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27 febrero 2017

De cero a uno. Cómo inventar el futuro

Peter Thiel













El autor trata de guiarnos sobre el inseguro mundo de las inversiones, para ello nos expone los caminos que suelen ser tomados en la toma de decisiones, los tipos de futuros que visualiza el inversor: el pesimista indefinido, el pesimista definido, el optimista definido y el optimista indefinido.

Hace reflexiones interesantes sobre el momento de abrir una empresa, el tipo de mercado, la distribución del producto, los riesgos a futuro y si lo que estás haciendo es verdaderamente una oportunidad original.

Me llamó la atención su idea de que lograr un monopolio es la manera de mantener el valor de la empresa, que los mercados competitivos le hacen daño a la economía; y aclara que el monopolio surge de la creación de un producto original, el que quiera hacer un producto mejor o prestar un mejor servicio no podrá destacar. La solución es: hay que ser diferentes, hay que arriesgar.
Es muy interesante su visión de la historia de las empresas líderes en tecnología o en el uso de la internet en los mercados, de cual fue uno de sus impulsores.

Ojalá hubiera leído un libro como este cuando estaba recién graduado; pero nunca es tarde.


Título en ingles: Zero To One. Notes On Start Ups, Or How To Build The Future

21 febrero 2017

Legitimidad del candidato

Las razones para escoger un candidato son muy variadas, desde la cara bonita hasta aquel que representó el odio más ingrato. En el medio están aquellos candidatos que de manera racional le plantean al electorado las posibles estrategias para lograr que avance la sociedad.

He perdido mi voto en las elecciones, dicen algunos, cuando su candidato preferido no ha ganado. Hay respuestas para esto: el elector nunca se ha alineado con la mayoría, no sabía quién representaba a la mayoría –mientras más cerca del candidato menos objetividad-, su manera de pensar no coincidía con el ganador o nunca le importo quien ganara.

Otra respuesta es que los ganadores han sido los peores, no ha perdido su voto, para que ello sea así debieron ganar sus candidatos y demostrar que eran los errados, pero nunca se les dio la oportunidad.

Los que votaron por el candidato que luego se declaró revolucionario, o por el sustituto propuesto, pudieron comprobar el gran error que cometieron, sus esperanzas burladas y ahora sin posibilidad de redención por la falta de elecciones.

Las sociedades escogen por consenso, en algunas se exige que el ganador sea el que logre la mayoría simple y en otras que sea el que obtenga el 40% o más de los votos, caso contrario se procede a una segunda vuelta (balotaje, como ocurre en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú). En cualquier caso, debe ser aceptado el candidato electo, esa es la medida de la legitimidad. Las elecciones en nuestro país se deciden por mayoría simple, gana el que tenga más votos (así es para el cargo de Presidente de la República, artículo 229 constitucional).

Para obtener legitimidad se necesitan votos, aunque la mayoría de los que fueron a votar sea la que se considera válida, y el resto de los posibles votantes que no asistieron acepten el resultado.

En las elecciones de la UCV la oposición estudiantil obtuvo una mayoría aplastante, lo cual significa un retroceso importante para la izquierda en uno de sus espacios históricos más representativos, y así parece que será en todas las instancias.

A la izquierda le quedan muchos años de perder por su falta de compromiso, por haber acompañado a los militares golpistas y por olvidarse del pueblo que dijeron representar. El partido comunista, que se autodenomina el partido de la clase proletaria, está a punto de desaparecer; si no lo hace por la falta de afiliados lo hará por la falta de seguidores (usted puede simpatizar con un partido sin estar inscrito en el). Al haberse encadenado a la suerte del gobierno socialista y hambreador, al que el pueblo está pasando factura por su falta de solidaridad, correrá con las mismas consecuencias. El partido comunista es tan culpable como el PSUV de lo que nos está pasando, y se está hundiendo con ese peso muerto que llaman chavismo.

En las mencionadas elecciones estudiantiles la Sala Electoral del TSJ dictó una medida cautelar (justicia cautelar es la moda) contra el proceso electoral de la UCV (Sentencia N° 10 del 14-02-2017). Se suspendieron las elecciones al cogobierno universitario, es decir, de representantes estudiantiles ante: Consejo Universitario, Asamblea de Facultad, Consejo de Facultad, Consejo de Escuela y Coordinación Central de Extensión. Las elecciones de centros de estudiantes y a la federación de centros no fueron suspendidas. El que se hayan efectuado las elecciones estudiantiles estuvo dentro de lo planificado, no hubo desacato a la sentencia de la Sala Electoral, y es falso que se hubiera hecho un acto de rebeldía en contra del TSJ.

Los estudiantes electos hicieron política, presentaron la elección como una reacción en contra del Estado, y particularmente en contra del TSJ; movilizaron al electorado a un acto de insurrección para demostrar que la razón acompaña a la oposición. Lograron una excelente votación, y los que apoyaban a las opciones a favor del gobierno pudieron pensar que esas elecciones estaban suspendidas y que no tenía sentido participar, ya que serían anuladas. Todo fue una ilusión, ni las elecciones de centro de estudiantes fueron suspendidas ni lo ocurrido fue un acto de desobediencia; lograron desmovilizar a las fuerzas financiadas por el gobierno y asestarle una derrota de la que se hablará por muchos años.

Eso es hacer política, presentar un mensaje convincente, que mueva al electorado y que se traduzca en legitimidad para los electos.

La dictadura no hace elecciones, no se cuenta, no tiene legitimidad; perdieron la mayoría.

@rangelrachadell

07 febrero 2017

Cambio de reglas

En la alegoría del fascismo llamada Rebelión en la granja, George Orwell describe que las normas obligatorias para los animales de la granja eran informadas con pintura al pie de la pared del fondo en el granero principal; normas que cambiaban a conveniencia de los cochinos que dirigían la granja. Los animales dudaban de si las reglas existían desde siempre o si habían sido cambiadas justo el día anterior.

En esa obra Orwell acuñó la frase: “Todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”; lo cual me recuerda a los que buscan tener el carnet de la patria, que no saben para qué sirve, pero es mejor ser uno de los más iguales que lo tienen. Esto es un claro caso de racismo político (beneficios para el afiliado político en desmedro del resto de la población), que se suma al racismo imperante de no ser militar para disfrutar de las prebendas del Estado.

De los tres tipos de dominación legítima de Weber me interesa resaltar la de carácter racional, en la que se hace descansar la legitimidad del gobernante en la creencia de la justicia de las normas estatuidas y de los derechos de mando que de ellas se derivan. La ley tiene “auctoritas”, que es la creencia de que la ley es justa, que fue pensada, discutida, consensuada, para el beneficio de todos. Los ciudadanos tendemos a creer que lo que dice la ley es bueno, porque es la ley. Como consecuencia de esta creencia consideramos que el gobernante, electo conforme a las reglas prescritas, es legítimo, aunque esto no lo hace honesto ni bueno, pero es aceptado.

Chávez ofreció un cambio de reglas en su oferta electoral, y su primer decreto el 2 de febrero de 1999, el mismo día de la toma de posesión, fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La nueva Constitución cambió las reglas, aunque no al principio, por cuanto ilusoriamente seguimos siendo un Estado republicano. El nuevo marco legal le permitió al fascismo socialista que nos gobierna el dictar muchas leyes para conformar el sistema de dominación actual, el cual tiene la mayoría de los rasgos de totalitarismo, por lo menos en los términos que lo define Hannah Arendt.

Por ejemplo, en 2001 se le otorgó a Chávez una ley habilitante que le permitió dictar 49 leyes (las primeras de una locura legislativa); entre ellas, la que tiene postrada la agricultura de nuestro país como es la infame Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, acompañada luego de la Ley de Regularización de la Tenencia de Tierras (el título es más largo), y así proceder a perjudicar a miles de propietarios.

En 2004 la Asamblea Nacional reformó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia para aumentar el número de magistrados de todas las salas, y así obtener la mayoría necesaria para dictar sentencias. En diciembre de 2015, sin tener la facultad para ello, la saliente Asamblea Nacional designó a unos magistrados sin cumplir el procedimiento constitucional, y varios de ellos no cumplen los requisitos constitucionales previstos. La designación se hizo para controlar la interpretación de la Constitución, ya que a algunos de estos magistrados se les terminaba el período para el cual fueron elegidos, justo cuando entrara en funciones la nueva Asamblea Nacional electa con la mayoría que le otorgó el pueblo soberano; logrando el gobierno mantener un control férreo sobre el TSJ.


Las sentencias, y más las del TSJ, son leídas por los abogados para conocer la cabal interpretación de las leyes y de la Constitución; estas deben expresar la interpretación sopesada, justa y desinteresada del tribunal supremo. Si las sentencias no son acordes con la letra de la Constitución, sino una demostración de entrega al gobernante que los designó, perdemos todo sentido de legalidad, nos encontramos en una situación de anarquía, en la prevalece la fuerza de las armas.

Este control sobre la legislación y la interpretación de las leyes fue el camino de dominación instaurado por el socialismo del siglo XXI, la manera de establecer el actual Estado totalitario (o al cual le falta muy poco). Todo este control se le hace necesario al gobierno para que la persecución política no sea vigilada por los tribunales, anular a la Asamblea Nacional que puede alterar el entramado jurídico de dominación, y suspender uno de los pilares de la democracia, como lo es la posibilidad de la alternabilidad de los gobernantes en el ejercicio del poder mediante elecciones libres.

Solo con la suspensión indefinida de las elecciones de gobernadores, previstas por la Constitución, se le ha hecho un gran daño a la democracia venezolana.

El gobierno cambia a cada rato las reglas constitucionales a su conveniencia; si usted duda no se preocupe, tiene a la Sala Constitucional para que le diga qué es lo que debe entender de lo que está escrito, y recuerde, en la pared del granero de la granja podrá leer cuáles son las nuevas reglas.


24 enero 2017

La solidaridad nos salvará

En esta crisis tan atroz que estamos viviendo todos tenemos la necesidad de compartir nuestras preocupaciones con nuestros semejantes. Las personas que pueden tener un pensamiento parecido están en la familia; a ella hay que recurrir para desahogarse. Se supone que, si fueron criados unidos, si son contemporáneos, debieron compartir las mismas experiencias; sobre todo si vivieron la gran Venezuela, cuando no faltaban las medicinas ni los alimentos, en la que había otras carencias, pero en la que se podía vivir bastante bien en comparación a lo actual. La familia tiene la gran ventaja de que conoce su historia, nadie puede mentir ni reescribir sus vivencias, todos las saben, nadie se come los cuentos.

En esta época de carencias acudimos a la familia para el intercambio de productos, para que el tío busque las medicinas, para que el abuelo haga la cola o que el primo preste dinero; en el entendido de que en algún momento se deberá arrimar el hombro apenas sea solicitada la ayuda o sin solicitarse. La solidaridad fraterna no es solo ayudar, es retribuir y estar de primero cuando las circunstancias lo exigen.

Algunas de estas obligaciones de solidaridad son legales, están previstas en el Código Civil venezolano; al igual que todos los códigos de derecho continental contempla obligaciones en la familia: los cónyuges deben asistirse recíprocamente en la satisfacción de sus necesidades (art. 139); los padres deben mantener, educar e instruir a sus hijos menores (art. 282) (ratificada en la Lopna); y si los padres han fallecido la obligación se transmite a los ascendientes, maternos y paternos, por orden de proximidad (art. 283); o la obligación de los hijos hacia los padres, y demás ascendientes maternos y paternos, de asistir y suministrarles alimentos, así como todo cuanto sea necesario para asegurarles mantenimiento, alojamiento, vestido, atención médica, medicamentos y condiciones de vida adecuados para su edad y salud (art. 284); con respecto al hermano o hermana, solo comprende la prestación de los alimentos indispensables para asegurarles el sustento, vestido y habitación (art. 284). El Estado tiene la obligación de tutela sobre los menores abandonados (art. 318), siendo el abandono un delito castigado con prisión. Y esto se complementa con la obligación de ayudar a toda persona herida o en una situación peligrosa, siempre que no lo exponga a un peligro personal (art. 438 del Código Penal).

No se olviden de sus amigos, nadie es tan malo que no tenga un amigo; ellos también son llamados a prestar ayuda o a ser ayudados. Mantenerse en contacto sirve para informar de lo que han hecho o para enterarse de las soluciones que los demás están utilizando para resolver los problemas que ha generado el socialismo del siglo XXI; de los precios o lugares en los que se están mercadeando los productos supuestamente regulados por distintos ministerios, al que ningún bachaquero le teme; y de las expectativas de empleo o los trabajos que tienen sus conocidos en el exterior.

El actual gobierno venezolano es el típico “Estado depredador”; que de manera mafiosa rompe las reglas a su conveniencia; manipula la justicia; reparte beneficios a sus ministros; que ha creado una familia cerrada en la que administran el poder con la excusa del bien común, cuando lo que vemos en la ciudad es miseria. Este “Estado evanescente”, que se esfuma, que está ausente, existe formalmente para reprimir, pero no existe para organizar a la colectividad, la justicia, la seguridad, la salud, la economía y tantas otras responsabilidades. Ante esta manera de gobernar estamos indefensos.

Tome el teléfono, asista a su culto religioso, a la plaza, al parque, al centro comercial; reúnase, hable y escuche; solo así podrá vivir en sociedad. ¿No marchó? No se preocupe, siempre habrá otra oportunidad. No se quede en su casa si percibe la realidad de modo diferente a como la hace figurar el gobierno. Si se indigna, si se encoleriza con las actuaciones del poder y tiende a dudar de que haya otras personas, o por lo menos las suficientes, que se molesten como usted, salga a la calle y acompañe a la oposición.

El autoritarismo nos quiere divididos, sin amistades, que no nos incorporemos a las grandes ideas de cambio que necesita nuestro país; que mediante el voto no consigamos expresar nuestras ideas. No podremos sobrevivir separados.

Los seres humanos estamos hechos para vivir en sociedad, y debemos cumplir con el mandato divino de amarnos los unos a los otros (Juan 13, 34-35), por ello es obligatoria la solidaridad, el ayudarse los unos a otros es una muestra de amor.

@rangelrachadell

Artículo publicado en E Nacional y el Diario Contraste


10 enero 2017

71 años de Copei

El Comité de Organización Política Electoral Independiente, nació en el siglo XX, el 13 de enero de 1946, cuando recién Europa estaba saliendo de la segunda guerra mundial y el mundo se llenaba de esperanza por haber logrado la paz.

Hoy Copei no tiene diputados principales en la Asamblea Nacional, solo suplentes, los cuales se ganaron ese derecho por haber sido electos en las primarias de la Unidad, en contra de la voluntad de la directiva impuesta por el Tribunal Supremo de Justicia el 30 de julio de 2015, los cuales llegaron a esos puestos por la simple solicitud a la Sala Constitucional de que los colocaran en la dirección del partido; unos perfectos desconocidos sin raigambre; que no antagonizan al gobierno, y que la Mesa de la Unidad no ha aceptado ni nunca lo hará.

Un partido que llegó a ser mayoría en nuestro país, que manifiesta una inclinación por los valores cristianos, sin ser un partido confesional; que se apoya en la doctrina social de la Iglesia; que se ha opuesto a las barbaridades cometidas por el socialismo del siglo XXI; hoy está postrado, sin facultades para postular ante el Consejo Nacional Electoral –solo los impuestos pueden postular–, con una tarjeta entregada al oficialismo, en el que la gran masa de sus seguidores no está segura de poder participar bajo esa tarjeta en las elecciones a gobernadores y legisladores, por tenerla secuestrada y sumisa a Diosdado Cabello.

Copei pudo ser la cuarta fuerza en la Asamblea Nacional y terminó casi sin nada por el temor que los postulados de Copei fueran controlados por los seguidores del oficialismo, que pudiera romper la unidad de la oposición y cambiar a los diputados postulados por partidarios del chavismo; eso fue lo que provocó la expulsión temporal de Copei de la Mesa de la Unidad.

Los partidos buscan sumar afiliados, seguidores, adherentes a sus ideas, pero la directiva impuesta en Copei –no electa–, se da el lujo de expulsar a dirigentes reconocidos, de comprobada participación democrática, para que no puedan participar en unas amañadas elecciones internas que, para colmo, fueron suspendidas por el proceso de relegitimación de los afiliados de todos los partidos forzado por el gobierno, a través de sus verdugos en el TSJ; y que lamentablemente, la junta ad-hoc no tiene el músculo operativo para reunir las firmas suficientes para mantener la vigencia del partido. Esta operación de expulsión de dirigentes fue hecha por funcionarios partidistas, algunos retirados de la actividad hace muchos años, y otros que se mantuvieron haciendo negocios con el Estado. Todos los partidos buscan sumar, menos la directiva impuesta, que se solaza disminuyendo a sus referentes socialcristianos.


Nicolás dijo que un partido de oposición se iba al gobierno, aunque no se podía estar refiriendo a Copei, ya que la directiva ad-hoc no mueve a nadie, no personifica al sentimiento socialcristiano, por eso es que Nicolás tenía que estar hablando de otro partido, por ahí estamos tranquilos.

La dirigencia legítima de Copei estuvo buscando arreglos, se desgastó en interminables reuniones, intentó un diálogo en el que le aplicaron las mismas estrategias que el chavismo utilizó con la MUD. La junta ad-hoc ofreció participar en unas elecciones internas, obtuvo cargos en la Comisión Electoral Nacional, aceptó parcialmente las directivas de los estados, para luego retirarse del diálogo, no presentarse en las elecciones; intervenir a las regiones sin otorgarles derecho a la defensa; y lograr de la Sala Constitucional una sentencia que anuló las elecciones para complacer a los escogidos del gobierno.

El pensamiento socialcristiano no puede quedar sin encarnación en el país, los valores que escogimos tienen que ser respaldados, necesitamos participar y medirnos; buscar alianzas con otros partidos que nos permita, en el marco de la unidad, llevar a los mejores candidatos a parlamentario en los Consejos Legislativos; y, quien sabe, hasta tener candidatos a gobernador. Actualmente el verdadero Copei no puede postular con la tarjeta verde de toda la vida por estar secuestrada. Si queremos sobrevivir como organización política, y si aspiramos a que la historia de Copei no se pierda en manos de esos corsarios de la política, hay que hacer el mejor esfuerzo para mantener vigente la idea de la eminente dignidad de la persona humana, para llevarle a nuestro país el mensaje de esperanza, oponerse al control absoluto del ejercicio del poder público, y de ser una opción real de poder en el futuro.

Hay que tener cuidado con una supuesta tercera vía propuesta para cambiar el estado actual de cosas en Copei, ya que convive con el chavismo impuesto y aspira a mantener sus cuotas de poder regionales, independientemente de lo que pase en el partido; una tercera vía de caudillos que juegan a estar bien con todos, sin comprometerse con nadie.

Dentro de poco el país se enterará de los esfuerzos para salir del Tribunal Supremo de Justicia, para lograr la unión y solventar la crisis interna; de las soluciones que se están manejando para que la Democracia Cristiana pueda participar en las próximas elecciones y alcance la representación regional que se merezca, acompañando a la Unidad. Por lo pronto, seguimos denunciando esta tiranía que tanto daño hace.

Por la justicia social –como virtud moral orientada a dar a cada quien lo que le corresponde– en una Venezuela mejor.

@rangelrachadell


27 diciembre 2016

Deuda política

Todas las decisiones que ha venido tomando el gobierno se perciben como erradas, y la que llama más la atención es la locura de quitarle al pueblo el dinero justo en plena Navidad, eso debiera tener consecuencias negativas para la gobernabilidad.

También las dificultades que ha creado el gobierno para poder acceder a los alimentos y a las medicinas deberían generarle algún costo; aunque su idea es crear problemas para mantenerse en el poder, para distraernos con muchos inconvenientes al mismo tiempo para que no tengamos tiempo ni tranquilidad para pensar y tomar las decisiones correctas.

Adicionalmente, las posibilidades de que la situación económica y política mejore en 2017 no pintan bien, las cuentas no cuadran para los ciudadanos, pero sí para el gobierno; por ejemplo, la cantidad de millones de dólares que debe pagar el año que viene por concepto de deuda externa es equivalente a lo que cubrió de 2016; al gobierno le alcanzará para pagar si mantiene el mismo nivel de consumo de importaciones que tuvimos, por lo que la situación de carencias que hemos vivido no va a mejorar, y con un precio promedio del barril de petróleo alrededor de los 50 dólares tendrá lo justo para mantenerse en el poder. Preferirá pagar las deudas a darle de comer al pueblo, lo cual es lo que ha venido haciendo, y no va a cambiar.

La razón de que el gobierno no tema al costo político de todas sus metidas de pata es que al no hacer elecciones no hay manera de medir ese costo, no le interesa, no hará elecciones, no debe nada, entramos en la dictadura del socialismo del siglo XXI, sin anestesia.

Solo la conflictividad social podría lograr un pequeño cambio de las políticas, sin contar que en el camino arreciará la represión de los factores de oposición. Si la oposición sigue actuando de la misma manera el gobierno se mantendrá en el poder, causando los mismos o peores perjuicios, con lo que eso significa; por lo que veremos más, mejores y variadas estrategias políticas, ya que las individualidades opositoras tratarán de presionar por soluciones, en desmedro de la estrategia común; no percibo otro comportamiento, las posibilidades de ponerse de acuerdo en una estrategia común parecen cada vez menores.

La agenda política ha cabalgado sobre la necesidad económica, y esta más bien se ha agravado, así que no podemos imaginarnos o prever que el gobierno va a mejorar su posición respecto a las necesidades del pueblo, ya que políticamente ha hecho lo correcto para él, se ha mantenido en el poder. Tal vez el hecho de que haya diferido el referendo revocatorio lo ayude a lo interno de su partido político, aunque no a nivel nacional donde tendrá que aportar soluciones económicas al desbarajuste que ha creado. A partir de enero todo girará alrededor del problema económico, y no es que la necesidad de cambio político no exista o desaparezca, solo que pasará a segundo plano, por lo que debería tomar algunas decisiones, entre las que podrían estar el eliminar el control de precios y despenalizar completamente la compra y venta de dólares por los ciudadanos; es la única manera de que la situación económica mejore algo, con lo cual le permitiría al comercio importar productos y manejarse a través del mercado negro, al cual el gobierno se niega a reconocer o a regular.

Para el caso de que mantenga su terquedad de entretenerse con la supuesta guerra económica, las consecuencias serán: más violencia, menos comercios abiertos, menos importaciones por parte de los particulares, más gente presionando por alimentos, más delincuencia, gente pidiendo que se ponga orden y aceptando que cualquier disparatado militar se ponga al frente del régimen buscando recuperar la paz que nos han quitado.

El costo político no es que la oposición cambie al gobierno, el verdadero costo político es que su propia gente decida salir de Nicolás para recuperar la gobernabilidad y mantenerse en el poder. Tal vez cualquier cambio en quién dirige el gobierno sea tomado como una oportunidad favorable, independientemente del color que tenga, para continuar con la desastrosa historia del mejor malo por conocer que este malo conocido.

@rangelrachadell

14 diciembre 2016

Realistas y socialistas

Los socialistas del siglo XXI se comportan como los realistas del siglo XIX, al principio parecieron muy eficaces, luego demostraron toda su crueldad.


Domingo de Monteverde fue enviado por el reino de España para someter a los sediciosos de Caracas y en cuatro meses hizo firmar la capitulación a Miranda en San Mateo, el 25 de julio de 1812.

Los abusos de los gobernantes no son nada nuevo, mientras Monteverde estaba en ese trámite, en España se promulgó la Constitución de Cádiz el 19 de marzo de 1812, de la cual dijo Bolívar que era “obra por cierto de la ilustración, conocimiento y experiencia de los que la compusieron”; pero que esperó hasta el 21 de noviembre de 1812, para publicarla, y que, según Simón Bolívar: “La tuvo guardada Monteverde como cosa que no importaba, o como opuesta a sus ideas y las de sus consejeros” (ambas citas tomadas del Manifiesto de Bolívar dirigido a las naciones del mundo, Valencia, 20 de septiembre de 1818).

Al igual que Nicolás, Monteverde no le paró a la Constitución de Cádiz, como dice José de Austria, en su obra Bosquejo de la historia militar: En la provincia de Caracas, de nada vale la Constitución española; los mismos españoles se burlan de ella y la insultan. Después de ella, se hacen prisiones sin sumaria información; se ponen grillos y cadenas al arbitrio de los Comandantes y Jueces; se quita la vida sin formalidad, sin proceso, como hizo Tízcar en Barinas en mayo de este año, Zuazola en Aragua y Bóves en Ospino.

Actualmente los jueces dictan boleta de excarcelación de presos políticos y el gobierno no los libera, como sucede con Yon Goicoechea, o como pasó con Carlos Melo durante meses; en la época de la independencia “el Supremo tribunal de justicia se conformaba con sus estériles quejas al mismo Monteverde y a la Corte de Madrid, mientras que este descarado jefe consumaba su desprecio por aquel tribunal, diciendo al comandante militar de Puerto Cabello en oficio de 30 de Diciembre lo siguiente. ‘Por ningún motivo pondrá U. en libertad hombre alguno de los que están presos en esa plaza por resulta de la causa de infidencia, sin que preceda orden mía; aun cuando la Real Audiencia determine la soltura, en cuyo caso me lo participará U. para la resolución que corresponda”.

Nicolás, en la mejor costumbre realista, no cumple con la Constitución, no libera a los presos políticos, y ni siquiera se justifica. Monteverde sí se justificó, cuando expuso que “Caracas debía ser tratada por la ley de la conquista, con dureza”, hasta que los caraqueños den pruebas de detestar su maldad. Nicolás está tratando a toda Venezuela con dureza, como si fuera una conquista de los cubanos, dejando morir a sus gobernados de hambre y por falta de medicinas.

Bolívar demoró siete meses en lograr la capitulación de las fuerzas españolas y constituir la Segunda República, para eso tuvo que dictar el Decreto de Guerra a Muerte, que se mantuvo en vigencia 8 años, y que provocó la muerte de innumerables españoles y canarios. Miranda no quiso ser responsable de una guerra civil y a Bolívar no le quedó más remedio que acaudillarla.
Estos socialistas nos están llevando a un inconfesable conflicto, confiados en que tienen suficiente poder de fuego contra la población, el problema es que en esa estratagema no hay garantías de nada; y menos cuando, además de quitarle la comida a la población, le disminuyeron los medios de pago para satisfacerse.

Si lo comentado no fuera suficiente, el confiado de Francisco de Miranda se entregó a Monteverde, esperando el debido trato que le correspondía como comandante en jefe del Ejército Independentista, pero Monteverde desconoció los términos del acuerdo firmado, conocido como la “Capitulación de San Mateo”; lo puso preso y el reino de España lo dejó morir en la cárcel. No es que Leopoldo López lo podamos comparar con Miranda, pero este político nunca se hubiera entregado de haber sabido los tratos crueles e inhumanos a los que lo iba a someter el gobierno, y las humillaciones que le imponen a su madre y a su esposa para poder ingresar a visitarlo en la cárcel en la que lo tienen recluido. Esperemos que no lo dejen morir.

Bolívar demoró siete meses en lograr la capitulación de las fuerzas españolas y constituir la Segunda República, para eso tuvo que dictar el Decreto de Guerra a Muerte, que se mantuvo en vigencia 8 años, y que provocó la muerte de innumerables españoles y canarios. Miranda no quiso ser responsable de una guerra civil y a Bolívar no le quedó más remedio que acaudillarla.

Estos socialistas nos están llevando a un inconfesable conflicto, confiados en que tienen suficiente poder de fuego contra la población, el problema es que en esa estratagema no hay garantías de nada; y menos cuando, además de quitarle la comida a la población, le disminuyeron los medios de pago para satisfacerse.


@rangelrachadell