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20 marzo 2018

Influencias de la historia

Los hechos históricos son interdependientes, sin unos es muy posible que otros no ocurran o que se demoren en aparecer. Si Constantinopla no cae en 1453, en manos del sultán Mehmed II, los venecianos no hubieran dispuesto de muchos de los libros que atesoraban los bizantinos. A Venecia huyeron los que pudieron, con todos sus libros escritos en griego que hablaban de una filosofía de otra época, de unos pensadores que se conocían, aunque no tanto.

Gracias a la imprenta, construida en 1450 por Johannes Gutenberg, se logró que se conocieran otras maneras de pensar, que el conocimiento se ampliara a otras materias, además de las religiosas. Los libros que llegaron a Venecia, con el paso del tiempo, fueron impresos una y otra vez. Como consecuencia de la caída de Constantinopla se interrumpió el comercio de especias con el Oriente, y por ello Cristóbal Colón obtuvo el financiamiento de los reyes católicos que le permitió descubrir América para los europeos en 1492. Sin la toma de Constantinopla nos quedamos sin libros interesantes y sin descubrimiento, por algún tiempo.

Un hecho de hace casi 60 años, como el intento de invasión de Cuba en 1961, por unos cubanos apoyados parcialmente por americanos, conocido como invasión de bahía de Cochinos, provocó el odio de Fidel Castro hacia los norteamericanos. La Unión Soviética le propuso a Fidel Castro colocar unas plataformas de lanzamiento de misiles nucleares en contra de Estados Unidos, y de cualquier otro país que no se sometiera al comunismo. Fidel permitió la fuerza militar soviética a partir de mayo de 1962. Luego de la crisis de los misiles, que por poco inicia la tercera guerra mundial, entre los acuerdos entre Jrushchov y Kennedy, Estados Unidos se comprometió a no invadir Cuba. Por esta razón es que el dictador Fidel Castro muere en su cama, aunque invadiera a Venezuela por Machurucuto en 1967. Hay invasiones malas e invasiones buenas, depende del país invadido.

Más reciente, es el impacto del socialismo del siglo XXI sobre las aspiraciones de los candidatos de izquierda en Latinoamérica. Si no fuera por el desastroso gobierno de la dupla Chávez-Maduro, que hace comer de la basura a muchos venezolanos y que emigren los jóvenes de nuestro país; en Colombia, candidatos como Iván Duque, representando al Centro Democrático, no le hubiera ganado tan fácil a Gustavo Petro, que representa a la izquierda castrochavista denominada Colombia Humana.

Otro efecto del desastre del gobierno castrochavista ha sido la patada histórica que le dio Lenín Moreno, presidente de Ecuador, al anterior presidente Rafael Correa, impidiendo la reelección indefinida de quien se identificó con la posición ideológica de Chávez y Maduro, no con las erradas políticas económicas de ambos. Que la justicia ecuatoriana esté investigando a Correa y a su entorno político, léase por causa, entre otras, de la enorme deuda externa y de la omnipresente Odebrecht y su política de compra de voluntades en todos los países en los que construyó obras públicas, como Venezuela. Es demostración de que el socialismo no deja nada bueno.

Otro suceso, no tan influenciado por la aversión al socialismo del siglo XXI, fue la elección de Mauricio Macri; quien le ganó al candidato apoyado por la presidente Cristina Kirchner, queridísima de Hugo Chávez.

El mal ejemplo del gobierno venezolano, que administró los más grandes ingresos petroleros que ningún gobierno manejó en el pasado, le está haciendo mucho daño a los progresistas colombianos, al partido de orientación kirchnerista argentino, a los socialistas ecuatorianos, y generando el viraje a la derecha del resto de la América hispanohablante.

Uno de los hechos históricos que está afectando al gobierno venezolano fue la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y parece que apenas empieza en su empeño de demostrar que en Venezuela el gobierno se comporta de manera dictatorial. Los socialistas de este patio preferían otro gobierno demócrata, más laxo con las dictaduras.

Nacer en un mes determinado puede dar ventajas competitivas en el deporte (por la fecha de corte de cada año en el que se escogen los jugadores); así como vivir en un período histórico sirve para tener conciencia del retroceso que puede dar una sociedad en lo político, en lo económico y en su salubridad. Se los dice quien tuvo la suerte de ver el paso de la televisión de blanco y negro a color, el nacimiento de la computación personal y del Internet o haber presenciado la evolución de la tecnología en una sola generación y la destrucción de nuestro país en una sola revolución.

Por cierto, hay que tener cuidado con Wikipedia, entre los cubanos y los chavistas le están imponiendo un sesgo izquierdista para justificar su versión de la historia.

@rangelrachadell

06 marzo 2018

Prestidigitando elecciones

Tengo un amigo que en otra época nos entretenía con trucos de cartas. Me daba la impresión de que se burlaba de nosotros, todo le salía fácil y no podíamos identificar el engaño. A José Rafael le llamamos Mago, prestidigita con las cartas, como lo hace Tibisay con las elecciones; ahora las ves, ahora no las ves.

Cuando quieres saber las reglas se supone que vas a la ley, a los reglamentos, a la normativa; eso es imposible en esta Venezuela. El Consejo Nacional Electoral empieza de una manera, se compromete a cumplir reglas, y luego, en medio de los procedimientos, las va cambiando dependiendo de las necesidades del gobernante. No estaba donde pensabas.

Hace poco, se firmó un acuerdo entre el candidato del hambre y del desespero con los candidatos de la comparsa; en este acuerdo de “garantías electorales” se comprometieron a respetar las condiciones establecidas. La presidente del CNE dijo varias mentiras, por ejemplo: que se han establecido condiciones en el pasado que se han respetado; solo que el traslado de centros de votación no había ocurrido nunca, hasta que fue necesario amedrentar a los electores para que no fueran a votar. El cuento de las auditorías en las que participan los partidos políticos lo puede complementar cualquiera que haya asistido a esas auditorías, es falso, los partidos son convidados de piedra, sus representantes se sientan, escuchan, a veces reciben un CD con información que luego es alterada (caso de los traslados de electores cuando ya estaba cerrado el registro electoral). El famoso registro de electores en el que no participa un representante de los partidos políticos, en el que no tienen ningún control ni información previa, en el que no pueden recomendar ni promover que se coloquen centros de registro en las universidades o donde la oposición tiene seguidores, que limita la participación de los ciudadanos que se encuentran en el exterior. Este es el mismo CNE en el que buena parte de la oposición no cree, así que de nada sirve tener, supuestamente, el mejor sistema electoral si los electores no participan por la desconfianza que le tienen a ese organismo.

En el acuerdo se refirieron al acompañamiento internacional, pero nada dijeron sobre la observación internacional –palabras parecidas, consecuencias diferentes–, medias verdades, muchas mentiras, silencios evidentes. Y esto lo firmaron sin leer la letra pequeña sobre el abuso de los recursos públicos, las cadenas, el uso de las migajas CLAP y la extorsión a quienes no voten como se les ordena. Nada de eso está en el acuerdo. Estos firmantes no pidieron las verdaderas condiciones que viene exigiendo la oposición: liberación de los presos políticos, rehabilitación de los partidos políticos ilegalizados, al igual que lo hicieron las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Lo que falta es el famoso inciso seis que ilegalizó al Partido Comunista en el siglo pasado, ese mismo partido al que le parece bien que el gobierno disuelva partidos de oposición y que le cambien las condiciones establecidas para poder lograr sus fines políticos. Tampoco solicitaron reequilibrar la evidente parcialidad del CNE a favor del gobierno.

Yo no sé qué lograron con la firma de ese acuerdo, lo que sí está claro es que de nada les servirá. A veces es mejor quedarse callado.

Tibisay, al igual que el Mago, nos pide que mantengamos la atención en lo que no es importante, nos distrae, para luego sorprendernos con otra carta que no estamos esperando. El último truco son las elecciones de los cuerpos legislativos, que Tibisay y su combo no quisieron organizar en su oportunidad, elecciones que nuestra legislación prohíbe que se efectúen de manera conjunta con elecciones nacionales. Todo esto lo hacen contando con la necesidad de los afiliados de los partidos políticos de tener representación, con la característica ansiedad de participar. Entre mis conocidos solemos decir la siguiente frase: candidato no es gente. No hay manera de quitarle a un candidato la seguridad en su triunfo, contra viento y marea tratará de llegar hasta el final, así sea otra alucinación más.

El Mago y Natalia son unos valientes, tuvieron otro hijo en esta nuestra Venezuela convulsa, eso es tener esperanzas.

La realidad se impone, el hambre no claudica, las necesidades son muchas y puede que ocurran otros desenlaces.

Yo no aspiro a una solución mágica, como que venga un ángel y nos resuelva nuestros problemas, como lo expone un pasaje del Antiguo Testamento, que dice lo siguiente: “35. Aquella misma noche, salió el Ángel de Yahvé y mató en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil soldados; a la hora de despertar, solo se veían cadáveres” (2 Reyes, 19).

Unos esperan a un extraño, otro país, una potencia, un imperio, un ángel u otra ilusión. No quiero que haya muertes, no serán 180.000 cubanos los que morirán, pagaremos justos y pecadores. Todos venezolanos.

Si el gobierno insiste en mantener su trampa electoral estará haciendo un llamado a la violencia, y me temo que vendrá el Ángel del Señor.

@rangelrachadell