El Comité de Organización Política Electoral Independiente,
nació en el siglo XX, el 13 de enero de 1946, cuando recién Europa estaba
saliendo de la segunda guerra mundial y el mundo se llenaba de esperanza por
haber logrado la paz.
Hoy Copei no tiene diputados principales en la Asamblea
Nacional, solo suplentes, los cuales se ganaron ese derecho por haber sido
electos en las primarias de la Unidad, en contra de la voluntad de la directiva
impuesta por el Tribunal Supremo de Justicia el 30 de julio de 2015, los cuales
llegaron a esos puestos por la simple solicitud a la Sala Constitucional de que
los colocaran en la dirección del partido; unos perfectos desconocidos sin
raigambre; que no antagonizan al gobierno, y que la Mesa de la Unidad no ha
aceptado ni nunca lo hará.
Un partido que llegó a ser mayoría en nuestro país, que
manifiesta una inclinación por los valores cristianos, sin ser un partido
confesional; que se apoya en la doctrina social de la Iglesia; que se ha
opuesto a las barbaridades cometidas por el socialismo del siglo XXI; hoy está
postrado, sin facultades para postular ante el Consejo Nacional Electoral –solo
los impuestos pueden postular–, con una tarjeta entregada al oficialismo, en el
que la gran masa de sus seguidores no está segura de poder participar bajo esa
tarjeta en las elecciones a gobernadores y legisladores, por tenerla
secuestrada y sumisa a Diosdado Cabello.
Copei pudo ser la cuarta fuerza en la Asamblea Nacional y
terminó casi sin nada por el temor que los postulados de Copei fueran controlados
por los seguidores del oficialismo, que pudiera romper la unidad de la
oposición y cambiar a los diputados postulados por partidarios del chavismo;
eso fue lo que provocó la expulsión temporal de Copei de la Mesa de la Unidad.
Los partidos buscan sumar afiliados, seguidores, adherentes
a sus ideas, pero la directiva impuesta en Copei –no electa–, se da el lujo de
expulsar a dirigentes reconocidos, de comprobada participación democrática,
para que no puedan participar en unas amañadas elecciones internas que, para
colmo, fueron suspendidas por el proceso de relegitimación de los afiliados de
todos los partidos forzado por el gobierno, a través de sus verdugos en el TSJ;
y que lamentablemente, la junta ad-hoc no tiene el músculo operativo para
reunir las firmas suficientes para mantener la vigencia del partido. Esta
operación de expulsión de dirigentes fue hecha por funcionarios partidistas,
algunos retirados de la actividad hace muchos años, y otros que se mantuvieron
haciendo negocios con el Estado. Todos los partidos buscan sumar, menos la
directiva impuesta, que se solaza disminuyendo a sus referentes
socialcristianos.

Nicolás dijo que un partido de oposición se iba al gobierno,
aunque no se podía estar refiriendo a Copei, ya que la directiva ad-hoc no
mueve a nadie, no personifica al sentimiento socialcristiano, por eso es que
Nicolás tenía que estar hablando de otro partido, por ahí estamos tranquilos.
La dirigencia legítima de Copei estuvo buscando arreglos, se
desgastó en interminables reuniones, intentó un diálogo en el que le aplicaron
las mismas estrategias que el chavismo utilizó con la MUD. La junta ad-hoc
ofreció participar en unas elecciones internas, obtuvo cargos en la Comisión
Electoral Nacional, aceptó parcialmente las directivas de los estados, para
luego retirarse del diálogo, no presentarse en las elecciones; intervenir a las
regiones sin otorgarles derecho a la defensa; y lograr de la Sala
Constitucional una sentencia que anuló las elecciones para complacer a los
escogidos del gobierno.
El pensamiento socialcristiano no puede quedar sin
encarnación en el país, los valores que escogimos tienen que ser respaldados,
necesitamos participar y medirnos; buscar alianzas con otros partidos que nos
permita, en el marco de la unidad, llevar a los mejores candidatos a
parlamentario en los Consejos Legislativos; y, quien sabe, hasta tener
candidatos a gobernador. Actualmente el verdadero Copei no puede postular con
la tarjeta verde de toda la vida por estar secuestrada. Si queremos sobrevivir
como organización política, y si aspiramos a que la historia de Copei no se
pierda en manos de esos corsarios de la política, hay que hacer el mejor
esfuerzo para mantener vigente la idea de la eminente dignidad de la persona
humana, para llevarle a nuestro país el mensaje de esperanza, oponerse al
control absoluto del ejercicio del poder público, y de ser una opción real de
poder en el futuro.
Hay que tener cuidado con una supuesta tercera vía propuesta
para cambiar el estado actual de cosas en Copei, ya que convive con el chavismo
impuesto y aspira a mantener sus cuotas de poder regionales, independientemente
de lo que pase en el partido; una tercera vía de caudillos que juegan a estar
bien con todos, sin comprometerse con nadie.
Dentro de poco el país se enterará de los esfuerzos para
salir del Tribunal Supremo de Justicia, para lograr la unión y solventar la
crisis interna; de las soluciones que se están manejando para que la Democracia
Cristiana pueda participar en las próximas elecciones y alcance la representación
regional que se merezca, acompañando a la Unidad. Por lo pronto, seguimos
denunciando esta tiranía que tanto daño hace.
Por la justicia social –como virtud moral orientada a dar a
cada quien lo que le corresponde– en una Venezuela mejor.
@rangelrachadell