de la República acababa de designar como ministro de Relaciones Exteriores al compañero Elías Jaua Milano y, además, vicepresidente político de Gobierno.

En la Gaceta Oficial Nº 40090, del día 15 de enero de 2013, apareció el Decreto Nº 9351, mediante el cual se nombró a Elías Jaua, con la siguiente redacción: Artículo Único. Nombro al ciudadano Elías Jaua, titular de la cédula de identidad Nº V 10.096.662, ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, con las competencias inherentes al referido cargo, de conformidad con el ordenamiento vigente. Dado en Caracas a los quince días del mes de enero de dos mil trece. Años 202º de la Independencia, 153º de la Federación y 13º de la Revolución Bolivariana. Ejecútese. (L. S.) Hugo Chávez Frías.

El Presidente –si estaba vivo– estaba facultado por el numeral tercero del artículo 236 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, expone: Artículo 236. Son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta de la República: 3. Nombrar y remover al Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva; nombrar y remover los Ministros o Ministras.

La designación de los ministros es una facultad privativa del presidente de la República, y por la Ley de Juramento, solo le corresponde al presidente la juramentación de los ministros, no al funcionario que estaba ejerciendo como vicepresidente, es decir, este ni siquiera podía válidamente juramentarlo.

Este acto de designación de ministro tenía que hacerlo el presidente de la República por cuanto el vicepresidente no tiene esa facultad, y tampoco estuvo entre las atribuciones delegadas; solo estaba facultado para firmar los actos que se señalaron en el Decreto Nº 9315, que refiere a las atribuciones delegadas al ciudadano Nicolás Maduro Moros, en su condición de vicepresidente ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela (G. O. N° 40078, 26/12/2012).

Sabemos que el presidente no se encontraba en Venezuela, como lo recogió la sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia Nº 02 de fecha 9 de enero de 2013, cuando expresó que “conserva su plena vigencia el permiso otorgado por la Asamblea Nacional, por razones de salud, para ausentarse del país por más de cinco (5) días”.

La ciudad de Caracas es el “asiento de los órganos del Poder Nacional” (Art. 18 CRBV), y el Presidente –si estaba vivo– apareció firmando, así aparece publicado en la mencionada Gaceta Oficial, que se encontraba en la ciudad de Caracas; en el Decreto aparece la frase “dado en Caracas” y no “dado en La Habana”; ahora bien, si es cierto lo que dicen que dice Leamsy Salazar, estaríamos frente a un fraude del tamaño de la Presidencia de la República.

El presidente no se encontraba en Caracas –estaba en Cuba–, en consecuencia el decreto de designación del ministro Jaua expresaba una mentira, por cuanto Cuba no es el asiento de los órganos del poder nacional venezolano.

Visto este comportamiento, no me extrañaría que las sentencias del máximo tribunal pudieran ser firmadas en La Habana, Cuba; que las leyes producidas por la Asamblea Nacional fueran firmadas en La Habana, Cuba, o que la presidenta del Consejo Nacional Electoral anunciara los resultados de las elecciones de los representantes del poder público venezolano desde La Habana, Cuba.

Clarísimo estamos en que el decreto de designación de ministro no se firmó en Caracas, y podemos sospechar que esa firma que apareció como la firma del presidente de la República también es falsa, ya que si es cierto que se firmó en la ciudad de Caracas no puede ser cierto que la firma manuscrita es la del presidente, cuando sabemos que este estaba en La Habana. De lo que no estamos seguros es de si murió el 30 de diciembre o el 5 de marzo; pero de lo que sí estamos seguros es que aquí se manda en nombre de otro, o por lo menos eso es lo que nos enseña la propaganda oficial cuando insiste en que ellos gobiernan en nombre del difunto, que este vive, que uno es hijo del otro, y que todos son el difunto.

“La historia es siempre una fantasía sin base científica, y cuando se pretende levantar un tinglado invulnerable y colocar sobre él una consecuencia, se corre el peligro de que un dato cambie y se venga abajo toda la armazón histórica”. Pío Baroja (1872-1956). Escritor español.

03 febrero 2015

La venganza es mía

Por Jesús Rangel Rachadell

Artículo de opinión publicado en El Nacional


Cuando escribo este artículo se está desarrollando la noticia de la apropiación de Farmatodo; no sé si para cuando se publique se habrá corregido este error monumental contra la empresa privada o si estarán presos unos gerentes que posiblemente estaban haciendo lo mejor posible para administrar la parte que les tocó en la enorme crisis en la que nos ha hundido el socialismo del siglo XXI.

Ante la rabia que produce este hecho me encuentro con un deseo de venganza, casi con odio, un deseo de reconstruir este gobierno, pero eso no es cristiano; tengo que recurrir a toda mi religiosidad para entender esta circunstancia.

Ya ha habido otros momentos de rabia, como cuando se cogieron el canal de televisión Radio Caracas; la muerte de los Faddoul; la muerte de Mónica Spear; el ataque a la plaza Altamira cuando De Gouveia (hubo quien se refirió a este personaje como el “señor” Gouveia) mató a varios manifestantes de la oposición; la emboscada a los muchachos el 12 de febrero de 2014, cuando ningún fiscal pudo salir a recibir un simple papel; el mismo Dakaso, que algunos lo podrán haber celebrado, pero era el comienzo de lo que estamos viviendo ahora.

Qué fácil es cogerse el trabajo ajeno; expropiar se parece tanto a robar.

Muchas personas le desearon la muerte a quien dirigía este proceso revolucionario, y se confesaron por cuanto ese deseo es pecado; se lo pueden preguntar a cualquier sacerdote, quienes tuvieron que absolver de ese infausto deseo a muchos; pero la muerte no resolvió nada. Haya muerto por cáncer, con dolor o sin el, un día de diciembre o de marzo, eso no importa; lo que importa es que las políticas implementadas por ese gobierno siguieron y son las mismas que provocan la actual crisis económica y social.

En las colas se habla de cuando esto cambie; de todo lo que hay que hacer; de todos a los que hay que meter presos, por corruptos, por narcotraficantes, por contrabandistas, por ladrones y por rateros. Hay un deseo de venganza en el que muchas personas se están solazando, es el placer de la justicia con castigo, y que sea rápido, que sea duro, que deje huella.

Lo que no saben es que eso es imposible, para empezar no se podrá castigar a todos, por cuanto el castigo solo puede ser consecuencia de la justicia, de un procedimiento en el que se prueben las faltas cometidas, en el que se le dé el derecho a la defensa al investigado, y se les sancione de acuerdo a la ley; pero no con estos jueces, ya que será de los primeros reemplazos que va a ocurrir.

Otros hablan que los cubanos son los culpables y que los miles de ellos que se encuentran en nuestro país deberían regresarlos a Cuba; y eso es verdad, el peor castigo que se les puede dar a los cubanos, quienes están cobrando una miseria por un convenio petrolero que paga su presencia a precio de oro, es regresarlos a Cuba; lo que pasa es que muchos de ellos no tienen la culpa, y fueron los primeros sorprendidos (o los últimos ya que sabían lo que iba a ocurrir en nuestra patria), cuando llegaron estaban alborozados por la cantidad ingente de productos y variedades que conseguían, de la cantidad de electrodomésticos que enviaron a su país y que ahora no consiguen, ¿o usted cree que ahora los cubanos no tienen que hacer colas como hacían en su país?

Otra de las cosas que debemos hacer es regresarle a sus legítimos dueños todos los bienes expropiados por razones políticas, mediante excusas de un futuro mejor que nos quitaron; o pagarles el valor actual de las inversiones de las que los despojaron. Debemos regresarle al país la confianza de que a nadie se le afectará su trabajo, su esfuerzo, su esperanza en un futuro mejor.

Sí, hay mucho por hacer, y la venganza es lo de menos; debemos transformar el marco jurídico que limita la producción del país, que impide que los productos se puedan conseguir, que dificulta el comercio; esto hay que mejorarlo, pero es tanto lo que hay que hacer que no será tan rápido como lo necesitamos.

El daño que ha producido el socialismo del siglo XXI debemos repararlo, tendremos un porvenir hermosísimo por cuanto nos habremos quitado este absurdo presente, trabajaremos por una patria de justicia; con coraje lucharemos por la libertad, veremos el futuro con la alegría de ser hermanos unidos; todo esto lo iniciaremos pronto.

Hoy estamos indignados, nos sentimos mal por las acciones de este gobierno, pero yo no voy a ser instrumento del odio, no tengo nada que cobrarle a los que de buena fe confiaron en esa gente que está haciendo tanto mal; yo no soy, y tampoco quiero considerarme una víctima del proceso revolucionario; yo quiero ser un actor del cambio no de la venganza, que no es mía; como nos recuerda la carta a los Hebreos, el Señor dijo: “La venganza me pertenece y yo daré la retribución”.H 10:30.

Sigamos las enseñanzas de san Pablo en su carta a los Romanos:

No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. En cuanto dependa de ustedes, traten de vivir en paz con todos. Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor. Y en otra parte está escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Haciendo esto, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien.

Romanos 12:17-21

@rangelrachadell