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09 marzo 2021

El revolucionario opositor


José Brito, flamante diputado seudoopositor a la Asamblea Nacional, pidió investigar a representantes de la oposición y a sus esposas. Bajo el eufemismo de llamarlas a declarar, quiere someter a interrogatorio a las cónyuges para que respondan lo que saben de los supuestos daños patrimoniales ocasionados por sus esposos.


Aunque pueda considerar al diputado un tonto útil del gobierno cuya propuesta es una miserable
desfachatez, se debe reflexionar sobre esta cobarde petición, ya que es una manifestación de la catadura moral de la revolución que nos gobierna. Se puede especular lo que usted quiera de esa declaración, pero lo que es evidente es que, en representación del régimen, fue una gentil invitación a los opositores a que se exilien con sus respectivas esposas.

Ya Guaidó calificó la convocatoria de “terror de Estado”, siendo mejor denominar a esta acción política impura como “Terror revolucionario”. Brito, al ser diputado a sueldo, está fuera del Poder Ejecutivo, pero no de la revolución. Este hecho es muy grave, ya que es la primera vez en la historia de Venezuela que se plantea hostigar a las esposas de los opositores, otra originalidad del socialismo del siglo XXI. Después perseguirán a los hijos, las abuelas, los hermanos, los tíos, los sobrinos y los primos. Póngase en la cola.


Fíjese que no se califica la declaración como terrorismo, pues esa palabra define a un delito previsto en la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo y en el Código Penal, y ambas regulaciones establecen penas distintas. Es curioso que la mencionada ley sancione con hasta treinta años de prisión al “terrorista individual o quienes asociados mediante una organización terrorista, realice o trate de realizar uno o varios actos terroristas”, siendo esta la pena máxima a la que puede ser sancionada cualquiera en nuestro país, límite que estipula la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.


El Diccionario de la Real Academia Española define al terrorismo: 1. Dominación por el terror. 2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. 3. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos. La mencionada declaración de Brito se parece pero no es exacta, porque convocar a mujeres por su condición de esposas implica que se les considera cómplices en los supuestos delitos en los que hayan podido incurrir sus cónyuges. Esto no ocasionaría miedo a la población, solo a las afectadas.


Una de las consecuencias de provocar miedo es que este paraliza o provoca reacciones erradas, limita la libertad de pensamiento y de expresión, eso lo podrán lograr; sin embargo, estoy convencido de que la amenaza de obligarlas a comparecer es una violación de los derechos humanos de las señoras en cuestión, entre otras: la presunción de inocencia y el derecho de abstenerse de deponer en causa propia o de familiares cercanos. Así lo expresa el numeral quinto del artículo 49 de la Constitución, que expresa: Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí misma, su cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.


Obligar a las esposas a comparecer para que declaren ante una comisión de la Asamblea Nacional también se puede considerar un acto de violencia psicológica para provocar miedo en las féminas por su condición de consortes. Esto último podría estar previsto en alguno de los supuestos de violencia de género contemplados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Lo que faltó en la declaración del legislador para considerarlo un terrorista es la actuación criminal de bandas organizadas, criterio que no cumple el Poder Legislativo ni el diputado porque son unos desorganizados.


Entendería que este personaje quiera servirse de su posición de funcionario para aprovecharse del Estado, lo que es difícil de explicar es que se preste al papel de verdugo de sus excompañeros. Eso de ser más revolucionario que los revolucionarios es como “ser más papista que el papa”. En definitiva, es extraño que habiendo otros representantes que pueden amenazar con mayor credibilidad que él, lo utilicen de muchacho de los mandados. Hace poco, una diputada del gobierno se ha divertido lanzando amenazas a diestra y siniestra, por lo que sería menos desagradable que una mujer amenace a otras mujeres, pero que lo haga un hombre es una falta de estilo o un típico comportamiento chavista de mal gusto.


Esta amenaza a la dignidad y seguridad de las esposas de los opositores es un ataque directo a los partidos políticos por que busca la destrucción de la alternativa democrática y es una demostración de la falta de compromiso del gobierno con las garantías civiles y políticas de los venezolanos. Estamos en presencia de la aplicación de la teoría de Vyshinski, quien en la Unión Soviética consideró a la ley criminal como una herramienta de la lucha de clases.


@rangelrachadell

24 febrero 2021

Castigar al Príncipe


Los distintos gobiernos de Estados Unidos, por el que ya han pasado tres presidentes, aplican una política que está resumida en el libro Castigar al Príncipe: una teoría de las relaciones interestatales, instituciones políticas y cambio de líder, cuyos autores son Fiona McGillivray y Alastair Smith. Nicolás se queja de las sanciones selectivas impuestas por varios países a él, a muchos de los funcionarios que lo apoyan y a algunos órganos o empresas del Estado. Mientras, el dictador sigue mandando.


El principal efecto de las sanciones es que el dictador tenga poca renta que repartir, lo cual genera que sus compinches o se conformen con menos o disminuya la cantidad de personas imprescindibles que lo apoyan. En el último caso, gracias a la reducción de los beneficiarios, los montos se mantienen. Otra solución es dar rienda libre al abuso de los distintos funcionarios para que expolien a la población. La consecuencia visible de esta política son los trabajadores de los servicios públicos. Un trabajador de Corpoelec cobra por efectuar su trabajo, poner el bombillo que usted le compró; el de Cantv le limpia el cable y mágicamente funciona el Internet ABA. Los policías y soldados obtienen su sueldo de las alcabalas. La gasolina escasa y de mala calidad la cobran a precios internacionales en las bombas administradas por algún familiar. Se repartieron el país al igual que los reyes en el Tratado de Tordesillas.


Insisto, las sanciones disminuyen el dinero para pagar a sus seguidores. Solo que, en nuestro país, el gobierno se adelantó y le quitó a la población los servicios públicos. Esto es una política suicida, ya que al reducir la cantidad de capital en la sociedad ellos tienen menos recursos que robar. En una dictadura desaparecen los bienes públicos.


Como expresa el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos: “La administración Obama impuso sanciones específicas contra personas por abusos de derechos humanos, corrupción y acciones antidemocráticas. La administración Trump amplió significativamente las sanciones económicas en respuesta al creciente autoritarismo del presidente Nicolás Maduro”. Las sanciones son consecuencia de los abusos del chavismo, el desprecio de los derechos humanos y la falta de apoyo a la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.


En cualquier caso, aunque digan que el gobierno continúa, las sanciones consiguieron un objetivo fundamental: amargarle la vida a los que detentan el poder y dificultarles disfrutar –fuera del país– el dinero mal habido. Estas medidas son equivalentes a dejar de invitar a la fiesta al vecino que le pega a su mujer. La sanción diplomática va más allá de la moral en el circuito de las naciones. Nicolás es un apestado que nadie quiere cerca, solo le quedan como fraternales amigos otros dictadores. A Fidel la izquierda internacional lo recibía con mucho cariño, aquí patean al sumiso Partido Comunista y pocos dicen algo. Una situación de secuestro, a veces, se resuelve quitando la electricidad y el agua a los malhechores.


El gobierno de España definió las sanciones como “medidas políticas coercitivas para evitar el uso de la fuerza contra Estados o instituciones que suponen una amenaza para la paz y la seguridad internacionales”. Sin embargo, el gobierno venezolano se defiende alegando que las sanciones son unilaterales, aunque si fueran multilaterales, es decir, de la OEA, la Unión Europea, el Grupo de Lima o la ONU, tampoco les agradaría. Dicen que son ilegítimas, ineficaces, ocasionan más problemas que los que resuelven, perjudican a la población en general. Argumentan, falsamente, que la situación económica que tiene al pueblo comiendo de la basura empezó con las sanciones. A todas estas, siguen sin reconocer sus errores, desmanes y corregir sus desafueros.


Este gobierno depredador dificulta la producción, el comercio y la generación de riqueza, ya que toda actividad tiende a ser un monopolio o a estar sujeto a una autorización o permiso. Sin plata de Pdvsa, préstamos de los chinos o los rusos, ni la posibilidad de ayuda exterior de ningún tipo, esta gente tendrá que trabajar de alguna manera. Se acabó el dinero fácil.


La opción, nunca descartada, de una rebelión interna de las élites militares que disfrutan del poder se demora en presentarse. Menos posibilidades les dan a movimientos populares, reprimidos a sangre y fuego; y con la limitación a la salida electoral luego del control de los partidos de oposición, que en la práctica se ha convertido en un sistema de partido único, estamos esperando el cambio de comportamiento de estos delincuentes. Anímese, Venezuela es un cuero seco, lo pisan de un lado y se levanta por otro (Antonio Guzmán Blanco), los disturbios están a la vuelta de la esquina.


Sepa que Estados Unidos aprobó en 2019 la Ley de Ayuda de Emergencia, Asistencia para la Democracia y Desarrollo de Venezuela (Verdad, por sus siglas en inglés), la cual establece que las sanciones no se aplicarán a transacciones para la venta de productos agrícolas, alimentos, medicamentos o dispositivos médicos, o para la prestación de asistencia humanitaria al pueblo de Venezuela, y a cualquier transacción que les sea incidental o necesaria. Así que Nicolás, deje de esconderse detrás de las sanciones y cumpla con sus obligaciones de darle comida a los más necesitados y servicios públicos a toda la sociedad.


El gran logro de la revolución del socialismo del siglo XXI es que tengamos una vida solitaria, desagradable, pobre, brutal y corta (Hobbes).


@rangelrachadell


02 febrero 2021

Conciliábulo de egregios


En junio de 2015 reflexionaba sobre la siguiente pregunta: ¿este desastre es solo desidia e irresponsabilidad, o es un genocidio en cámara lenta? La respuesta en esa oportunidad fue que en la gestión del gobierno hay “una intencionalidad, que todo es un engaño, un fraude, una simulación maliciosa con la intención de dañar a los más débiles”. Hoy, las ideas al respecto se han madurado.


Lo que estamos viviendo es el desarrollo esperado de todo despotismo. El sistema de dominación implementado aglutina la mayor cantidad de poder en unas pocas manos, un pequeño grupo difícil de identificar que se creen los mejores. Nicolás está acompañado de grupos de izquierda, militares y delincuentes comunes y corrientes. Esas mafias sostienen a la dictadura, cobran la represión de contado y en dólares, a algunos les entregan zonas de paz, territorios, estados completos y colecten su parte. Otros reciben carreteras y servicios públicos. Las gasolineras las adornan con flores y las protegen con soldaditos.


La diferencia entre las democracias y las dictaduras es la cantidad de personas ante quienes responde el gobernante, si son muchos los electores estos se manifiestan y controlan en elecciones libres, si depende de pocos los comicios son un fraude. Si el número de individuos a los que haya que satisfacer es muy alto, la solución se obtiene por la vía de los servicios públicos, obras de infraestructura, hospitales, acueductos, carreteras. En el supuesto que la coalición sea pequeña, el costo total de comprarlos es mucho menor y la corrupción se generaliza.


En este sistema de coalición pequeña se puede prescindir de las masas, son prescindibles. Eso sí, a los militares, a la policía y a los grupos ilegales que son su soporte debe mantenerlos contentos, cuando deje de pagarles lo abandonan y buscan quien les pague o les permita disfrutar de sus bien ganados ahorros. El truco es depender de la menor cantidad de personas y evitar que tengan medios de expresión en contra.


Estas ideas valen en Venezuela, una empresa, un club de playa o un condominio. La gente tiene que participar, exigir, manifestarse, buscar información, abandonar la comodidad, dejar de pensar que quiere vivir tranquila, de disfrutar de lo que pueda, y preocuparse por el gobierno, cualquiera que este sea. Es riesgoso entregar cheques en blanco de confianza, como las leyes habilitantes que permiten legislar sin control. La indiferencia se paga cara.


La educación que se imparte es la básica, suficiente y necesaria para que los obreros aprendan a leer y escribir, la primaria es excelente, pero hasta allí; cuando se habla de los centros de estudios superiores, esos donde enseñan a pensar, se consideran peligrosos. Cerrar las universidades, disminuir las carreras humanísticas, impedir la escogencia de sus autoridades, este es el reflejo de las políticas de coalición pequeña. La gente preparada es un riesgo porque es la que puede sustituir al régimen. Tener un ministro eficiente es una amenaza si demuestra que es mejor gerente que los demás. La negligencia es característica del mencionado sistema.


Lo que sucede en los hospitales es una manifestación clara del sistema dictatorial. Los enfermos son pocos y si se mueren es imposible que voten en contra. El servicio de agua potable es mediocre porque tienen que trabajar. Lo peor es que se dificulta enterarse de lo que pasa sin medios de comunicación. Eliminaron los periódicos, las emisoras de radio, los programas de opinión, persiguen a los periodistas; y, siendo el colmo, la pandemia restringe el derecho de reunión.


El régimen tuvo la suerte de que muchos venezolanos huyeran. Disminuyeron los votantes en contra y la gente que protesta; ahora las manifestaciones, al ser menos personas, se reprimen con pocos muertos. La dictadura recurre al recurso de los grupos paramilitares, los accidentes y la delincuencia común que elimina a los opositores. O la cárcel pura y simple.


Tener una coalición pequeña permite entregar riqueza a pocos, con unos millones de dólares es suficiente. Cuando Chávez gobernaba disfrutó del favor del pueblo y, aun así, permitió que se robaran los recursos económicos del sistema eléctrico, por eso y por la desidia de Nicolás es que tenemos problemas de electricidad. Otro ejemplo, la entrega de ingentes capitales a los militares con el Plan Bolívar 2000, creó la base de su poder si lo abandonaban las masas. Ese régimen de complicidad fue el que recibió el designado como heredero el 8 de diciembre de 2012.



Claro, con petróleo es fácil financiar la estructura de represión, solo que las medidas del gobierno americano en contra de los funcionarios del régimen y algunas limitaciones comerciales restringen los recursos a repartir, aunque el oro en el estado Bolívar les ha permitido solventar en parte los pagos a los miembros del conciliábulo. Una dictadura que tiene recursos naturales se convierte en una maldición. A más dinero reciban por vías distintas al trabajo de la sociedad, menos les importa el pueblo.


El sistema actual desconoció a los políticos de oposición y decidió crear un cuerpo legislativo a su imagen y semejanza. El grito de sumisión fue “Todos somos Nicolás”, y recibieron unos mendrugos de puestos de diputados sin representación que les impide negociar mejores cuotas de beneficios. Cayeron en la trampa de oro que buscaron.


Si queremos lograr un cambio tenemos que democratizar de nuevo a la sociedad, permitir medios de comunicación libres, partidos políticos independientes del gobierno, derecho de reunión y manifestaciones públicas. Sin olvidar a instituciones como el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia y la Fiscalía General de la República, que hoy por hoy son parte del sistema de dominación del socialismo del siglo XXI. Queda mucho trabajo por ejecutar.


@rangelrachadell

19 enero 2021

De librito

 El presente tema obviará a Trump y su invitación a sus seguidores el 3 de enero de 2020 a manifestarse tres días después, o cuando ofreció luchar contra el supuesto fraude electoral o que detendría el robo de su triunfo. Lo demás es historia, sin demostrar nada, ni evitar que declararan ganador a Biden, finalizando en un desorden más parecido a la entrega de bombonas de gas en El Empedrao.


En Venezuela, cada tanto por cuanto, tenemos la costumbre de señalar que la solución a nuestros problemas es un golpe de Estado clásico, ese mismo que pone a funcionar las tanquetas, los aviones y los fusiles. La gente se enamora del desenlace que nos libera de nuestra responsabilidad al fracasar en conseguir por las buenas lo que otros logran por las malas, nuestro deus ex machina preferido (el equivalente a la caballería que llega al final de la película a resolver el entuerto en el que está metido el héroe). Razones hay de sobra, por ejemplo: los partidos intervenidos terminaron viendo utilizadas sus siglas en beneficio de la revolución, algo así como una marca Corn Flakes de Kellogg’s producida por el socialismo del siglo XXI. Podrán usar sus símbolos, pero todo el mundo sabe que no es de Kellogg’s. Las anteriores elecciones amañadas, controladas, suprimidas, alteradas impiden llamar a un nuevo proceso electoral. Sin respeto a los medios de participación es imposible convocar a una negociación; faltará la paz mientras falten las vías de expresión y los mecanismos de colaboración.


Si a alguien se le ocurriera dar un golpe de Estado o provocar un vacío de poder, tendría que llenar las formas, escribir sus justificaciones y seguir el Manual redactado dizque por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Manual práctico de Edward Luttwak o Tomando el poder de Naunihal Singh. Los golpistas del 4 de febrero de 1992, siguiendo el librito, intentaron matar a Carlos Andrés Pérez, pero se les escapó. Hay golpes sin violencia, llamados fríos, igual al que dio Nicolás en 2013, ratificó en 2018 y continuó en diciembre de 2020, tomó el control de la institucionalidad con la ayuda del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia, al mejor estilo Fujimori en Perú.


En nuestra noble tierra, en 1948, la junta de gobierno, integrada por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, disolvieron en toda la República al partido Acción Democrática, ordenaron la clausura de sus locales y suprimieron sus órganos y sus medios de publicidad y propaganda. Ni en eso Nicolás es original, sigue el librito.


La Asamblea Nacional Constituyente francesa (1789-1791) usó sus autoasignados poderes y atacó al clero católico, eliminó los diezmos, consideró que los bienes de la Iglesia estaban a disposición de la nación y procedieron a venderlos, suprimieron las órdenes religiosas y a la nobleza hereditaria; depuso al rey, el cual, en 1793, fue decapitado. Una revolución que asesine al rey es digna de tal nombre.


Los primeros decretos que los revolucionarios o aspirantes a golpista deben tener redactados versan sobre la eliminación de sus enemigos o de aquellos que puedan convertirse en su oposición. Aunque es el comportamiento esperado, a Carmona Estanga se le criticó que los decretos leídos el 12 de abril de 2002 (así lo da a entender Juan Carlos Zapata en El suicidio del poder en Venezuela) eran una torpeza, y reconocen que son réplica de los decretos de Chávez, es decir, seguían el librito de todo buen golpe de Estado. La injusta persecución a Brewer-Carías por la supuesta redacción de esa normativa –que hubiera sido transcrita sin errores si fueran de su autoría– llevó al jurista venezolano a exiliarse.


Los decretos de Chávez se referían a las siguientes disposiciones: disolución del Congreso Nacional, disolución de asambleas legislativas, disolución de cámaras edilicias, disolución de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de la Judicatura, disolución del Consejo Supremo Electoral, elección de nuevas autoridades municipales por medio de asambleas populares y otros desafueros.


El anterior y el actual gobierno llevaron a cabo todas las medidas mencionadas y se encargó de expulsar a los políticos más conocidos, quedándose la escoria que en esos partidos fracasaron en avanzar o destacarse, y con una escoba barrió a unos hacia la supuesta oposición y a otros los incluyó en la nómina oficial, aunque todos cobran.


La denominada civilización petrolera (Ibsen Martínez) le ha costado resurgir de las cenizas en las que la postró el socialismo del siglo XXI y del black out informativo en el que estamos inmersos. Los alumnos del manual cumplieron sus objetivos, nos toca imaginar la manera de cambiar la situación.


Si tienen dudas de cuál es el talante de quien nos gobierna les aconsejo la lectura de El manual del dictador de Bruce Bueno de Mesquita y Alastair Smith, muy entretenido y muestra que los hijos de Chávez siguen al pie de la letra esta segunda parte del golpe de Estado. Nuestra realidad parece un libro de texto.


@rangelrachadell

05 enero 2021

Resistencia frente a la adversidad

 

Nicolás expresó, en su mensaje grabado de Año Nuevo, un discurso muy parecido al de la oposición. En una “proyección” evidente que en psicología es poner en los demás los deseos o los actos que quisiera realizar el sujeto; habló como si fuera Guaidó, los logros obtenidos por los otros son los de él, reprochó las malas acciones y dijo lo que los dirigentes de los partidos políticos intervenidos hubieran dicho. Es decir, él no es él sino el otro.


La cadena se inició refiriendo un supuesto derecho a la información veraz, el cual es inexistente al tener periódicos restringidos o eliminados por el control del papel, por bloqueos a las páginas de Internet o la eliminación de las empresas radiales. Esa supuesta veracidad fue la piedra en el zapato de Caldera cuando incluyó ese concepto en su proyecto de Constitución, ya que toda información es parcial y parcializada. Si el gobierno fuera sincero debería iniciar sus alocuciones con “esta es nuestra versión de los hechos” o “esta es nuestra visión”, pero es mucho pedir. Lo que ellos dicen es la verdad, sin duda.


Lo que yo escuché fue depurado por la realidad que veo a mi alrededor y es diferente a la del discurso, por lo que pongo entre guiones mi percepción. Aclaro, lo que oí es distinto a lo que entendí.


Manifestó en su discurso su apoyo a todas las mujeres que resistieron –a su gobierno–, al pueblo venezolano por su valentía –de salir a las calles a buscar la comida y aguantar a los policías matraqueros (corruptos)–. Su balance como una gran familia –la que ocupa los cargos en todos los niveles del régimen–, y que todo lo vivido en este 2020 ha sido una proeza –con la hiperinflación causada por sus nefastas políticas–.


Cuando dijo que Venezuela se ubicó en el modelo de vanguardia de la defensa de la vida del pueblo me generó un corto circuito, me imaginé a los habitantes de Güiria muriendo en el mar huyendo del mencionado modelo. La poderosa misión médica –esa misma que no tiene medicinas, instrumentos ni aparatos– y que, gracias al aporte de trescientos dólares aprobado por la Asamblea Nacional, ayudó a mantener en sus puestos de trabajo al personal del sector salud, porque el gobierno no les dio aumento de sueldos, materiales de bioseguridad ni invirtió en los hospitales.


El mensaje cumplió con el reconocimiento a la Fuerza Armada por mantenerlo en el poder, sin ella no sería nadie, sin legitimidad y apoyo del pueblo es imposible gobernar. Se refirió a un bloqueo –inexistente– y a sanciones criminales, le faltó agregar que estas son personalísimas, y que se implementaron en contra de funcionarios corruptos y a torturadores reconocidos.


El colmo fue haber dicho que somos uno de los países con más baja letalidad del covid-19 –con sus estadísticas dudosas–; cuando cualquier médico que trabaje en instituciones públicas o privadas ve crecer la cantidad de enfermos a los que no se les hace la prueba respectiva, que no entran en los registros, de gente que les huye a los centros de salud por ser el principal lugar de contaminación. Me tuve que reír al oír que la letalidad es menor a 1% y que la recuperación roza el 96%, pues es inexplicable ese 4% que no se recupera, debe ser que se mueren sin ser considerados para la mortalidad. Por lo pronto, quedamos amenazados con una vacunación masiva dentro de unos meses.


Testimonió el nivel de crueldad nunca visto –del gobierno que dirige Nicolás–, se quejó de las sanciones “en contra de nosotros”. El robo por otros de los activos de la República en el exterior –siendo ellos los únicos que pueden expoliar el erario nacional–. El bloqueo a las fuentes de ingreso de Pdvsa los perjudica, y que ha sido un acto de heroísmo mantener la revolución. Reconoció que los ha perjudicado esas medidas –reconocieron que han logrado un efecto y disminuido 99 % de los ingresos–. Lo que no dice es que el supuesto Estado de Bienestar estaba quebrado desde antes.


Aseveró que se puede distribuir la riqueza nacional con sentido de justicia e igualdad, lo cual me resultó extraño cuando pensé en las colas en búsqueda de gas, las señoras cocinando con leña, la comida dañándose en las neveras sin electricidad. También, cuando se refirió a una educación pública, gratuita y de calidad –tenemos universidades cerradas, los alumnos sin Internet o energía, y los colegios y liceos sin maestros y profesores por falta de gasolina y transporte público–.


Cuando habló del modelo ejemplar de derechos y que somos el pueblo de las dificultades –generadas por esta manera criminal de gobernar–; que cada caja CLAP –sin el pernil ofrecido–; es parte de la épica de realizar mucho con poco gracias a la fórmula de la unión cívico militar policial –y siempre represiva–.


Contamos que se cumpla el ofrecimiento de un nuevo ciclo político que se inicia en este 2021, y que se vayan todos estos chavistas que tanto daño infligen a nuestro país. Lo malo es que tiene varios años ofreciendo momentos trascendentes en nuestra historia, como cuando ofreció sorpresas económicas en 2020.


El título de este artículo es parte del discurso de Nicolás, igual lo pudo decir la oposición, un corte y pega idéntico al que él nos tiene acostumbrado.


@rangelrachadell

22 diciembre 2020

Nicolás está feliz


La semana pasada corrió el rumor que el presidente electo de Estados Unidos de América, Joe Biden, podría suavizar las sanciones impuestas a funcionarios del gobierno chavista, acusados de ladrones, asesinos, extorsionadores y defraudadores del patrimonio de la República de Venezuela. Esos mismos por los que se ofreció recompensa por su detención. El levantamiento de las medidas lo plantean a cambio de que se efectúen elecciones libres; ya veremos si son presidenciales, de diputados, gobernadores, legisladores, alcaldes y de concejales. Unos megarrecontra comicios.


Que lo llamen dictador, sátrapa o criminal le es indiferente; si el gobierno de Estados Unidos lo llama a conversar lo está legitimando. Lo reconocerán como el hombre que manda de hecho en Venezuela, sin que le importe que desconozcan la investidura obtenida mediante el fraude en las elecciones de 2018, él atenderá el teléfono y oirá lo que tengan a bien pedirle. Descarto que sea sincero en su respuesta. Esa es la política real.


La estrategia de Nicolás es transparente, hará lo de siempre: una reunión con discurso, mucha gente, bastantes medios de comunicación; que se entere el mundo entero de que él, en un acto de magnanimidad, se reunió para hablar de una democracia manchada de sangre, roja rojita. Sus negociadores se comprometerán en liberar a los presos políticos y soltarán a dos o tres de los cientos que están en las mazmorras de los distintos cuerpos de seguridad. Las conversaciones se extenderán con la excusa de que ahora si tienen una Asamblea Nacional patriótica, con unos diputados que representan al pueblo, una oposición sumisa y bien pagada que acompañará todas las manifestaciones de apoyo al levantamiento de las medidas contra los funcionarios y a las empresas del gobierno. El negocio está primero.


Por supuesto, Nicolás, para sentarse a negociar sobre posibles elecciones, pedirá que le devuelvan las joyas de la corona: Citgo Petroleum Corporation, Monómeros Colombo Venezolanos S. A., y el control de las reservas de oro guardadas en el Banco de Inglaterra. Lo más seguro es que proponga que se repitan las votaciones de diputados a la Asamblea Nacional, por lo que los recién electos se sentirán defraudados cuando sean desechados en la negociación, sin influencia en las decisiones, sin nada que alegar a su favor. El objetivo es alargar la agonía. Los comicios presidenciales deberán esperar. Este es el arduo camino de la oposición.


Es posible que en la mesa de negociaciones se sienten representantes de la verdadera oposición, alguien designado por Guaidó o por los partidos que lo respaldan y todavía persisten en funciones en la Asamblea Nacional, hasta que sea electa una nueva. Los beligerantes obtendrán reconocimiento. El diligente Tribunal Supremo de Justicia dictará sentencia para dejar sin efecto las intervenciones de las organizaciones políticas que eran opositoras y ahora son afines al gobierno. La lista es larga, empezando por Copei que fue el primero que intervinieron y le designaron varias juntas interventoras que denominaron ad-hoc.


El gobierno se opondrá a la sustitución de magistrados del TSJ, eso es su seguro de vida en el supuesto negado de que los opositores obtengan más diputados que ellos. Siempre queda el viejo truco de dejar sin efecto la elección o desconocer al órgano legislativo, de perjudicarle el resultado. El Consejo Nacional Electoral será objeto de una nueva reestructuración, saldrán los cinco rectores afectos al régimen y designarán otros. Eso sí, nada de mutuo acuerdo, de dos para cada una de las partes y un independiente pro-gobierno, serán tres de la dictadura y dos desconocidos, lo toman o lo dejan, y la oposición tendrá el mismo dilema de 2004, un CNE medio aceptable, con el argumento de quien tiene los votos todo lo puede. La experiencia dicta lo contrario, la administración chavista se aprovechará de cualquier ventaja, juegan sucio y la trampa podría estar escondida en un artículo anodino de un reglamento olvidado.


La oposición pondrá en la mesa los temas álgidos, el hambre que pasa el pueblo y la búsqueda de comida en basureros. La emigración forzada y los muertos en la frontera, en Táchira, en Zulia o en el estado Sucre, la complicidad del gobierno de Trinidad y Tobago con los ahogados o la presencia de la FARC en nuestro territorio. La hiperinflación provocada por las medidas económicas y la falta de papel moneda para efectuar las transacciones al menudeo. La escasez de gasolina, la expoliación de los pocos dólares que tienen los venezolanos por un combustible cobrado a precio internacional con calidad de socialismo del siglo XXI. La corrupción oficial en general y la militar en particular. Las desapariciones forzadas provocadas por órganos como la FAES. El pernil que ofrecieron a cambio del voto y que nunca llegó o estaba descompuesto. La compra de la vacuna del covid-19. La violenta represión en contra de los manifestantes. De todas maneras, siempre se podrá agregar uno que otro asunto que Nicolás se niega a resolver.


De repente, todo termina, los gringos se desencantan y entienden que le siguieron el juego a la dictadura sin obtener nada a cambio, sin mejoras políticas, aunque tal vez una que otra reforma económica financiada por el imperio.


Como cantó Rubén Blades: “Esto se acabó, vida / La ilusión se fue, vieja / El tiempo es mi enemigo.


@rangelrachadell