Analytics

30 abril 2019

La gaceta fantasma

El viernes 26 de abril estuvo corriendo por los chat de WhatsApp un .pdf de una supuesta Gaceta Oficial que incluye los decretos de aumento de sueldos, tanto en el sector privado como en el público. Esta gaceta es falsa, aunque el resultado final puede que sea el que presenta la gaceta fantasma.

Es posible que el aumento de sueldos no aparezca en gaceta, ello por cuanto el aumento de salario mínimo de diciembre de 2018 y el anunciado por los medios en enero de 2019 no fueron publicados, y el cestaticket, si se mantiene en 10% del salario, tampoco lo publicarán. El problema es que nada de esto es legal, aquí se gobierna por bando en televisión, Twitter, WhatsApp e Instagram, nada de Gaceta Oficial.

Que el Banco Central de Venezuela publique en su página web que el valor del petro es de 80.000 bolívares no significa que el salario mínimo sea medio petro. Eso no está escrito en ninguna norma, lo repiten los ministros sin base legal. Así es el socialismo del siglo XXI, cero formalismos, es lo que dicen y punto.

En agosto de 2018 se publicó que el cestaticket era de 180 bolívares, pero no se dice en la Gaceta Oficial N° 6403 Extraordinario, que sería 10% del sueldo mínimo. Eso se habló en los medios, no hay una disposición legal que fije ese beneficio en 10%. No hay una norma que establezca que los beneficios laborales se ajustan automáticamente. Deberían publicar en gaceta el cambio de ese beneficio a una cantidad mayor, por aquello de que solo lo que se publique en gaceta es obligatorio. Así provenga de un gobierno usurpador.

La falsedad o montaje de la gaceta de fecha 25 de abril de 2019, lo deduzco de los siguientes datos: en el texto informa que los decretos de aumento de sueldos aparecen publicados en la Gaceta Oficial N° 6.452 Extraordinario (debe entenderse como número extraordinario). Las últimas tres gacetas de número extraordinario fueron publicadas el 3, el 8 y el 13 de abril, y sus números fueron el 6442, 6446 y 6448, luego de esas fechas no aparecen publicadas las gacetas 6443, 6445 y 6447. se presumen desaparecidas en acción.

Es una irregularidad muy grave que no aparezcan publicadas los números extraordinarios o que la numeración no cumpla con las exigencias de la ley, por cuanto va en contra de la letra expresa de la Ley de publicaciones oficiales (Gaceta Oficial Nº 20546 de fecha 22 de julio de 1941), que establece en su artículo 19: “Los ejemplares de que conste la Edición Oficial, deberán llevar numeración continua”, la numeración de las gacetas ordinaria o extraordinaria es diferente para facilitar su identificación.

El hecho de que existan esos vacíos en la numeración es suficiente razón para intervenir el Servicio Autónomo Imprenta Nacional y a los jerarcas a los que le corresponde su control, que hasta donde sé es el ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información y vicepresidente sectorial de Comunicación y Cultura, el famoso Jorgito. Son tan mentecatos que no pueden estar pendiente de una simple numeración.

La gaceta que contiene el supuesto aumento de sueldos dice que es la número 6452, y no existen los tres números anteriores. Si quisieron tener lista la gaceta para su publicación debieron cuidar los detalles formales como el número que corresponde, lo cual lleva a otro detalle.

Los decretos presidenciales deben tener una numeración continua, aunque ha pasado que los publican con saltos de numeración o aparecen en gacetas ordinarias o extraordinarias indistintamente. El último decreto presidencial publicado en la Gaceta Extraordinaria publicada, que es la 6448, es el decreto N° 3.822, por el que se declararon los días 15, 16, y 17 del mes de abril de 2019 como no laborables. El último decreto presidencial publicado en la gaceta ordinaria publicada el 22 de abril de 2018, que es la N° 41.617, es el decreto N° 3825, mediante el cual se declara Monumento Natural “Montecano” a una zona del estado Falcón (otro misterio son los decretos 3823 y 3824, que tampoco aparecen publicados). Entonces, para remate, si los aumentos de sueldo empezaron con el decreto presidencial N° 3829, ¿dónde están los decretos 3826, 3827 y 3828?

Me comentan que el viernes 26 de abril, en la administración pública pagaron los sueldos conforme se refleja en los decretos 3830 y 3831, contenidos en la famosa gaceta fantasma. Es el caso que en ninguna otra gaceta se publicó la escala general de sueldos y salarios para los funcionarios de carrera ni el tabulador para los obreros que trabajan en la administración pública. Esto lo que significa es que se efectuaron gastos de personal no autorizados por el usurpador, así que los funcionarios que hicieron estas erogaciones están violando las leyes de presupuesto y la de control fiscal. Sabemos que eso no les importa, con sus jueces complacientes y su contralor general que no cuidan los recursos públicos, no hay irregularidad que valga, solo que a la vuelta de poco se les puede exigir esas responsabilidades.

De ser verdad que pagaron los sueldos de los funcionarios y obreros al servicio del Estado con los nuevos montos, necesariamente tendrán que decir que se publicó un decreto el jueves pasado (así no sea cierto) o estarán incursos en responsabilidad administrativa.

Como hubiera dicho Tin Tan: No me defiendas compadre.


@rangelrachadell

16 abril 2019

Operación Cocoon 2.0

El doctor vicepresidente de Comunicación, Turismo y Cultura dice que estuvo husmeando el celular de Roberto Marrero, donde se tropezó con un peligroso grupo de Whatsapp llamado Cocoon 2.0; asevera que está dirigido por Leopoldo López (me imagino que López es el administrador) y que participan en él Juan Guaidó, Freddy Guevara, Carlos Vecchio y Gerardo Blyde, entre otros, todos de derecha. ¡Huy!, qué peligro, pásame el link.

El gobierno debería informar de los otros grupos de Whatsapp que hay en el celular de Roberto Marrero; por ejemplo, si es cierto que hay un grupo que se llama “Agua en el edificio”; otro de nombre “Trueques”, que se utiliza para comprar y vender productos; el sempiterno grupo de la “Promoción”, ya sea de la universidad o del bachillerato; el de amigos inmigrantes; los de religión, deportes y del partido político. Todos sospechosos de emitir opinión sobre la falta de luz por culpa de Maduro, la dificultad para conseguir comida o la opinión generalizada de lo malo que es el socialismo del siglo XXI.


El fin de ese grupo, dice Jorgito, es sabotear la plataforma Patria, sistema automatizado por el que se les hace llegar los beneficios, becas, pensiones, dádivas y demás regalos a los mantenidos del gobierno, esos mismos que perderán todo si cambian su voto o no asisten a las marchas obligatorias de apoyo a la destrucción socialista. Sepan que, de un momento a otro, no van a pagar más y que le van a echar la culpa al grupo Cocoon 2.0, chivo expiatorio del mes de abril.

A un estudiante de Medicina en 1985 le pudo impresionar una película ambientada en un ancianato, en el que unos extraterrestres dejan unos capullos en una piscina y los viejos recuperan su fuerza y salud juvenil, cual fuente de la eterna juventud. También pudo ser la secuela de la película de 1988, llamada Cocoon: el regreso, pero venir a denominar a un grupo terrorista con el nombre de una película de su adolescencia demuestra falta de imaginación.

Dado que estamos en esta moda retro de colocar nombres viejos a mentiras nuevas, propongo que tengan en cuenta otros que las nuevas generaciones no conocen y que algunos adultos olvidaron. El Colotordoc (doc-tor lo-co al revés) podría inventar que la oposición está organizando la operación Goldar, la cual pudo ser desmantelada con el pito que hizo sonar Nico, perdón Miko. Todo para evitar la invasión del Rodak americano, como en Monstruos del espacio. No se puede dejar por fuera a los Lugones con su uyuyuis cuando se derretían.

Pueden tomar personajes como el Gran Gazú (Gazoo) de Los Picapiedras o el Sr. Mxyzptlk de Superman, ambos copia del Ruperstinski de los Hermanos Grimm. Todos muy parecidos al ministro de los inventos. Alguno de estos bufones será el cerebro que esté detrás de la próxima rebelión, apagón, falta de medicinas, agua o alimentos que le atribuirán a la oposición.



Toda esta simbología es desconocida para las generaciones de Pokémon y Dragón Ball con Gokú. El psiquiatra tuvo otros héroes, tales como Ultraman y Ultra Seven, quienes tenían una pila que se les acababa en la primera pelea, y que, en la segunda, porque siempre eran dos combates, le permitía acabar con los monstruos. Los japoneses de este estilo prefieren luchar contra animales gigantescos y estrambóticos, nada de enfrentarse a imperios y multitudes.

Esta gente es capaz de utilizar la serie del Pequeño samurái Fujimaru del viento para convencer a sus adeptos de que están en la búsqueda de la madre y que por eso no han logrado la felicidad eterna del pueblo venezolano. No se extrañen que aparezcan los Agentes fantasmas dirigidos por Fanta y penetren las inexpugnables defensas militares de los centros estratégicos de producción de electricidad, coloquen una bomba de plástico y vuelen las instalaciones sin matar a ningún soldado revolucionario. Todo muy sospechoso.
Esperemos que para culpar a la oposición de los errores de Maduro no se fundamenten en la Señorita cometa, El hombre Par, Heidi o Fantasmagórico y el Dr. Zero. Falta la carcajada.

A todas estas, el gobierno revolucionario es idéntico a la serie de Los autos locos, el Super Perrari en el que Maduro es Pierre Nodoyuna y Patán es Diosdado, el resto del gabinete ministerial puede estar integrado, hasta nuevo aviso, por los Hermanos Macana que tienen que ser los Rodríguez, que van destruyendo todo a su paso; el Espantomóvil tiene su sede en Valencia, el profesor Locovitch es Jorge Giordani, el Súper Chatarra Special conducido por Vladimir Padrino, el Alambique Veloz de Nelson Merentes, el Troncoswagen manejado por Freddy Bernal, o la Antigualla Blindada dirigida por toda la banda de ladrones y Tareck El Aissami desde los registros inmobiliarios.


La vida en socialismo es un chiste, lástima que la carencia de electricidad es real.


@rangelrachadell

02 abril 2019

Multiverso venezolano

La política venezolana es caótica e impredecible, siempre está en movimiento y transformación. La diversidad es característica de la naturaleza, es imposible que todo sea igual o que pensemos de la misma manera o que las leyes nos hagan comportarnos de forma parecida. Al fascismo a la venezolana le gusta ir en contra de la realidad y que reaccionemos en paz ante la tragedia que nos impone Maduro.

Los físicos plantean que las matemáticas permiten la existencia de más de un universo al mismo tiempo y que en ese que vivimos –en otro universo– alguien lo percibe de manera diferente. En ese otro mundo Álvarez Paz ganó las elecciones presidenciales de 1993 o Salas Römer las de 1998. Nunca ganó Chávez y si murió el 30 de diciembre de 2012; en otro cosmos está terminando el período de gobierno de Henrique Capriles, el cual fue electo en 2013. Como si usted nunca hubiera votado por Chávez o por Maduro. Maduro no ganó ni en este ni en ningún universo en el que haya humanos.

El chavismo es un portal al infierno de otro mundo. No estamos en un experimento, esto es real, es parte de nuestra vida paralela en una historia de espías, influyéndose un universo en el otro. Esta es la prueba de las dos realidades que existen, la que viven los magistrados y los funcionarios, y la que sufre el resto de la sociedad. Donde existen diferentes leyes físicas y que las leyes por las que se rigen los hombres son adaptables a las necesidades de la dictadura.

Estamos en una película que presenta varios finales como si fueran universos posibles en los que se pudo desarrollar la trama. Hay finales para todos los gustos en la política venezolana. Puede ser que Maduro renuncie y deje en la estacada a todos sus generales para que estos se entiendan con los nuevos jefes. Guaidó puede pasar a retiro a todos los generales, sin que se vaya Maduro, autorizando a los oficiales jóvenes para que ocupen sus puestos. Mañana, un coronel va a Fuerte Tiuna y da una declaración con 40 tanques artillados a sus espaldas e informa que la base aérea de Palo Negro en Maracay está tomada por militares desencantados con las políticas de corrupción y hambre implementadas por los cubanos. No es soñar, es especular con la realidad que tenemos.

Experimentamos la política conforme a la historia que hemos conocido, lo que sucede es que estamos en un universo paralelo en el que no conocemos la respuesta a la dominación chavista y lo que nos consta es que están destruyendo el universo conocido. Lo peor es que existen réplicas de Maduros y Jorgitos hablando disparates y tratando de convencer a otros incautos de hechos que nunca ocurrieron, así como declaran en un estudio de televisión.

La credibilidad del gobierno ha caído en picada con el problema eléctrico. Para el socialismo del siglo XXI la realidad no es lo que se manifiesta, es lo que dicen que es. La simulación roja rojita no nos permite percibir el mundo real y la debilidad intrínseca de un gobierno inconsistente en el que algo debe estar mal. Todos tenemos que salir de la caverna chavista y apreciar la mala dirección del gobierno, el problema es que las soluciones que podemos idear son las que permite la simulación. Nada de elecciones sin el Consejo Nacional Electoral sumiso a la dictadura.

Hay que salir de esta mentalidad de víctima, observar la política y alterarla para tener alternativas, ser conscientes de que existen otras posibilidades que pueden ser elegidas como si pertenecieran a otra dimensión.

Cuando dejemos atrás esta locura la veremos roja como un efecto Doppler, alejándose de nuestra memoria.

Como dijo Pablo Picasso: Todo lo que puedas imaginar es real.

Me imagino que el gobierno cae en abril.

@rangelrachadell


19 marzo 2019

Burocracia inepta

Toda organización depende de sus recursos humanos, de la gente que sabe lo que hay que hacer. En nuestro país la burocracia es un gran fracaso. Después del apagón los llamaron ineptos, incapaces, brutos, asesinos y un largo etcétera de insultos. Se merecen lo que se diga de ellos y las generalizaciones que se hagan, pagan justos por pecadores, capaces por negligentes.

Chávez logró el control de la burocracia de manera progresiva, cambió la Constitución, sustituyó a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y aprobaron una ley que reguló al funcionariado en 2002, le disminuyó sus derechos y limitó el ingreso a la administración pública.

La Ley de carrera administrativa de 1970 (Gaceta Oficial N° 1428, Extraordinaria, de fecha 4 de septiembre de 1970), reformada en 1975, fue el instrumento fundamental y un sistema de derechos mínimos para el funcionariado venezolano que abarcó tanto la división político territorial de República, estados y municipios, como la administración pública descentralizada.

En esa ley se estableció que los funcionarios tienen derechos y deberes, su ingreso mediante concurso público y que los funcionarios de carrera gozaban de estabilidad en sus cargos. Esa estabilidad es el derecho a un procedimiento en el que se determine una causal antes de la destitución, no los podían botar sin el procedimiento en el que se les otorgaran todas las garantías del derecho a la defensa, tales como ser oído, presentar escritos y pruebas en su defensa, estar representado por abogado si así lo desea, acceder al expediente y obtener copia de lo que conste en él, entre otros derechos.

La Ley del estatuto de la función pública (Gaceta Oficial N° 37482, de fecha 11 de julio de 2002, reformada por supuesto error material y publicada en la Gaceta Oficial N° 37522, del 6 de septiembre de 2002), alteró varios derechos relevantes de los funcionarios.

Esta ley del estatuto restringió el tiempo de acceso a tribunales. Con la LCA los funcionarios gozaban de un término de seis (6) meses para ejercer la acción contra el hecho que afecta sus derechos ante los tribunales con competencia funcionarial. Durante muchos años funcionó el Tribunal de la Carrera Administrativa (algunos de sus magistrados llegaron a la Corte Suprema de Justicia), fue un tribunal colegiado constituido por tres magistrados, hasta que fue eliminada y repartida esa competencia entre los tribunales superiores contencioso administrativo de la región capital, luego se les extendió esa competencia a los tribunales contencioso administrativo de las regiones. La ley del estatuto limitó el derecho a demandar a tres (3) meses, lo cual es una gran limitación, en contravía de la tendencia internacional de ampliar el tiempo para acceder a los medios de defensa. Es curioso que la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012) ampliara el lapso para acudir a tribunales de 1 a 10 años, pero la normativa que regula al gobierno dificulta el ejercicio de los derechos de su recurso humano.

La ley del estatuto restringe el acceso a la condición de funcionario de carrera (aquel que ingresa por concurso). Antes, con la LCA, la administración tenía la obligación de llamar a concurso para cubrir los cargos vacantes, y en el caso de que no existiesen candidatos en el registro de elegibles se podía nombrar a una persona sin registro, pero en el nombramiento se hacía constar su carácter provisional, ya a este personal se le consideraba acreedor a la condición de funcionario de carrera a los seis meses. En la práctica, era una sanción a la administración pública por no llamar a concurso, lo cual generó algunas vivezas por parte de los administradores y los jefes de recursos humanos, ya que ingresaban a sus familiares, amigos, compadres, relacionados, afiliados del partido y novios, en los cargos; no llamaban los cargos a concurso e ingresaban a estos, quienes obtenían la titularidad y quedaban “fijos”.

Para evitar esa viveza de no hacer concurso, se decidió en la ley del estatuto evitar el ingreso de los contratados, con la siguiente redacción: artículo 37, se prohibirá la contratación de personal para realizar funciones correspondientes a los cargos previstos en la presente ley. Como es en futuro, esa ni ninguna otra ley lo prohibió.

Pero sí hubo una prohibición relevante en el artículo 39 de la ley del estatuto, que expresa: En ningún caso el contrato podrá constituirse en una vía de ingreso a la administración pública.

El remedio fue peor que la enfermedad. Con esa norma no solo se limitó el acceso a los contratados a ser funcionarios –con todos los derechos que ello implica–, sino que mantiene a los contratados en esa condición para siempre.

La administración pública contrata personal para hacer el trabajo que corresponde a los funcionarios, sin reconocerles tal carácter, por lo que pueden ser despedidos en cualquier tiempo. Estos contratados son los que se ven en las marchas del gobierno, los que tienen que someterse por el mendrugo que les pagan, los que no tendrán derecho a la reincorporación al cargo al ser despedidos por razones políticas.

En el período de transición de este gobierno a la democracia se puede corregir la Ley del Estatuto de la Función Pública, crear un verdadero sistema de meritocracia y darles estabilidad a los funcionarios públicos, para que las veleidades del jefe no sean obstáculos para el buen servicio por parte del Estado.

¡Vamos bien!


@rangelrachadell

19 febrero 2019

Transición y justicia


Maduro se va, es cuestión de tiempo, faltan unos días. López Contreras decía: calma y cordura; yo prefiero calma, paciencia y tranquilidad. Todos estamos interesados en lo que va a pasar una vez que ese fulano se vaya. Les voy a contar lo que está previsto hacer en materia de justicia.

Antes, permítanme recordar que estoy refiriéndome a ese Poder Judicial dirigido por los magistrados que mantienen presos a los políticos y otros inocentes que se enfrentan al gobierno, ha intervenido partidos políticos, bendice las expropiaciones con pagos irrisorios y, en general, actúan ellos mismos o los jueces que están bajo su dominio como brazo jurídico del gobierno.

No olvidemos las sentencias de tribunales penales de primera instancia en funciones de control, sin competencia en materia electoral que sirvieron como excusa al Consejo Nacional Electoral para suspender la recolección de las firmas del procedimiento de convocatoria al referéndum revocatorio en contra de Maduro. Ese mismo que nos habría resuelto tantas penurias. Los tribunales que tomaron las decisiones fueron los que tienen sede en Carabobo, Apure, Aragua y Bolívar, estados manejados por gobernadores del PSUV. Los supuestos delitos fueron: falsa atestación ante funcionario, aprovechamiento de acto falso y suministros de datos falsos al Poder Electoral; también se acordó la prohibición de salida del país de Andrés Velásquez, Raúl Yuseff y Braulio Merino. Estos tribunales penales no continuaron investigando, archivaron los expedientes.

Un argumento parecido utilizó la Sala Electoral del TSJ para desproclamar a los diputados electos por el estado Amazonas y la circunscripción indígena de Apure y Amazonas, una vez adquirida la garantía constitucional de inmunidad parlamentaria y de antejuicio de mérito, se les hizo un procedimiento, dictaron unas medidas y archivaron los expedientes. Tampoco olvidemos a la Sala Plena del TSJ, que acordó el antejuicio de mérito contra el diputado Richard Mardo, solicitado por la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, por la presunta comisión de los delitos de defraudación tributaria y legitimación de capitales. Son demasiados casos para tratarlos en este artículo.

Sigamos con la transición.

El Estatuto que rige la transición a la democracia para restablecer la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobado por la Asamblea Nacional el 5 de febrero de 2019, establece que se definirán los criterios de oportunidad y celeridad para designar o ratificar a los titulares del Tribunal Supremo de Justicia. Es decir, algunos magistrados no serán ratificados. Que tan rápido se haga depende de los criterios mencionados.

Está previsto que la Asamblea Nacional dicte leyes que promuevan la transición política, sus objetivos son desarrollar el sistema de justicia transicional, el cual buscará “rescatar la dignidad humana, la justicia, la protección y reparación integral de las víctimas de violaciones de derechos humanos, incluyendo las medidas para establecer la verdad y promover la reconciliación nacional”.

La Asamblea Nacional creará mediante ley una Comisión de la Verdad que se encargará de investigar las violaciones de los derechos humanos y proponer los lineamientos políticos y legislativos para la reparación de las víctimas. Han sido 20 años de abusos del chavismo, hay mucho trabajo por hacer.

Se dictarán leyes para recuperar la legitimidad de los Poderes Públicos que modifiquen los lapsos y requisitos legales para designar o ratificar a los titulares de estos.

Vista la persecución del gobierno socialista en contra de los magistrados legítimos designados por la Asamblea Nacional, se les ha ratificado en su investidura, sin necesidad de ningún acto ulterior. Los demás magistrados, incluidos los suplentes, serán designados o ratificados y cubiertas las vacantes. Es posible que algunos magistrados, jueces, fiscales y un largo etcétera de funcionarios huyan del país antes de responder por sus actuaciones y los bienes que no puedan justificar, esas vacantes hay que cubrirlas.

En el último trimestre del año 2020, como consecuencia de la elección de una nueva Asamblea Nacional para el período 2021-2026, le corresponderá designar o ratificar a los titulares de los órganos del Poder Ciudadano, magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y rectores del Consejo Nacional Electoral designados en la transición, los cuales ejercerán períodos constitucionales completos.

La transición judicial terminará cuando cesen en sus funciones los Poderes Públicos legitimados por la Asamblea Nacional de conformidad con el Estatuto de la transición. Esto ocurrirá en el primer semestre del año 2021, no se informa la fecha exacta, pero debe ser resuelto antes del 31 de julio de ese año.

Este es el futuro que nos espera.

Cipriano Castro hablaba de “nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”. La frase es muy buena, eso es lo que necesitamos.

A mí me parece que: ¡Vamos bien!

@rangelrachadell

10 febrero 2019

En defensa del Papa Francisco

Ante los ataques al Papa por venezolanos influyentes en las redes sociales, presentamos el artículo publicado en la web del Vaticano, por el teólogo venezolano Rafael Luciani, explicando la posición y las acciones del Papa Francisco ante la realidad del país.
————————

1. La falsa división entre un Papa de izquierda y unos obispos de derecha

El actual proceso de reformas eclesiales que preside Francisco busca conceder mayor autonomía a las Conferencias Episcopales locales. En pontificados anteriores, la centralización del poder eclesial en manos de la Curia Romana causó un sin fin de abusos sobre las iglesias locales y regionales fruto de lo que Francisco describió, al inicio de su pontificado, como la patología del poder. En términos geopolíticos esto se ha traducido en un trabajo en conjunto y coordinado entre las autoridades eclesiásticas en Roma y las directivas de las conferencias episcopales locales. De este modo, la orientación de la narrativa geopolítica vaticana busca enfocarse en la cura pastoral y la atención humanitaria de los países en crisis, dejando el recurso diplomático de la negociación y la apelación a la multilateralidad como vías que pueden evitar salidas violentas y sangrientas de los regímenes políticos que se adueñan del poder. Corresponde a los obispos locales la calificación política y el posicionamiento ético frente a dichos regímenes. El Vaticano, desde los Pactos Lateranenses que le dieron carácter estatal en 1929, jamás ha calificado a un presidente de «dictador». No puede hacerlo. Experiencias como las de China, donde la Iglesia fue expulsada, sólo han podido ser sanadas muchos años después y con lentas negociaciones.

Sabiendo esto, el oficialismo venezolano ha buscado, por diferentes vías, debilitar la credibilidad de la Iglesia. En este juego han caído también sectores de la oposición polarizando así la dimensión pastoral de la acción eclesial bajo la idea de una supuesta división entre «un Papa de izquierda y unos obispos de derecha», o entre «un Papa que reconoce al gobierno ilegítimo de Maduro y unos obispos venezolanos que no lo reconocen». Este tipo de argumentaciones sólo otorgan mayor fuerza a la estrategia del gobierno de buscar que el pueblo pierda la credibilidad en la institución eclesiástica que, por naturaleza organizacional, actúa siempre de forma colegiada, es decir, con una inquebrantable unidad entre el Papa, los obispos y los fieles. ¿Acaso los que hoy critican a Francisco por haber hablado con Fidel Castro, levantaron su voz cuando San Juan Pablo II le dio la comunión a Pinochet? Ambos torturaron y asesinaron a miles de hermanos que pedían la misma libertad que hoy pedimos los venezolanos. Para la Iglesia la fe no es ideológica ni doctrinaria. Su único interés es la atención pastoral a las personas traducida en la promoción del bienestar para con los más pobres y sufridos de una sociedad, como lo es hoy la venezolana, pues —como dice Francisco— no podemos «considerar a nada ni a nadie como definitivamente perdido en las relaciones entre las naciones, los pueblos y los estados».

2. «En la voz de los obispos venezolanos también resuena la mía»

¿Cuál es la posición del Papa Francisco? ¿es posible en la Iglesia, que exista un número 2 por encima del número 1?, ¿acaso la Iglesia funciona como una democracia? ¿puede existir una división entre la postura del Papa —como pastor y jefe de estado—, su Secretario de Estado —el Cardenal Parolín—, y la Conferencia Episcopal venezolana que se ha manifestado en bloque al declarar a la presidencia de Maduro como ilegítima?

El 8 de junio de 2017, el Papa Francisco dijo personalmente a los miembros de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana que «en la voz de los obispos venezolanos también resuena la mía». A diferencia de otros pontificados, el reconocimiento de Francisco es a lo que han discernido y decidido los obispos locales, quienes conocen su realidad, y no lo que Roma pueda pensar desde lejos de nuestra realidad. Esto no sólo dice de la honradez de Francisco ante lo que vivimos, sino también de su humildad al querer llevar un proceso de reforma y «descentralización» en la Iglesia Católica, como lo indicó en su primera Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (n.16).

3. Las cuatro condiciones del Vaticano siguen hoy vigentes

Hagamos un poco de memoria sobre los varios llamados públicos de Francisco en torno a la crisis venezolana. El 10 abril de 2014 hizo un fuerte reclamo a los líderes políticos por la violencia e instó a respetar la verdad y la justicia. Un año más tarde, el 1 de marzo de 2015, condenó la muerte de estudiantes que protestaban pacíficamente. Y en octubre de 2016 cuando aceptó la petición de facilitación que le hiciera primeramente la propia oposición nacional, el Vaticano dio a conocer el día 2 de diciembre las cuatro condiciones que debían acompañar una verdadera negociación con el gobierno: «elecciones, restitución de la Asamblea Nacional, apertura del canal humanitario y liberación de los presos políticos».

El punto más álgido fue la denuncia del Papa ante el incumplimiento de dichas condiciones por parte del gobierno, lo que llevó a la culminación del proceso de diálogo y a esto se refirió en la rueda de prensa que ofreció durante el regreso de su viaje apostólico a Egipto, el 29 de abril de 2017. Ahí dijo que el diálogo «no resultó porque las propuestas no eran aceptadas» no sólo por la oposición política que, en ese momento, carecía de unidad política y estratégica, sino fundamentalmente por el gobierno, cuya falta de seriedad y coherencia la describió como un: «"sí,sí" pero "no, no"» y le hizo un «sentido llamamiento al gobierno para que se evite cualquier ulterior forma de violencia, sean respetados los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está extenuando la población».

Un día después de este viaje, ante la crueldad de la represión a miles de personas que protestaban en el país, el domingo 30 de abril de 2017 en su mensaje Urbi et Orbe, Francisco difundió y cuestionó para el mundo «la situación en Venezuela, con numerosos muertos, heridos y detenidos»; abogó por los «derechos humanos» y exhortó a «soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria».

Algo que muchos olvidan es que, paralelo a todas estas denuncias, el Papa ya se había reunido con Susana Malcorra, canciller argentina del recién electo gobierno de Macri, para conseguir el pronunciamiento en bloque de los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, Paraguay y Uruguay sobre la crisis venezolana. Una reunión que llevó a otras más, como parte del ejercicio silente de la diplomacia Vaticana y que inspiró lo que luego se crearía bajo el nombre de grupo de Lima.

4. La movilización de la Iglesia latinoamericana en contra de la represión del gobierno venezolano

Todas estas acciones del Papa y los pronunciamientos de la Conferencia Episcopal Venezolana produjeron algo que pocos han valorado: por primera vez en la historia de la Iglesia latinoamericana, todas las entidades locales y regionales alinearon su posición reiterando, a su vez, las varias denuncias hechas por el Papa. Veamos a qué nos referimos.

A casi dos meses del inicio de las protestas estudiantiles, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) fijó posición, el 2 de abril de 2014, de forma pública y oficial, mediante el comunicado que lleva por nombre: «Responsables de la paz y el destino democrático de Venezuela». Los Obispos comienzan su análisis con una premisa muy clara: «la causa fundamental de la actual crisis es la pretensión del partido oficial y autoridades de la República de implantar el llamado Plan de la Patria, detrás del cual se esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario». Para lograr imponer este modelo de corte totalitario, basado en la lógica del pensamiento único y, por tanto, excluyente de todo otro modelo sociopolítico, se han puesto «restricciones a las libertades de información y opinión», se ha incrementado «la inseguridad jurídica y ciudadana» y se han promovido «los ataques a la producción nacional». Todo esto, bajo el peso de una «brutal represión de la disidencia política» (num. 2).

Las cosas no cambiaron. Antes bien, se siguieron agravando y el 31 de marzo de 2017 la Conferencia Episcopal Venezolana se pronunció denunciando que para el gobierno «todo gira en torno a lo político, entendido como conquista del poder, olvidando las necesidades reales de la gente». Ante la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de eliminar la Asamblea Nacional y suplantarla «por una representación de los poderes Judicial y Ejecutivo», indicó el episcopado que «no se puede permanecer pasivos, acobardados ni desesperanzados. Tenemos que defender nuestros derechos y los derechos de los demás. Es hora de preguntarse muy seria y responsablemente si no son válidas y oportunas, por ejemplo, la desobediencia civil, las manifestaciones pacíficas, los justos reclamos a los poderes públicos nacionales y/o internacionales y las protestas cívicas».

El 4 de abril 2017 se sumó la voz de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Venezuela contra «la falta de autonomía entre los cinco poderes públicos: Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Ciudadano», y subrayó «la indolencia del gobierno nacional ante la situación crítica que vive nuestro pueblo, demostrando una vez más que solo le interesa la lucha por mantenerse en el poder» en un contexto de «inminente dictadura». El camino inmediato para salir de la crisis, se lee en el documento, ha de pasar por el cumplimiento de tres exigencias: «respeto al Estado de derecho, separación de poderes, legitimidad del Parlamento».

Tres días más tarde, el 7 de abril 2017, la Compañía de Jesús en Venezuela, a través de la editorial de su revista SIC del Centro Gumilla, hizo pública su posición oficial: «nos enfrentamos a una dictadura como ciudadanos y como cristianos», la cual se consuma, a juicio de los jesuitas, con «las decisiones asumidas por el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional de fecha 28 y 29 de marzo que suponen un claro golpe de Estado y un desenmascaramiento definitivo del gobierno como una dictadura». Y añadió, en consonancia con la petición del Papa Francisco a través de su secretario de Estado, que la solución a la crisis actual del país pasa, necesariamente, por las siguientes condiciones: «democracia con elecciones, liberación de todos los presos políticos, pleno reconocimiento de la Asamblea Nacional, apertura a la ayuda humanitaria internacional y entierro de este modelo fracasado que atenta contra la vida de toda la población». Nada menos de lo que exigió el bloque político de oposición, que por intereses partidistas no lograba llegar a una estrategia unitaria y permanente.

A este movimiento eclesial, se unieron las distintas Conferencias Episcopales Latinoamericanas. Entre ellas, el 21 de abril 2017, la Conferencia Episcopal Panameña se solidarizó con la posición de los obispos venezolanos expresando que «la difícil situación del país cada vez se hace más insostenible». A este comunicado le siguió el de la Conferencia Episcopal Colombiana en pro de la labor de «obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos que en medio de dolorosas situaciones y privaciones, siguen trabajando por la defensa de los valores humanos». El día 26 de abril de 2017, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana declaró que «se trata de una situación donde está muerta y desaparece toda posibilidad de opinión divergente o contraria a quienes están en el poder, se abre la puerta a la arbitrariedad, la corrupción y la persecución, un despeñadero hacia la dictadura». A lo largo de ese mes de abril se solidarizaron también, entre otras, las Conferencias Episcopales de Uruguay y Chile, así como la boliviana, que el 2 de mayo de 2017 se pronunció en torno a «la violencia fratricida, pobreza abrumadora y pérdida de la vigencia de los derechos humanos» en Venezuela.

Una nueva expresión de la colegialidad eclesial se manifestó, históricamente, entre el 9 y el 12 de mayo de 2017, cuando se celebró en San Salvador la XXXVI Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Allí, todas las Iglesias locales de América Latina y el Caribe decidieron, unánimemente, tomar posición frente a la situación de nuestro país al observar que «se vuelve insostenible la falta de alimentación, la falta de medicinas y la falta de libertades». Tras la discusión se creó una Comisión de seguimiento de la situación sociopolítica y humanitaria venezolana. Es la primera vez que el conjunto de las Iglesias locales latinoamericanas se unen para levantar su voz en contra de lo que se vive sociopolíticamente en uno de sus países.

Un último ámbito de conciencia eclesial internacional que no podemos pasar por alto es el comunicado publicado por la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina. El 27 de abril de 2017, unas treinta universidades de catorce países latinoamericanos expresaron su «condena a los actos de represión que el gobierno está ejerciendo sobre quienes legítimamente salen a las calles a manifestar su protesta ante esta situación». Todas las universidades jesuitas del continente se unieron para denunciar «la intolerancia a la discrepancia y la militarización de la sociedad», y demandaron «a todos nuestros gobiernos y organismos internacionales que defiendan el Estado de derecho, la institucionalidad democrática y el libre ejercicio de la ciudadanía en Venezuela».

5. El llamado del Vaticano a desconocer la Constituyente y retomar las 4 condiciones

Ante todos estos pronunciamientos internacionales, el 13 de mayo de 2017, poco antes de que oficiara la misa solemne en Fátima, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolín, «número dos» de Francisco, declaró nuevamente que «la solución para la grave crisis en Venezuela son las elecciones». Como es lógico, toda elección supone un cambio de gobierno o transición política. Por ello precisó, como ha dicho el Pontífice en repetidas ocasiones, que «se necesita mucha buena voluntad, empezando por el gobierno, que debe dar señales de que desea resolver la crisis y tener en cuenta el clamor del pueblo».

Esto llevó a que el 4 de agosto de 2017, el mismo Papa enviara de nuevo un comunicado muy fuerte a través de la Secretaría de Estado diciendo que: «la Santa Sede pide a todos los actores políticos, y en particular al Gobierno, que se asegure el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, como también de la vigente Constitución; se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente que, más que favorecer la reconciliación y la paz, fomentan un clima de tensión y enfrentamiento e hipotecan el futuro; se creen las condiciones para una solución negociada de acuerdo con las indicaciones expresadas en la carta de la Secretaría de Estado de diciembre de 2016, teniendo en cuenta el grave sufrimiento del pueblo a causa de las dificultades para obtener alimentos y medicamentos, y por la falta de seguridad». Nuevamente se recuerdan las 4 condiciones que han de marcar la hoja de ruta hacia el restablecimiento de la democracia en Venezuela: «elecciones, restitución de la Asamblea Nacional, apertura del canal humanitario y liberación de los presos políticos».

Un hecho aparentemente controversial sucedió el 10 de enero (2019) durante la juramentación de Maduro ante el Tribunal Supremo de Justicia para un nuevo período de gobierno. Dicho mandato ha sido desconocido por la comunidad internacional. La Secretaría de Estado del Vaticano decidió enviar a un Encargado de negocios ad interim, en vez de al Nuncio en Caracas. Hecho que no ha de pasar desapercibido cuando el protocolo vaticano siempre ha prescrito la presencia de un Nuncio, sea el del propio país o de otro vecino que lo represente en su calidad de Jefe de Misión en tales actos de investidura. Aquí se optó por un funcionario de menor rango, prácticamente desconocido. Ante las reacciones que surgieron, el Vaticano emitió un comunicado el pasado lunes 14 de enero explicando que «la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con el Estado venezolano. Su actividad diplomática tiene como finalidad promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana», y añadió nuevamente el principio de colegialidad geopolítica bajo el cual actúa, siempre en coordinación con los obispos locales. Por eso, dice el comunicado, «la Santa Sede y los obispos del país trabajan juntos para ayudar al pueblo venezolano, que sufre las implicaciones humanitarias y sociales de la grave situación en la que se encuentra la nación».

6. «El nuevo período presidencial es ilegítimo y abre una puerta al desconocimiento»

Todas estas acciones y posiciones, frutos de una acción colegiada entre el Papa, los obispos y los fieles católicos, quedó claramente expresada y reconocida el 9 de enero de 2019 en la exhortación que lleva como título: «Lo que hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicieron» (Mt 25,40). Ahí, la Conferencia Episcopal Venezolana en pleno exigió al gobierno «el cambio que el país pide a gritos: la recuperación del Estado de Derecho según la Constitución y la reconstrucción de la sociedad venezolana, en dignidad, libertad y justicia para todos». Por tal motivo, dice la exhortación: «reiteramos que la convocatoria del 20 de mayo (para elegir el Presidente de la República) fue ilegítima, como lo es la Asamblea Nacional Constituyente impuesta por el poder ejecutivo. Vivimos un régimen de facto, sin respeto a las garantías previstas en la Constitución (...). La pretensión de iniciar un nuevo período presidencial el 10 de enero de 2019 es ilegítima por su origen, y abre una puerta al desconocimiento del Gobierno».

Así como los obispos han sido claros en no reconocer la legitimidad de Maduro, el Papa fue el primero en desconocer a la asamblea nacional constituyente impuesta por Maduro sin voto popular. No olvidemos que las acciones de una diplomacia muchas veces silente y poco perceptible iniciaron un proceso de concertación entre gobiernos latinoamericanos y conferencias episcopales locales, que fueron alzando sus voces para pedir, con el Vaticano: «elecciones, restitución de la Asamblea, apertura del canal humanitario y liberación de los presos políticos».

7. Venezuela, Nicaragua, Yemen y Siria...

La decisión del Papa de incorporar a Venezuela el 25 de diciembre de 2018 en la lista de países que nombra en su mensaje Urbi et Orbi, es otro reconocimiento de un país que vive una severa tragedia humanitaria y en condiciones de estados fallidos, como Yemen y Siria, o totalitarios como Nicaragua. Es un mensaje fuerte y profético de la diplomacia vaticana que ha pasado desapercibido para muchos, y que ha sido enviado con contundencia a la comunidad internacional, reconociendo así, la necesidad de un cambio político urgente.

Hoy el Papa, en medio de nuevas críticas por parte de académicos y políticos latinoamericanos, especialmente de oposición, vuelve a insistir, el 7 de enero de 2019 en su Discurso a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede: «Deseo para la amada Venezuela que se encuentren vías institucionales y pacíficas para solucionar la crisis política, social y económica, vías que consientan asistir sobre todo a los que han sido afectados por las tensiones de estos años y ofrecer a todo el pueblo venezolano un horizonte de esperanza y de paz». Vías que, como explicaron los obispos venezolanos, pasan por reconocer que «la Asamblea Nacional, electa con el voto libre y democrático de los venezolanos, actualmente es el único órgano del poder público con legitimidad para ejercer soberanamente sus competencias».

Lo que el Papa desea sigue siendo hoy el clamor de los nuevos líderes de la única y legítima Asamblea Nacional, elegida bajo el voto popular con una mayoría opositora abrumadora: «elecciones, restitución de la Asamblea, apertura del canal humanitario y liberación de los presos políticos». Es esta la hoja de ruta vaticana para un proceso de transición hacia la democracia en Venezuela. Es la voz que llevan hoy nuestros jóvenes diputados con un mensaje que ha devuelto la esperanza en un cambio político en Venezuela que mira al bien común y se aleja de los intereses partidistas e ideológicos tanto de la oposición política como del oficialismo castrista.

No nos dejemos robar la esperanza, no perdamos la fe en las personas e instituciones que están trabajando por un cambio en Venezuela. Recordemos las palabras de Francisco en Paraguay: «las ideologías terminan mal, no sirven, las ideologías tienen una relación incompleta, enferma o mala con el pueblo porque no asumen al pueblo» (Visita Apostólica al Paraguay, 2015).

Rafael Luciani
Doctor en Teología

Miembro del Equipo Teológico Pastoral del CELAM

05 febrero 2019

Elecciones libres


Aunque otros han escrito sobre qué significan unas elecciones libres, quiero detenerme en un detalle de los tantos que forman ese ideal de libertad, como es el sistema electoral.

La elección de presidente de la República de Venezuela se efectúa mediante votación universal, directa y secreta, en conformidad con la ley, y se proclama electo al candidato que hubiere obtenido la mayoría de votos válidos. Es decir, es una elección simple, sencilla, sin complicaciones ni dificultades.

Toda elección implica un procedimiento matemático, en este caso es sumar los votos obtenidos por cada candidato, el problema es que es necesario que un partido postule al candidato, y aquí comienzan las dificultades.


La Sala Constitucional y la Sala Electoral han intervenido partidos, impuesto sus autoridades, otorgado facultades para postular a personas distintas a sus representantes electos. Este fue el caso de Copei, que postuló candidato en las espurias elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018, en contra de la opinión de las autoridades legítimas de ese partido.

Tenemos organizaciones con fines políticos a los que el Tribunal Supremo de Justicia sometió a la verificación de la nómina de inscritos (5-1-2016), incluidos los regionales. Algunos de ellos se legitimaron por este cambio de reglas, otros, extrañamente, lo lograron, aunque el Consejo Nacional Electoral no dio los resultados definitivos. Vieja costumbre del gobierno de ocultar los datos, como han hecho con los de la salud, la inflación y del CNE de Tibisay Lucena, que no dio los números finales del referéndum sobre la Constitución de 2007.

Cinco de los pocos partidos que quedaron de esa relegitimación absurda fueron sometidos nuevamente al proceso de recolección de firmas por un decreto de la asamblea nacional constituyente, publicado en Gaceta Oficial el 27 de diciembre de 2017. El 28 de julio de 2018, el CNE ordenó renovar su nómina de inscritos al único sobreviviente de todos los anteriores procesos de renovación, como fue Acción Democrática, y a otras tres organizaciones con fines políticos.

Así se trasquila a la democracia, quitándole las facultades para postular a quienes se atreven a competir en una elección contra el superrico partido de gobierno.

Poner en orden y restablecer la Constitución, el derecho a la participación política y el derecho al sufragio pasa por restituir la legalidad de los partidos políticos, dejar sin efecto los ilegales procedimientos de intervención llevados a cabo por el TSJ, declarar la nulidad absoluta de todas las decisiones que anularon la vigencia de las organizaciones con fines políticos, cerrar los procesos penales a la Mesa de la Unidad Democrática relacionados con el procedimiento de referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro y la cancelación de la MUD por parte de la Sala Constitucional del TSJ, mediante sentencia N° 56 del 25 de enero de 2018, con el argumento peregrino de estar constituido por diversas organizaciones políticas ya renovadas y otras pendientes de renovación, cuando lo cierto es que es una organización con personalidad jurídica propia, independiente de los otros partidos.

Para que se lleven a cabo todas esas acciones y componer la ruptura del orden constitucional se debe sustituir a los magistrados del TSJ, por su actuar complaciente con el chavismo ha desvirtuado el derecho en Venezuela. Dejar en sus cargos a estos funcionarios en el ejercicio de la más alta responsabilidad de justicia en nuestro país sería un acto de negligencia, una irresponsabilidad, ya que corrompieron la institución a favor de la persecución política, sin entrar en detalles sobre la venta de sentencias. Convirtieron el máximo tribunal y los demás tribunales en un mercado persa, en los que se venden los veredictos a cambio de divisas. Merecen ser expulsados cual mercaderes del templo.

Un nuevo Consejo Nacional Electoral es necesario para llevar a cabo el o los procesos electorales que legitimen los órganos ejecutivos y de representación popular. Recuerde que las elecciones de gobernadores de octubre de 2017 se efectuaron cuando los partidos políticos fueron obligados a distraer sus recursos económicos y humanos en el proceso de renovación de afiliados a partir de 2016. Aparte del inconstitucional desconocimiento de la elección efectuada en el estado Zulia.

La inconstitucional asamblea nacional constituyente pasará al olvido, sus 545 integrantes, quienes nunca han estado reunidos al mismo tiempo y los 4 gatos arreados por Cabello que toman las decisiones en esa instancia, dejarán de cobrar su mesada y hacer lo que les ordenan desde Cuba. Un triste papel de parte de quienes dijeron ser un poder originario y fundacional del pueblo venezolano. No hay suficientes aviones para que toda esa gente pueda huir de Venezuela, ni peñeros ni trochas hacia Colombia o Brasil. Solo se salvan los que han renunciado.

Queda mucho trabajo antes de convocar a elecciones. Por lo pronto, lo que no se empieza no se termina.

¡Vamos bien!

@rangelrachadell