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25 junio 2019

Xenofobia legal

Un país es una sociedad organizada que tiene sus propias reglas y es capaz de defender su territorio, esto es lo que configura un Estado moderno. Entre esas reglas que se imponen está el permitir o no el acceso a un determinado grupo de personas, es decir, discriminar a quien o a quienes desean que ingresen a su país.
Este derecho a la discriminación a la entrada de los nacionales de otros países es pacífico, es aceptado por los demás Estados. Es más sencillo impedir el ingreso de un extranjero indeseable que tener que compartir el sistema de seguridad social, el empleo, la vivienda o la fuerza policial. En definitiva, tener que integrarlos a sus sociedades.
La excusa para limitar el ingreso de extranjeros puede ser ordenar la casa, sentido común, la preferencia de los nacionales en los puestos de trabajo, y un largo etcétera. En todo caso, quieren a los mejores, a los que tienen recursos económicos, a los intelectuales, a los artistas y a todo aquel que se destaque, no importa que lo pongan a trabajar en negro o en empleos muy por debajo de sus capacidades. Si usted es pobre y sin estudios tiene la partida perdida antes de empezar.
Imagen relacionadaLa inmigración legal es el nombre que se le coloca a las barreras, impedimentos, dificultades para el ingreso a otro país. Solicitar una visa de turista o inmigrante, llámese: B1 para los turistas o de inmigrante (Estados Unidos), de responsabilidad democrática (Chile), de residente temporario para ciudadanos Mercosur y sus estados asociados (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), Residencia Precaria o Residencia Temporal (Argentina), visa humanitaria (Perú), conlleva trámites, papeles, costos.
Emigrar no es para limpios o insolventes. Los costos de la visa dependen del tipo que se solicita, para Estados Unidos empieza con 160 dólares, no rembolsables, 30 dólares Argentina y Perú, 72 dólares Uruguay para la visa de residente temporal, 50 dólares la solicitud y dependiendo de la visa puede llegar a 400 dólares si es otorgada por Ecuador. Hay otros requisitos, como la prueba suficiente de medios económicos a fin de demostrar capacidad económica para mantenerse en el país, o la apostilla de documentos.
Lo malo no es que los países aumenten las exigencias a los venezolanos para permitirles el ingreso, sino que se vayan los mejores recursos humanos por culpa de la dictadura que se roba los recursos, persigue a la juventud y la deja sin futuro.
Emigrar es una forma de adaptarse a la crisis venezolana, si la cosa va mal me voy, pero no resuelve el problema de fondo, que es la mala dirección del gobierno, que en vez de satisfacer el bien común se dedica a expoliar a los venezolanos, a quitarles la comida. Es como hacer arepas con yuca, que no son arepas son otra cosa, o cáscara de plátano como carne mechada, que no es carne.
Tengo esperanzas en el Congreso para la transición en Venezuela “Ideas para Venezuela”, que desde el lunes 24 de junio hasta el miércoles 26 de junio se celebra en Santiago de Chile, organizado por el gobierno de Sebastián Piñera. Allá se están reuniendo los dirigentes expulsados, los perseguidos, los que tuvieron que escapar antes de que le hicieran daño en las mazmorras de los presos políticos. Chile, por una parte, limita el ingreso de los venezolanos y, por la otra, los insta a ponerse de acuerdo en la manera de salir del gobierno usurpador. La única manera de resolver la emigración de venezolanos es atacando la causa de su salida.
Para colmo, si los venezolanos logran legalizar su estadía en otro país y hasta obtienen la nacionalidad se enfrentarán con otro problema, el artículo 7 de la Ley de Nacionalidad y Ciudadanía del primero de julio de 2004, establece que “los venezolanos y venezolanas que posean otra nacionalidad deberán hacer uso de la nacionalidad venezolana para su ingreso, permanencia y salida del territorio de la República (…)”. Sin pasaportes, sin oficinas consulares, con unos trámites lentísimos en el Saime, o el secular matraqueo bolivariano. Casi que es una invitación a no regresar hasta que caiga esta gente.
Salir del país puede ser una solución, aunque la solución es salir del gobierno. Así que no hay salida fácil.

@rangelrachadell

11 junio 2019

Netflix y Nicolás


La historia reciente de Venezuela merece una superproducción televisiva, digna de las desventuras de este pueblo. La trama giraría alrededor de Nicolás, las maquinaciones de la pareja presidencial en la búsqueda del poder, y de los abusos cometidos antes y después de obtenerlo. Ya hay antecedentes, una parodia de Nicolás en la serie española Cuerpo de élite, sin mayor trascendencia.

La propuesta es una serie de tres temporadas, la primera de 13 capítulos. El capítulo piloto abre con la solicitud de Chávez, al reconocer que tenía células malignas, de que elijan a Nicolás como presidente en caso de que algo le pasara. El capítulo 13 de la primera temporada, considerado número de mala suerte, finalizaría el 30 de diciembre de 2012, fecha de la primera muerte de Chávez.

Se escogió que la serie fuera de tres temporadas como la duración de la serie El Chapo, ya que, aunque el desastre daría para muchos capítulos no soporta 113 como la de Pablo Escobar, El patrón del mal. Ya tendrá su propia serie el Cartel de los Soles.

La escogencia del actor no será fácil, se necesita uno como Fred Gwynne, muy alto, muy gordo y con cara de bonachón. La contrafigura femenina se podría parecer algo a Yvonne de Carlo.

La temporada inicial tendría como marco la asunción de Chávez al poder y de su guardaespaldas, la unión de Nicolás con Cilia y su camino meteórico a la cúspide del poder. Nicolás fue presidente de la Asamblea Nacional de 2006 a 2007. Designado en el cargo de ministro de Relaciones Exteriores (conocido como canciller en otros países), logra imponer a Cilia, con quien tenía años de vida marital, en la presidencia de la Asamblea de 2007 a 2011. Entre ambos pusieron un pie en el Poder Ejecutivo y otro en el Poder Legislativo durante 5 años.


Habrá una subtrama con varios personajes que conquistaron el Consejo Nacional Electoral, tales como Francisco Carrasquero, que luego pasó a ser magistrado de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia; el médico psiquiatra Jorge Rodríguez, hilo conductor de los fraudes electorales, las negociaciones fallidas entre el gobierno y la oposición y del control de una de las facciones dentro del gobierno, quien de ser presidente del organismo electoral en menos de un año Chávez lo designa como vicepresidente de Venezuela. De último, y no menos importante, Tibisay Lucena, designada en 2003 por el TSJ como miembro suplente. Esta socióloga es el factor determinante en la intervención de los partidos políticos y en la desconfianza en las votaciones para resolver las diferencias políticas entre los venezolanos. La intervención electrónica de las elecciones tendrá un toque de tecnología tipo Black Mirror.

La primera temporada estará salpicada de hechos que no son aislados y que reflejan la falta de escrúpulos de los grupos del PSUV y del socialismo del siglo XXI. El secuestro de los hermanos Faddoul en 2006 por parte de miembros de la Policía Metropolitana; el cierre del canal de televisión RCTV en mayo de 2007 y de muchas radios que apoyaron a la oposición; la toma del control del canal Globovisión; la dispendiosa entrega de dólares a la clase media para que pudiera viajar por el mundo; los grupos colectivos de violencia personalizada; la quiebra forzada por el gobierno de los bancos que no se le sometieron, y otros casos para animar la trama como la prisión de los narcosobrinos flores.


En esta serie no habrá sexo de ningún tipo, sería bochornoso recrear esa actividad por parte de la pareja presidencial. El guiño a la comunidad LGBT estará a cargo de tres generales y cuatro ministros, con eso será suficiente.

Durante las tres temporadas tendremos situaciones repetitivas, tales como largas filas para adquirir alimentos en 2007. A partir de 2013, gente buscando comida en la basura, en 2014 se agregan los muertos en hospitales y por falta de medicinas para tratamientos crónicos, por ejemplo: los infartados por no tomar las medicinas para la tensión alta. En 2015, la mención a las ciudades que no tienen electricidad ni servicios de telecomunicaciones, pasando a 2016 con la hiperinflación y la dificultad para conseguir comida, la falta de gasolina en la frontera y con el paso del tiempo en todo el país. El punto culminante será el apagón nacional en marzo de 2019, demostración de la negligencia en todos los servicios que presta el Estado bajo la administración de la revolución. Todos estos hechos se irán acumulando a medida que avanza la serie con el fin de demostrar que la crisis ya existía en el gobierno de Chávez y aumentó a niveles inaceptables durante el mandato de Nicolás.

La segunda temporada comienza con la sentencia del TSJ que permite a Nicolás mantenerse en el poder otro período presidencial sin juramentar al mandatario electo, con el falaz e ilegal argumento de continuidad administrativa (este es un asunto complicado de explicar, se necesitarían como tres capítulos y no hay tanto tiempo disponible). Continúa con la segunda muerte de Chávez; el proceso electoral como candidato presidencial sin abandonar el cargo (no era presidente electo), elecciones que supuestamente ganó con menos de 1%; la regularización del concubinato que tenía con Cilia el 15 de julio de 2013. El Arco Minero, la venta de los lingotes de oro, la muerte de Fernando Albán, las sanciones del gobierno de Estados Unidos. Hacia el final, el proceso de intervención y anulación de partidos políticos, las elecciones de alcaldes y gobernadores, el interminable proceso de relegitimación de los partidos y la pérdida de derechos políticos de los representantes de la oposición por medio de decisiones administrativas cuando la Constitución exige que sea mediante sentencia firme.


La tercera temporada debe comenzar con la elección de Nicolás el 20 de mayo de 2018, día culminante del más grande fraude electoral en la historia de Venezuela.

Los demás capítulos se están escribiendo, sin dragones que incendien todo el territorio nacional.

@rangelrachadell