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29 mayo 2018

Ceremonia en el hemiciclo


El presidente Maduro ha inducido a error a parte de la sociedad, le ha hecho creer que su elección y posterior juramentación ante una reunión de personas que no constituye la Asamblea Nacional, como lo establece la Constitución, fue un acto válido.

Según la Constitución, los presidentes se juramentan ante el Poder Legislativo, no ante una instancia que no fue convocada por el pueblo. Tampoco un presidente se juramenta 8 meses antes de que se inicie el período presidencial para el que mienten que fue electo, cuando la Constitución establece que es el 10 de enero la toma de posesión del cargo.

Esta conducta, la de hacer incurrir en error, la practica el gobierno desde hace un buen tiempo, por ejemplo: el famoso diálogo, nunca hubo intención de condescender o reconocer el mal que le están haciendo a la sociedad; todo fue una farsa, reuniones se hicieron y nunca cedieron. La convocatoria a una constituyente comunal se hizo sin cumplir la exigencia de preguntarle al pueblo si quería o no una nueva Constitución; no importa, se pasaron ese requisito por alto y llamaron a votar por unos candidatos con un sistema electoral que nadie aprobó, solo fue necesaria la magnificencia de Maduro para definir las reglas del proceso constituyente. La convocatoria a elecciones de gobernadores, de legisladores o presidenciales con posibles candidatos o partidos inhabilitados, sin derecho a participar porque a la Contraloría General de la República, al Tribunal Supremo de Justicia o al Consejo Nacional Electoral les dieron esas órdenes. Hacen unas elecciones en las que movilizan a los electores, con todo y centro de votación, sin su consentimiento, o como hicieron con la constituyente, que pusieron a votar en el Poliedro de Caracas a los centros electorales ubicados en el este de esa ciudad, sin testigos, sin dar servicio de transporte a los electores, vaya usted a saber qué fue lo que ocurrió en esa elección, si hasta Smartmatic dijo que allí no votaron todos los que anunciaron. Las mismas dudas, o peores, que se presentan con los resultados de las supuestas elecciones presidenciales.

La sociedad ha sido perjudicada, le quitaron el referéndum revocatorio, le impusieron alternativas amañadas, con los candidatos que ellos quisieron. Sorprendieron a muchos ciudadanos en su buena fe, con la esperanza de un cambio; y, para colmo, una mentira televisada a través de los medios de comunicación en la que se juró algo que no han cumplido hasta ahora.

Cumplir la Constitución y las leyes no ha sido el principal testimonio de la autoridad. El gobierno declara a su favor 6 millones de ilusiones y pocos participantes.

Esa ceremonia de juramentación en el Palacio Federal Legislativo fue como una misa en escena, una acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a todos los venezolanos. Es como si Maduro entrara solemne a un ambiente en el que el silencio es roto por cánticos, vestido con una casulla, que al frente tuviera un altar, dos velas prendidas, un cristo pegado a la pared, una biblia abierta. Sabemos que Maduro no es sacerdote, que tal vez ni sea cristiano –lo cual no es relevante, en comparación a ser honesto–, pero podría hacer creer que está oficiando una misa, que él es el párroco; todo por usar los símbolos de una religión.

Todo el engaño que oficiaron en la constituyente comunal es para hacer presumir de una legitimidad que no tienen, por lo menos no en la legalidad a la que se refiere la Constitución. Fue para obtener un provecho injusto, el aferrarse al poder por unos cuantos años más, en desmedro del hambre del pueblo. La parafernalia usada con los símbolos del poder es el complemento de la actuación del Consejo Nacional Electoral y de los candidatos que se presentaron a la elección. Esta es la relación de causa-efecto entre el engaño y el beneficio obtenido.

Un dato de este sainete: el candidato Bertucci fue postulado por un grupo de electores que se identificó como Movimiento Esperanza por el Cambio, denominación muy parecida al partido de Ricardo Sánchez, Movimiento Político Alianza para el Cambio, que apoyó a Nicolás. Es extraño que el CNE aceptase esa denominación y que Sánchez no haya impugnado el uso indebido del nombre de su partido, cuando existe la obligación de adoptar una denominación diferente a la que corresponda a partidos políticos.

También, el candidato que se retiró, Luis Alejandro Ratti, se inscribió por iniciativa propia, por lo que tuvo que entregar al CNE el respaldo de firmas de electores equivalentes al 5% del registro electoral que corresponda al ámbito territorial del cargo a elección popular. En este caso debía ser de todo el registro electoral, que tiene más de 20 millones de electores, y 5% de ese registro excede el millón de electores. El candidato Ratti, después de llegarle a 1 millón de personas para que lo apoyasen decide retirarse, por lo que queda la duda de si presentó el respaldo de las firmas en esa cantidad, si el CNE verificó que existiera ese número de firmas, en el mismo papel de seguridad exigido cuando el referéndum revocatorio en contra de Maduro, y cuáles serían las razones para abandonar la carrera presidencial. En el supuesto negado de que sus firmas fueran ciertas, pudo superar al candidato Bertucci en el número de votos.

Muchas coincidencias que parecen irregularidades.

@rangelrachadell

15 mayo 2018

Partidos políticos


La sociedad se organiza de diferentes maneras, algunos constituyen clubes deportivos, otros se unen para hacer negocios, hay quienes prefieren fundar una República, otros instituyen entidades religiosas como las iglesias; y los que buscan dirigir a la sociedad basados en su ideología se asocian en partidos políticos.

Buscan un objeto común o fin societario, del cual dejan constancia por escrito, y plasman en contratos o estatutos. El Estado, que es una persona jurídica pública, reconoce esas confluencias de voluntades de los particulares otorgándoles personalidad jurídica de derecho privado.

Si usted tiene interés en llevar adelante un negocio puede hacerlo con una sociedad civil o una mercantil, en ambos casos tendrá que llevar un documento al Registro Público para las personas civiles y al Registro Mercantil para las personas que realizan actos de comercio. Por ejemplo: una asociación de carritos por puesto, de beisbol o de profesionales en libre ejercicio, deberá ir al Registro Público; los bancos y las compañías anónimas deben ir al Registro Mercantil.

Si tiene la intención de crear un partido, organización o asociación con fines políticos, sepa que se le exigirá –por lo menos– ser venezolano, no sujeto a inhabilitación política (la inhabilitación es una prohibición de hacer política; la Constitución exige sentencia firme que inhabilite a un ciudadano, pero el gobierno lo hace mediante decisiones administrativas) ni a interdicción civil (la interdicción es un procedimiento judicial que lleva a una sentencia declaratoria de incapacidad mental, que regresa al entredicho a la situación jurídica de un menor de edad) y ser mayor de edad. O bien, puede participar en los asuntos públicos de manera directa, por medio de sus representantes elegidos o de un partido político. Para ello deberá acudir al Consejo Nacional Electoral, que tiene la autoridad para otorgar el reconocimiento legal a los partidos políticos. El CNE lleva un registro de las asociaciones políticas y tiene un órgano de divulgación propio, como lo es la Gaceta Electoral. El Estado tiene tres órganos de divulgación públicos, obligatorios y con presunción de conocimiento de la sociedad a la fecha de su publicación; que son: la Gaceta Oficial, la Gaceta Judicial y la Gaceta Electoral.


La Constitución de 1961 no prohibía el financiamiento de los partidos políticos por parte del Estado, la Constitución de 1999 sí prohíbe que las organizaciones con fines políticos reciban colaboraciones, de cualquier tipo, de parte de los órganos del Estado; solo el partido de gobierno tiene financiamiento infinito.

Si el CNE le autoriza un partido político, le deseo suerte. Es más probable que le autoricen una institución del sector bancario que un partido. Los partidos políticos están sometidos a los antojos del poder, existen los que el poder quiera que existan, los que se sometan o no tengan ninguna influencia en el electorado. Así ocurrió en 2015; dos partidos, como fueron Copei y MIN Unidad, con una semana de diferencia, fueron intervenidos por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que impuso las autoridades que mejor le pareció, otorgándoles expresas facultades para postular candidatos. El gobierno buscó dividir a la oposición; no lo logró, aunque el daño a esos partidos se mantiene.

En 2016, la Sala Constitucional decidió que los partidos que no habían participado en las elecciones nacionales de 2015 quedaban sometidos a un proceso de renovación automática de afiliados; alteró el procedimiento de recolección de firmas, e impuso prohibiciones que limitan derechos previstos en la Constitución. La consecuencia de esos requisitos fue que algunos partidos políticos perdieron el nombre, logos, emblemas y símbolos, la identidad gráfica, fonética y legal para su legítima participación en procesos de elección popular. A estos obstáculos deben agregarse los que impuso el CNE al proceso de recolección de firmas, tales como la falta de máquinas, o los centros de recolección de firmas en localidades lejanas o muy inseguras.

La Asamblea Nacional Constituyente Comunal dispuso que los partidos políticos que no habían postulado candidatos a las elecciones de gobernadores efectuadas en 2017 quedaban inhabilitados. Una fulana del gobierno dijo: En las “democracias participativas” la asistencia a las elecciones debe ser obligatoria. Esto es falso y no es lo que dice la Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones: lo que establece es que la sanción es para aquellos partidos políticos que no participen en los dos últimos eventos electorales de carácter nacional sucesivos; y las elecciones de gobernador son elecciones regionales, no se produce un acta de totalización nacional.

Si eso no fuera suficiente, en las elecciones de legisladores que se convocaron para el 20 de mayo de 2018, se impidió postular a los partidos políticos que no presentaron candidatos para presidente de la República, sin una norma que establezca la sanción que terminaron imponiendo. Maldad insolente.

Sin partidos políticos es difícil la participación, no tenemos representantes y se amenaza con una supuesta declaratoria de delito si se llama a la abstención electoral, supuesto que tampoco está regulado en ninguna ley. Vivimos una dictadura cuando el gobierno no respeta la ley y hace lo que le da la gana.

Tengo la tendencia a votar en todas las elecciones, aunque no lo haya hecho en algunas; y quisiera decirle a Maduro que es un mal presidente, que tiene a la gente pasando hambre, que tenemos presos políticos, que sus órganos de represión matan a jóvenes indefensos y que hay gente sufriendo por falta de medicinas; y ahora, si no vamos a ir a votar en su contra, al menos protestemos.



@rangelrachadell

01 mayo 2018

Participación traicionada


Se supone que en Venezuela vivimos en un Estado de Derecho; en un sistema de reglas previas que aceptamos y esperamos que los demás cumplan y que, de ser necesario, el Estado haga cumplir. Esto es una especulación, no sabemos cuáles son las reglas que el gobierno quiere cumplir y cuáles cambiará a su mejor saber entender, apoyado en la interpretación de la Constitución que le ordene hacer a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y a las rectoras del Consejo Nacional Electoral.

La Constitución actual, aprobada el 15 de diciembre de 1999, creó mucha expectativa sobre el futuro de la sociedad venezolana, como si cambiar las reglas escritas pudiera alterar nuestro comportamiento, mejorar la cultura, transformar al colectivo. Quisimos creer ese cuento, fueron vanas ilusiones.

La ley, por definición, es una camisa de fuerza para el Estado, este solo puede hacer aquello para lo que ha sido autorizado y los ciudadanos podemos hacer todo aquello que no esté prohibido por ley. A esto lo llaman principio de legalidad. La ley es como el programa de computación con el que funciona la máquina, si no existen pautas la máquina no puede actuar. Nada de lo que hace el Estado, en cualquiera de sus manifestaciones, lo ejecuta sin esas instrucciones previas escritas en la Constitución o en las leyes. La administración pública debe actuar “con sometimiento pleno a la ley y al derecho” (artículo 141 de la Constitución).

Hasta aquí vamos bien, el problema es que el Estado venezolano se comporta como una fantasía de ciencia ficción en el que la máquina toma el control, desconoce a su creador y lo ataca. Es el monstruo creado por el doctor Frankenstein, que toma vida y conciencia propia; o la computadora HAL 9000, en 2001, una odisea espacial, que elimina a quienes estaba programada para proteger. Hacen lo que mejor les parece, no importan los fines para los cuales fueron creadas; hay un mal funcionamiento, un conflicto entre las instrucciones y su ejecución. Con el socialismo llegamos al apocalipsis jurídico en vida, la destrucción del Estado de Derecho.

Uno de los principales mandatos de la Constitución es el llamado a la participación de los ciudadanos en la vida política, civil y comunitaria del país; en los asuntos públicos; en la promoción y defensa de la salud; en la prevención, seguridad ciudadana y administración de emergencias; en la formación, ejecución y control de la gestión pública mediante la evaluación de sus resultados; y en muchos otros ámbitos de la vida en sociedad.

Esta participación es individual, solidaria de las familias y de la sociedad en general, a través de las asociaciones vecinales o la elección de cargos públicos, el referéndum, la consulta popular, la revocatoria del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos, la autogestión, la cogestión, las cooperativas, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas (artículo 70 de la Constitución).

Los pueblos indígenas tienen un modo adicional de participación, al estar facultados para demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras. Otro tipo de participación es el de las comunidades en actividades de acercamiento a los establecimientos penales y de vinculación de estos con la población. Letra muerta, nada de esto se ha implementado.

Poco de lo anterior se cumple, la vida en sociedad es insufrible. El Estado lo decide todo, se mete en todo, he impide desarrollar “el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad” (artículo 102 de la Constitución).

El Estado ha limitado los medios de participación y de control previstos en la Constitución. Entre el CNE, la Asamblea Nacional de la época chavista y el Poder Judicial, impidieron el referéndum revocatorio de Maduro; cambiaron la mayoría prevista para aprobar el antejuicio de mérito del presidente de la República (al alterar la redacción de la Ley orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de 2010, mediante una supuesta corrección por error material); crearon una Asamblea Nacional Constituyente Comunal implementando un mecanismo para su convocatoria distinto al previsto en la Constitución; confinaron el funcionamiento de los partidos políticos, intervinieron algunos de los partidos sustituyendo a sus autoridades electas, exigieron requisitos no previstos en la ley para la renovación del registro de los seguidores y restringieron la participación de los ciudadanos para su mantenimiento; además, disolvieron los partidos políticos que no se sometieron a la constituyente comunal. Y la más aborrecible de las medidas, anularon el Poder Legislativo a punta de sentencias que incumplen la letra constitucional.

La Constitución terminó siendo una quimera; el capítulo de los derechos humanos una entelequia. Lo que tenemos son muertos y más muertos; presos y torturados; enfermos sin medicinas; familias escarbando en la basura. La fábula del socialismo del siglo XXI apenas comienza, si los dejamos dictarán otra Constitución a su imagen y semejanza, formalizarán la dictadura del siglo XXI, de la cual estamos disfrutando un pequeño adelanto, lo que viene será más de lo mismo, a menos que hagamos algo.

Nuestra carta fundamental, en la que se encuentra la organización de la sociedad, el sistema de derechos y la regulación de la emergencia, nos da la pauta. Tenemos que participar en el terreno que nos corresponda, no es solo salir a la calle, es incorporarnos a cualquier manifestación de la vida en sociedad y quejarnos. Desde la casa no hacemos nada.

@rangelrachadell

18 abril 2018

Ciudad desamparada

Los que se van de Caracas pierden su clima, lo verde de sus árboles, la eterna primavera, la lluvia, que en el peor de los casos dura un rato y se calma. Los que se quedan extrañan la alegría de su gente, las bellas mujeres, la actividad cultural. Muchos se han ido.

Un amigo me dice que él desayuna todas las mañanas viendo el Ávila, disfrutando de una montaña distinta todos los días, con un matiz diferente a medida que transcurre la tarde. Me asevera que, cuando ve arreboles al atardecer de Caracas, está seguro de que habrá lluvias al amanecer. Las puestas de sol de Caracas no envidian las de Barquisimeto u otra ciudad del mundo.


Esta Caracas fue la misma en la que se pudo disfrutar de un espectáculo como el de la banda de rock sinfónico Queen, con la portentosa voz de Freddie Mercury; de Van Halen con David Lee Roth o de Guns N'Roses. Ya no viene ni Olga Tañón.

Vivir en ciudad tiene sus beneficios: mejores hoteles, buenos restaurantes, trabajos que permiten el continuo ascenso y remuneración, colegios para los muchachos o estudios de tercer nivel a unos precios que aventajan los aranceles de cualquier universidad del mundo. Eso sí, sin socialismo bolivariano.

La diversidad de empresas industriales o de servicios atraía a los profesionales, aquí se hacía dinero con solo salir a la calle. Una semana en esta ciudad era más productivo que un mes en el interior del país.

Ahora, salga a una avenida, maneje por las autopistas, ya no hay colas. Caracas, la ciudad infernal por el tráfico no tiene vehículos, los carros están dañados o estacionados mientras se venden. Un repuesto es incomprable, un carro se adquiere por una miseria en dólares.

Nos hemos acostumbrado tanto a lo malo de este gobierno, que si oye muchos disparos no llama a la policía, se queda a la expectativa a ver si alguien está intentando un golpe de Estado. Pero no pasa nada.

Esta ciudad ha perdido población, la caída podría estar alrededor de 30%; lo peor es que la cantidad de habitantes sigue disminuyendo. Intente vender un inmueble, no le dan ni la mitad de lo que usted considera que es su valor; los propietarios lo dejan en barbecho. No se construyen apartamentos, la oferta inmobiliaria es infinita, el promedio de antigüedad de las viviendas es alto y sigue aumentando. Se puede adquirir una vivienda por poco dinero, por lo que se justifica la inversión por parte de quienes sueñan con vivir en esta ciudad, siempre y cuando sea en bolívares, no es racional traer ahorros en moneda dura para meterlos en esta incertidumbre de país. Caracas va camino de convertirse en una ciudad de jubilados, propiedad de los que tienen familiares en el exterior que los mantengan con remesas, de viejos sin hijos ni nietos.

Esta ciudad en un foso, todo lo que se le invierta para recuperar el alumbrado, las aceras, cubrir los huecos, es una inversión a fondo perdido mientras gobierne el socialismo. Tenemos una ciudad fracasada.

La posibilidad de cambiar estas circunstancias es baja, considerando la división ostensible de los grandes partidos de la oposición, que deja en evidencia el egoísmo de nuestros principales líderes. Más fácil es jugarse un animal de la lotería y esperar buenos resultados.

Hay quienes dicen que hay que votar, que es la mejor oportunidad de salir de este gobierno, que no es necesario esperar a que vengan los gringos a resolver nuestros problemas. No me extrañaría que mi amigo Carlos pegue una calcomanía en su carro que diga “No me culpen a mí, yo voté por Falcón”.

Vivimos en la ignorancia de lo que pueda pasar, de saber si nuestro voto influenciará el resultado, no tenemos expectativas de cambiar esta situación por medio de elecciones organizadas de la manera tramposa en que se están haciendo. El Consejo Nacional Electoral nos ha enseñado que el voto no tiene valor, que trasmitir confianza no es su política; que, si existiera la probabilidad de que Falcón gane, el viernes antes de las elecciones el CNE cambiaría los centros electorales, obligaría a los electores a estar zanqueando de centro en centro para tratar de votar, o forzando a ejercer el sufragio en zonas inaccesibles o de reconocida peligrosidad, como lo hizo en las de gobernadores 2017. Parafraseando una frase memorable del Sr. Spock: Las necesidades de unos pocos en el gobierno pesan más que las necesidades de muchos.

Mientras llega el día de la votación, sean diferidas o no, necesitamos una marcha, una concentración, una demostración del deseo de salir de este socialismo de porquería. Una demostración como la que se efectuó en Caracas el 19 de abril de 2017, cuando salió una muchedumbre. El gobierno, para las siguientes manifestaciones, apoyado en la fuerza militar, reprimió al pueblo y mató a jóvenes inocentes, con tal de que no se tomara conciencia del triunfo político de la oposición.

Creo más en la gente protestando que en sentencias y mayorías parlamentarias. Caracas debe dar el ejemplo, nosotros somos Caracas, convóquenme que yo salgo.

@rangelrachadell

03 abril 2018

Moneda pendiente

El gobierno ofrece un cono monetario llamado bolívar soberano, lo cual no es ninguna novedad. Lo hizo Chávez en enero de 2008, y lo dio a conocer casi un año antes, cuando informó sobre la posibilidad de esas nuevas monedas en el programa Aló Presidente N° 276, del 18 de marzo de 2007, en el que dijo: Los equipos están trabajando hasta las monedas, los detalles de las monedas, los detalles de los billetes... el nuevo bolívar, el bolívar fuerte.
Maduro, que es el único responsable de la inflación galopante, propone, con menos de un mes y medio de antelación a la fecha de su implementación, el nuevo cono monetario. Sin casi aviso y sin protesto.
En materia monetaria, la competencia es del Banco Central de Venezuela, cuya ley –siguiendo la Constitución– establece que la unidad monetaria es el bolívar, y solo en el supuesto de una moneda común, consecuencia de la integración latinoamericana y caribeña, podría adoptarse otra moneda. Le corresponde al BCV el derecho exclusivo de emitir billetes y de acuñar monedas de curso legal, y ninguna, absolutamente ninguna institución, pública o privada, cualquiera que sea su naturaleza, puede emitir especies monetarias; salvo la emisión de especies para el intercambio de bienes y servicios entre prosumidores, en el ámbito comunal.
No quiero alarmarlos, hay una ley que dictó Chávez en la que se anunciaba el estado actual de postración de nuestra economía y en la que se establecen las pautas para otras locuras. Se llama Ley para el Fomento y Desarrollo de la Economía Popular (decreto ley 6130, Gaceta Extraordinaria 5890, 31/7/2008). En esta se establece la creación de las monedas comunales y eso que llaman prosumidores, que son los consumidores que utilizan unos billetes distintos al bolívar, en zonas limitadas.

El presidente Chávez avisó que el trueque sería la manera de comerciar, que se implementaría el sistema alternativo de intercambio solidario, basado en unas monedas que no tienen curso legal (aceptación obligatoria), ni circulación en el territorio de la República, solo serían válidas en unos ámbitos determinados. Al referirse a las monedas, dijo: “Entonces es el trueque…, yo le aporto a la comunidad y la comunidad me aporta a mí. Y al final, todos salimos ganando. ¿Saben cómo se llama eso? Socialismo”.
Bueno, ya saben, el socialismo es hambre. No hay novedad.
Tengo mis dudas sobre la legalidad de algunas de esas monedas comunales, por cuanto se aprobaron antes de la mencionada Ley de Fomento de la Economía Popular; y si creemos en lo publicado por el BCV, son 12 las monedas comunales. Desde 2007: la lionza: moneda comunal empleada en el primer Mercado Comunitario de Trueque, realizado en Urachiche, estado Yaracuy. El zambo: moneda correspondiente a la Confederación de Consejos Comunales José Leonardo Chirino, en Falcón. El momoy: facilitador de intercambio usado en Boconó, estado Trujillo. Desde 2008: el ticoporo: es la moneda del sistema de trueque de Socopó, en el estado Barinas. La paria: moneda comunal de la península de Paria, en Sucre. El turimiquire: es el nombre de la moneda perteneciente al sistema de trueque biorregión Turimiquire, ubicado en los estados Monagas, Sucre y Anzoátegui. El cimarrón: utilizado en la localidad de Barlovento, en el estado Miranda. El tamunangue: utilizado por el sistema de trueque Saquito Larense. El relámpago del Catatumbo: se usa en el sistema de trueque de Perijá Norte y el sistema de trueque de Perijá Sur. Los guaiqueríes: forman parte del sistema de trueque de Paraguachoa en el estado Nueva Esparta. Desde 2009: el cóndor: se utiliza en el sistema de trueque merideño. Desde 2010: el zamorano grandeza del Tuy: perteneciente al sistema de trueque Kirikire de los Valles del Tuy, estado Miranda.
El BCV no menciona la moneda el mirandino, impuesta de manera forzada en 2006 por el Ministerio de la Economía Popular (Minep), luego conocido como Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Protección Social (MPComunas), y que tuvo una sola emisión; dicen que fue un experimento. Y eso que no me refiero al panal, por no ser emitido por el BCV, aunque lo quieren imponer como moneda en la zona del 23 de Enero, en Caracas.
También está la moneda petro, que no se puede comprar con bolívares, y se ha informado que las operaciones inmobiliarias y otros servicios deberán denominarse en petros (creo que se refieren a hacer la equivalencia), y algunos servicios como los turísticos podrán pagarse en esa moneda. Vapores de la fantasía.
A todas estas, pocas personas consiguen un medio de pago, llámese billete de lo que sea: bolívar, petro o monedas comunales para intercambiarlos por bienes, por comida. Los billetes parecen un huevo de Pascua, escondidos para que los busquen, como hacen los niños. Otra obra más del gobierno socialista.
Ya sabe, si usted intercambia harina de maíz por arroz está haciendo realidad el sueño de Chávez, destruir la economía y que nos dediquemos al trueque.
@rangelrachadell

20 marzo 2018

Influencias de la historia

Los hechos históricos son interdependientes, sin unos es muy posible que otros no ocurran o que se demoren en aparecer. Si Constantinopla no cae en 1453, en manos del sultán Mehmed II, los venecianos no hubieran dispuesto de muchos de los libros que atesoraban los bizantinos. A Venecia huyeron los que pudieron, con todos sus libros escritos en griego que hablaban de una filosofía de otra época, de unos pensadores que se conocían, aunque no tanto.

Gracias a la imprenta, construida en 1450 por Johannes Gutenberg, se logró que se conocieran otras maneras de pensar, que el conocimiento se ampliara a otras materias, además de las religiosas. Los libros que llegaron a Venecia, con el paso del tiempo, fueron impresos una y otra vez. Como consecuencia de la caída de Constantinopla se interrumpió el comercio de especias con el Oriente, y por ello Cristóbal Colón obtuvo el financiamiento de los reyes católicos que le permitió descubrir América para los europeos en 1492. Sin la toma de Constantinopla nos quedamos sin libros interesantes y sin descubrimiento, por algún tiempo.

Un hecho de hace casi 60 años, como el intento de invasión de Cuba en 1961, por unos cubanos apoyados parcialmente por americanos, conocido como invasión de bahía de Cochinos, provocó el odio de Fidel Castro hacia los norteamericanos. La Unión Soviética le propuso a Fidel Castro colocar unas plataformas de lanzamiento de misiles nucleares en contra de Estados Unidos, y de cualquier otro país que no se sometiera al comunismo. Fidel permitió la fuerza militar soviética a partir de mayo de 1962. Luego de la crisis de los misiles, que por poco inicia la tercera guerra mundial, entre los acuerdos entre Jrushchov y Kennedy, Estados Unidos se comprometió a no invadir Cuba. Por esta razón es que el dictador Fidel Castro muere en su cama, aunque invadiera a Venezuela por Machurucuto en 1967. Hay invasiones malas e invasiones buenas, depende del país invadido.

Más reciente, es el impacto del socialismo del siglo XXI sobre las aspiraciones de los candidatos de izquierda en Latinoamérica. Si no fuera por el desastroso gobierno de la dupla Chávez-Maduro, que hace comer de la basura a muchos venezolanos y que emigren los jóvenes de nuestro país; en Colombia, candidatos como Iván Duque, representando al Centro Democrático, no le hubiera ganado tan fácil a Gustavo Petro, que representa a la izquierda castrochavista denominada Colombia Humana.

Otro efecto del desastre del gobierno castrochavista ha sido la patada histórica que le dio Lenín Moreno, presidente de Ecuador, al anterior presidente Rafael Correa, impidiendo la reelección indefinida de quien se identificó con la posición ideológica de Chávez y Maduro, no con las erradas políticas económicas de ambos. Que la justicia ecuatoriana esté investigando a Correa y a su entorno político, léase por causa, entre otras, de la enorme deuda externa y de la omnipresente Odebrecht y su política de compra de voluntades en todos los países en los que construyó obras públicas, como Venezuela. Es demostración de que el socialismo no deja nada bueno.

Otro suceso, no tan influenciado por la aversión al socialismo del siglo XXI, fue la elección de Mauricio Macri; quien le ganó al candidato apoyado por la presidente Cristina Kirchner, queridísima de Hugo Chávez.

El mal ejemplo del gobierno venezolano, que administró los más grandes ingresos petroleros que ningún gobierno manejó en el pasado, le está haciendo mucho daño a los progresistas colombianos, al partido de orientación kirchnerista argentino, a los socialistas ecuatorianos, y generando el viraje a la derecha del resto de la América hispanohablante.

Uno de los hechos históricos que está afectando al gobierno venezolano fue la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y parece que apenas empieza en su empeño de demostrar que en Venezuela el gobierno se comporta de manera dictatorial. Los socialistas de este patio preferían otro gobierno demócrata, más laxo con las dictaduras.

Nacer en un mes determinado puede dar ventajas competitivas en el deporte (por la fecha de corte de cada año en el que se escogen los jugadores); así como vivir en un período histórico sirve para tener conciencia del retroceso que puede dar una sociedad en lo político, en lo económico y en su salubridad. Se los dice quien tuvo la suerte de ver el paso de la televisión de blanco y negro a color, el nacimiento de la computación personal y del Internet o haber presenciado la evolución de la tecnología en una sola generación y la destrucción de nuestro país en una sola revolución.

Por cierto, hay que tener cuidado con Wikipedia, entre los cubanos y los chavistas le están imponiendo un sesgo izquierdista para justificar su versión de la historia.

@rangelrachadell

06 marzo 2018

Prestidigitando elecciones

Tengo un amigo que en otra época nos entretenía con trucos de cartas. Me daba la impresión de que se burlaba de nosotros, todo le salía fácil y no podíamos identificar el engaño. A José Rafael le llamamos Mago, prestidigita con las cartas, como lo hace Tibisay con las elecciones; ahora las ves, ahora no las ves.

Cuando quieres saber las reglas se supone que vas a la ley, a los reglamentos, a la normativa; eso es imposible en esta Venezuela. El Consejo Nacional Electoral empieza de una manera, se compromete a cumplir reglas, y luego, en medio de los procedimientos, las va cambiando dependiendo de las necesidades del gobernante. No estaba donde pensabas.

Hace poco, se firmó un acuerdo entre el candidato del hambre y del desespero con los candidatos de la comparsa; en este acuerdo de “garantías electorales” se comprometieron a respetar las condiciones establecidas. La presidente del CNE dijo varias mentiras, por ejemplo: que se han establecido condiciones en el pasado que se han respetado; solo que el traslado de centros de votación no había ocurrido nunca, hasta que fue necesario amedrentar a los electores para que no fueran a votar. El cuento de las auditorías en las que participan los partidos políticos lo puede complementar cualquiera que haya asistido a esas auditorías, es falso, los partidos son convidados de piedra, sus representantes se sientan, escuchan, a veces reciben un CD con información que luego es alterada (caso de los traslados de electores cuando ya estaba cerrado el registro electoral). El famoso registro de electores en el que no participa un representante de los partidos políticos, en el que no tienen ningún control ni información previa, en el que no pueden recomendar ni promover que se coloquen centros de registro en las universidades o donde la oposición tiene seguidores, que limita la participación de los ciudadanos que se encuentran en el exterior. Este es el mismo CNE en el que buena parte de la oposición no cree, así que de nada sirve tener, supuestamente, el mejor sistema electoral si los electores no participan por la desconfianza que le tienen a ese organismo.

En el acuerdo se refirieron al acompañamiento internacional, pero nada dijeron sobre la observación internacional –palabras parecidas, consecuencias diferentes–, medias verdades, muchas mentiras, silencios evidentes. Y esto lo firmaron sin leer la letra pequeña sobre el abuso de los recursos públicos, las cadenas, el uso de las migajas CLAP y la extorsión a quienes no voten como se les ordena. Nada de eso está en el acuerdo. Estos firmantes no pidieron las verdaderas condiciones que viene exigiendo la oposición: liberación de los presos políticos, rehabilitación de los partidos políticos ilegalizados, al igual que lo hicieron las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Evangelista Pérez Jiménez. Lo que falta es el famoso inciso seis que ilegalizó al Partido Comunista en el siglo pasado, ese mismo partido al que le parece bien que el gobierno disuelva partidos de oposición y que le cambien las condiciones establecidas para poder lograr sus fines políticos. Tampoco solicitaron reequilibrar la evidente parcialidad del CNE a favor del gobierno.

Yo no sé qué lograron con la firma de ese acuerdo, lo que sí está claro es que de nada les servirá. A veces es mejor quedarse callado.

Tibisay, al igual que el Mago, nos pide que mantengamos la atención en lo que no es importante, nos distrae, para luego sorprendernos con otra carta que no estamos esperando. El último truco son las elecciones de los cuerpos legislativos, que Tibisay y su combo no quisieron organizar en su oportunidad, elecciones que nuestra legislación prohíbe que se efectúen de manera conjunta con elecciones nacionales. Todo esto lo hacen contando con la necesidad de los afiliados de los partidos políticos de tener representación, con la característica ansiedad de participar. Entre mis conocidos solemos decir la siguiente frase: candidato no es gente. No hay manera de quitarle a un candidato la seguridad en su triunfo, contra viento y marea tratará de llegar hasta el final, así sea otra alucinación más.

El Mago y Natalia son unos valientes, tuvieron otro hijo en esta nuestra Venezuela convulsa, eso es tener esperanzas.

La realidad se impone, el hambre no claudica, las necesidades son muchas y puede que ocurran otros desenlaces.

Yo no aspiro a una solución mágica, como que venga un ángel y nos resuelva nuestros problemas, como lo expone un pasaje del Antiguo Testamento, que dice lo siguiente: “35. Aquella misma noche, salió el Ángel de Yahvé y mató en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil soldados; a la hora de despertar, solo se veían cadáveres” (2 Reyes, 19).

Unos esperan a un extraño, otro país, una potencia, un imperio, un ángel u otra ilusión. No quiero que haya muertes, no serán 180.000 cubanos los que morirán, pagaremos justos y pecadores. Todos venezolanos.

Si el gobierno insiste en mantener su trampa electoral estará haciendo un llamado a la violencia, y me temo que vendrá el Ángel del Señor.

@rangelrachadell