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20 febrero 2018

Anuncios sorpresa y tedio

En un país tan aburrido como la Venezuela gobernada por Maduro esperar el siguiente anuncio no genera expectativas; hay tantos problemas heredados o creados por su forma de gobernar que casi cualquiera que intente resolver es un pasaje al desencanto. Algo para contarles a los hijos que están fuera, la última locura, el más reciente disparate.

Solo este año ha dicho que el carnet de la patria será el instrumento para pagar las pensiones; que las bolsas CLAP cubrirán las necesidades de 6 millones de venezolanos; que les llegará a 4 millones de familias los bonos especiales con los que podrá solventar la grave crisis que su gobierno desató. Falta empezar a construir el millón de viviendas ofrecidas para este año; para lo cual no existen el cemento, las cabillas ni la arena. Sin contar las carencias de electricidad, colectores de aguas, tuberías, hierro. Qué fácil es ofrecer.

Al sector salud le ha garantizado que las mujeres embarazadas recibirán un bono, que la recién bautizada misión Barrio Adentro 100% tendrá que trabajar casa por casa; que los muchachos del plan chamba juvenil van a hacer trabajo social de gratis (para ellos); que comprará un montón de equipos quirúrgicos y de tecnología para los hospitales, aunque los existentes estén paralizados por la escasez de repuestos. No quiero hablar de lo que le propuso al sector educativo, y eso por cuanto empezaría por los conucos escolares en todas las instituciones educativas, además de la promesa de entregar plata que no es de él.

Hasta ahora, lo único cierto es que Maduro ha venido aumentando el salario mínimo por debajo de la inflación, sin permitir que los patronos trasladen el costo de este aumento al precio de los productos, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo.

El 18 de febrero, Maduro anunció que tenía una "sorpresa" para ese domingo; pero no es la primera vez que anuncia sorpresitas. En marzo 2017, dijo que habría sorpresas con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; nada de nada. En octubre de 2017, habló de sorpresas muy importantes, que terminaron siendo el aumento de 30% del sueldo, la bolsa CLAP y el bono navideño. En noviembre de 2017, dijo que habrá “sorpresas” cuando el carnet de la patria sea el requisito para sufragar a nivel nacional; y, muy importante, la distribución del pernil navideño, lo cual no se cumplió. Lo hizo en diciembre de 2017, cuando generó preocupación en la frontera por “la sorpresita” que iba a divulgar.

En cualquier urbanización pueden dar fe del exceso de basura, y si el alcalde es rojito seguro que no la recogen con la debida frecuencia. Lo que no recuerda la gente es que, en diciembre de 2017, Maduro se comprometió a cubrir la dotación de aparatos para la recolección de desechos sólidos, pero no se ha visto la reluciente maquinaria que debería estar prestando ese importante servicio público. En esa misma oportunidad ordenó a la empresa Corpoes que adquiera la materia prima para la fabricación, renovación e importación de cauchos. Cauchos, aceite, me suena; tengo que ir a comprar esos productos, espero que me alcance el dinero que tengo. Para mí no hay bono, carnet ni caja o bolsa, ni juguete chimbo que al cabo no quería.

Chiste repetido. A Maduro le gusta crear tensión sobre sus próximas palabras. El anuncio de que dentro de poco habrá un anuncio; otro parto de los montes. Ya no hay sorpresa, puro tedio por la espera.

Lo que sí hay a cada rato son viajes sorpresa a Cuba y trampas electorales.

Sorprendente sería que Maduro disolviera la asamblea nacional constituyente por inconstitucional; que le restituyera a la Asamblea Nacional sus competencias y recursos; que devolviera empresas, haciendas y fábricas robadas con el cuento de la expropiación; que dijera que la Ley de Presupuesto y su informe anual, presentados ante la constituyente o el Tribunal Supremo de Justicia, son ilegales; y un largo etc. Sorpresa es que se fueran bien largo y lejos.

Los anuncios de Maduro son como la fábula de Esopo, que versionó Samaniego, así:

“Con varios ademanes horrorosos,

los montes de parir dieron señales.

Consintieron los hombres temerosos

ver nacer los abortos más fatales.

Después que con bramidos espantosos

infundieron pavor a los mortales,

estos montes que al mundo estremecieron

un ratoncillo fue lo que parieron”.


Total, que Maduro no dijo nada, se hicieron los mudos.

@rangelrachadell

07 febrero 2018

Invasión a la carta

Todos los cursos de Comando y Estado Mayor de la Fuerza Armada se entretienen con hipótesis de conflicto, antes con Colombia y Brasil, ahora con un enemigo que habla inglés, portugués, holandés o castellano.

En estos ejercicios mentales se analiza cómo, por dónde y cuándo se podría invadir a nuestro país. Los militares de otros países, ante el agotamiento del tema, también analizan posibles conflictos de otros Estados; simulaciones van, simulaciones vienen.

Antes de efectuar una invasión se deben definir los objetivos. Una parte quiere sustituir a la cúpula gobernante; la apertura del canal humanitario a fin de que llegue comida y medicinas para todos; la liberación de los presos políticos; el respeto a la institucionalidad de la Asamblea Nacional y a sus facultades para designar al Consejo Nacional Electoral, al Tribunal Supremo de Justicia, recuperar el control presupuestario y de gestión del Poder Ejecutivo; gestionar un proceso electoral, sin trampas o represión de los actores políticos, que permita recuperar la legitimidad de la presidencia. Los que gobiernan dicen que una invasión ocurriría para apropiarse de los recursos naturales, de nuestro petróleo; y ocuparnos como base de operaciones para subyugar a la América Latina.

Una invasión necesita varias condiciones: apoyo internacional, apoyo logístico, apoyo popular. Para defenderse de una invasión se necesita: apoyo internacional, apoyo logístico, apoyo popular.

El primer apoyo internacional que tiene que ganarse quien intente atacar o defender a Venezuela es el de Colombia; con menos guerrilla que antes; con militares dedicados a la lucha interna y no a la extorsión en carreteras, aduanas y aeropuertos, como me cuentan que hacen por aquí. Colombia es el factor de equilibrio, tenemos 2.219 kilómetros de límites, de fronteras vivas, con miles de habitantes de lado y lado. La frontera con Brasil es pura selva. No se puede efectuar una invasión sin la anuencia de Colombia, y quien representa al Estado colombiano es su presidente Juan Manuel Santos, de quien Maduro, en su política de buen vecino, acaba de llamar: “basura, imbécil, estúpido”.


Hay que ver que Maduro tiene mala prensa, hasta el presidente Trump lo acusó de violar los derechos humanos y socavar las garantías de la democracia venezolana; y el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, se refirió al gobierno de Maduro como un "régimen corrupto y hostil". Ni hablar del grupo de Lima o la Unión Europea. Así no se puede.

Los que defienden a Maduro son Cuba, Nicaragua, Bolivia y otros pocos, rodeados de agua por todos lados, muy agradecidos por el dinero que reciben en desmedro de la calidad de vida del venezolano. Rusia y China están lejos, tienen derecho a veto, en el supuesto de que haya algún trámite en la Organización de Naciones Unidas. Sin embargo, no se procuró el mandato del Consejo de Seguridad en la invasión de Irak.

La logística de una acción militar exige: material militar, comida y transporte. El material militar de los atacantes no lo conozco, del apresto operacional venezolano tengo mis dudas. Alguna vez tuvimos un armamento decente, pero dudo que esté en buenas condiciones debido a la falta de mantenimiento de los equipos, solo mencionar los 10 accidentes de helicópteros de esta administración socialista, la mayoría identificados con siglas rusas MI. Corre el rumor de que los tanques y los aviones no están artillados, que las municiones están guardadas lejos de los cuarteles. Comentan, desde los hechos del Fuerte Paramacay, que las bombas y los percutores están bien lejos unos de otros.

Napoleón Bonaparte, dijo: “Un ejército marcha sobre su estómago”. Nosotros, el pueblo, no conseguimos pollo, huevos, carne, leche, arroz, azúcar, harina de maíz y un largo etcétera, no me imagino qué comen nuestros soldados. Los socialistas tienen que reunir y alimentar a los combatientes, y a los chavistas que se presenten a defender el sagrado suelo de la patria en contra de la planta insolente del extranjero, sin un recipiente isotérmico cilíndrico construido en acero inoxidable, conocido como olla.

El transporte se puede identificar con tiempo. Los chismosos cubanos van a advertir cualquier movimiento de un portaaviones en el mar Caribe y se lo van a contar a su amigo Maduro. Pueden estar tranquilos si vienen a invadir por mar, y si es por tierra se tardarían unas cuantas horas en llegar a Caracas desde Maicao o San José de Cúcuta. Si los invasores llegan por vía aérea, desde ahí mismito como es el Aeropuerto Hato Curazao; tendrá que defenderse con los aviones gringos F-16, los Sukhoi rusos y los K8W de China; que ignoro si los que deberían estar en la Base Aérea Libertador, en Palo Negro, estado Aragua, o en el Aeropuerto Jacinto Lara, en Barquisimeto, estado Lara; están operativos. En el Aeropuerto José Antonio Anzoátegui, que está ubicado en Barcelona, estado Anzoátegui, no debe haber ninguno, pues los aviones comerciales se hundían por problemas de asfaltado.

Con bombas, que pueden lanzar desde suelo americano, es delicado, o como apuntó Diosdado Cabello: ¿creen que estas bombas si caen en Venezuela van a preguntar si usted es chavista u opositor?

La gran solución es la que declaró Maduro: “Eso sí, todos los colectivos, en un momento dado, si los gringos algún día nos invadieran, les saldrían como hormigas y se los tragarían como pasó en Vietnam”.

Estamos en manos de los colectivos, ese es el apoyo popular. Dios nos ampare.


@rangelrachadell

23 enero 2018

Cosas que pasan

Todo empezó como a las 9:00 de la noche del domingo 14 de enero de 2018, día de la Divina Pastora. En varias camionetas grandes, último modelo, todas de color oscuro, menos una que era blanca, llegaron a un edificio del este de Caracas como 40 hombres, todos vestidos de negro y con las caras ocultas, portando armas largas, muy largas, según refieren los vecinos.

Le pidieron al vigilante que los dejara pasar y al llegar a la garita le enseñaron las armas, lo pusieron contra la pared y le ordenaron que no contestara el intercomunicador. A una vecina que alimentaba a los gatos a esa hora le quitaron sus llaves para poder usar los ascensores. Apostaron en cada piso a un hombre encapuchado con esos rifles de asalto y como a las 9:15 pm procedieron a romper la puerta del apartamento 131. Hay que reconocer que estas puertas de seguridad que se estilaban en otra época son buenas, le dieron durísimo muchas veces, lo que les dio tiempo a los esposos y su hijo menor de edad a pedir ayuda a los vecinos. Pedían auxilio por cuanto no sabían si quienes estaban tratando de irrumpir en su vivienda eran ladrones, invasores de apartamentos, órganos de seguridad o colectivos armados. Es difícil hacer la diferencia desde el otro lado de la puerta. Los vecinos llamaron a la policía y esta llegó hasta la esquina, de allí no pudieron pasar al ver a unos de estos encapuchados con el arma larga, se detuvieron, observaron y se fueron.

Como a las 9:50 de la noche, al recibir una llamada, dejaron de romper la puerta, a todas estas no habían podido destrozar la puerta del 131. La llamada fue para aclararles que no era el 131, que era el apartamento 113. Qué pelón, se equivocaron, rompieron la puerta incorrecta, y así la dejaron.

En el apartamento 113, los hombres de negro tocaron la puerta, me imagino que de la pena de andar por ahí rompiendo puertas sin estar seguros, y la dueña les abrió. A la señora le dieron un fuerte golpe en la cabeza y le rugieron que debía cooperar, le cubrieron la cabeza con una tela y procedieron a sacudir todo. Al retirarse le dijeron que estaban buscando a un terrorista y que mañana se enteraría por la prensa (al día siguiente ocurrieron los hechos en los que terminó muerto Oscar Pérez). La propietaria hizo un inventario de los destrozos y descubrió que le llevaron documentos personales, anillos y cadenas de oro, computadoras, aparatos electrónicos, y tres bolsos que vaciaron y llenaron de lo que se cargaron.

No se llevaron a nadie detenido.

A las señoras de la junta de condominio las insultaron, les exigieron ver el lugar en los que se encontraban los grabadores de las cámaras de seguridad, las amenazaron con 13 años de cárcel por encubrir un terrorista. Las señoras facilitaron el acceso a los DVR, que graban a quienes han entrado últimamente a ese edificio. Los encapuchados comentaron que están buscando a alguien, que tal vez se estaba escondiendo. Los fulanos de negro arrancaron los DVR y se los llevaron. Unos vecinos dicen que la información contenida en los equipos no les interesa, que fue para que no subsista esa constancia del operativo, para que no quede evidencia de lo que hacen y cómo realizan los procedimientos. Todos coinciden en que no pagarán los daños ni lo que se llevaron. Lo más probable es que esos aparatos no los devuelvan, tal vez ya los hayan botado en cualquier basurero o los vendan por Internet.

De los bienes que sustrajeron de un apartamento o los bienes (DVR) que se llevaron de la comunidad, no se dejó constancia. Los hombres de negro nunca se identificaron como pertenecientes a un cuerpo de seguridad del Estado, nadie se identificó como fiscal del Ministerio Público, no presentaron orden de allanamiento autorizada por un tribunal. Mientras estaban en la planta baja hablaron por walkie talkie, aunque tampoco se identificaron por un nombre ni mencionaron a la persona que estaban buscando.

Persisten muchas dudas: ¿quiénes fueron los que se presentaron con un nivel tan alto de armamento? ¿Era necesario usar un lenguaje tan soez en contra de unas señoras indefensas? ¿Se justifica golpear, romper o robar? ¿Fue indispensable ese despliegue para un allanamiento? ¿Quién es esa persona tan requerida? ¿Qué nivel de información o inteligencia posee esta gente para hacer tal despliegue de fuerza para no encontrar a quien buscan y hasta de equivocarse del apartamento en el cual pretendían irrumpir?

No se tiene información de quiénes fueron los que hicieron este operativo, pero esa misma noche el periodista Nelson Bocaranda twitteó: “Patrullas del Dgcim en operativo sorpresa en cerro verde”.

A veces se lee sobre las actividades de los cuerpos de seguridad en los barrios, y en los que se denuncia la muerte de inocentes, esos que llaman OLP; la angustia que generan, la desazón que producen, la inconformidad con la situación; una cosa es leerlo y otra vivirlo.


Este es nuestro país, la indefensión en la que estamos. No tenemos un Estado responsable que pague los daños y los bienes, en el supuesto de que haya sido un cuerpo de seguridad el que hizo estos abusos. El país en el que nadie supo, nadie sabe, nadie sabrá. Fue horrible.

@rangelrachadell

12 diciembre 2017

Deflación política

Después de las elecciones de alcaldes sabemos que la oposición tendrá que reinventarse, que la política perdió valor como medio para solucionar nuestros problemas de país. Hoy no hay demanda de políticos, lo que genera un círculo vicioso: no se requieren políticos, no hay soluciones políticas, nada se puede resolver, menos necesitamos políticos.

Esto que puede parecer un trabalenguas es el resultado de sospechar que los dirigentes lo están haciendo mal, de pensar que puede haber una solución distinta al voto para salir del gobierno y que hemos agotado todas las opciones existentes, como si fuera una lista en la que hayamos verificado todas las alternativas posibles. He escuchado el argumento de que ya marchamos, protestamos, votamos, sacrificamos jóvenes y hasta unos militares intentaron un golpe de fuerza. Está bien, hicimos todo eso, pero lo único que ha dado resultado, por lo menos como desaprobación de lo que hace el gobierno, ha sido votar.

Perdimos muchas alcaldías que, sumadas a las que mantienen los seguidores del gobierno, nos deja en desventaja para las elecciones que se deben efectuar el año que viene. En estrategia estamos raspados, ya que para ganar una elección se requiere: a) un buen candidato, b) control electoral y c) suerte.

Tenemos aspirantes a candidato presidencial, aunque ningún acuerdo. Si la oposición se une o si aparece una opción fuera de los partidos conocidos que enamore a los electores, puede que tengamos un buen candidato.

El proceso electoral no lo hace solo el Consejo Nacional Electoral, también participan los testigos de los candidatos. En la mesa de votación está la mayoría de las trampas que se hacen en el proceso electoral, de no estar presente los testigos de la oposición los ratones hacen fiesta y votan por los ausentes (muy a menudo en las prórrogas del horario de votación). Se supone que los partidos políticos, con eso que llaman la maquinaria, están en capacidad de colocar testigos en todas las mesas y de hacer la movilización o contacto con los electores, pues se saben las direcciones de habitación de muchos de ellos y los pueden llamar por teléfono (Carlos Ocariz, en la elección de gobernador de Miranda, no tuvo testigos en todas las mesas de ese estado). Esta maquinaria trabaja en las alcaldías y en las gobernaciones, por eso menos alcaldías o gobernaciones significa menos control electoral; por ejemplo, la Gobernación de Miranda tiene alrededor de 3.000 cargos y la Gobernación del Zulia un poco más; al haber perdido esas gobernaciones tendremos menos personas haciendo trabajo político a favor de la oposición. Es verdad, estábamos peleando por unos carguitos, que a su vez permiten implementar políticas distintas a las del gobierno, en la medida de sus competencias y posibilidades, lo cual van a comprobar los electores que no votaron.

La última curiosidad en materia de trampas es el denominado carrusel de los puntos rojos (conocido como tiovivo), el cual quedó en evidencia por el video del fulano este de apellido Motta en el estado Nueva Esparta, en el que se puede observar que no depositó el comprobante en la urna electoral. Se sospecha que el mecanismo es el siguiente: el primer votante no deposita el comprobante de la máquina de votación en la urna, sale del centro electoral y se dirige al punto rojo, muestra que votó por el candidato de su preferencia, entrega su comprobante, recibe su bono y se retira. El siguiente elector continúa con la cadena de circulación de los comprobantes electorales, ingresa con ese comprobante, deposita en la urna el comprobante del anterior votante, se guarda el suyo y se dirige al punto rojo. Los electores interesados deben pasar por el punto rojo, verificando una y otra vez las manifestaciones de voluntad; así hasta que el último votante deposita los dos últimos comprobantes. A todas estas tienen que tener el carnet que prueba que es parte del proceso, el cual es intransferible.

La suerte siempre es necesaria, como le oía decir a mi madre: Dios te dé suerte que el saber de nada te vale, que es una variante del “nada vale nada si Dios no quiere”. Así que rece y trabaje por salir de este gobierno.

En la oposición está haciendo falta un nuevo Pacto de Puntofijo. Debemos ponernos de acuerdo para definir lo que queremos y lo que podemos hacer en política. Mientras no tengamos una agenda común será difícil recuperar el favor de los electores. Así como me enseñaron en la Facultad de Derecho: pacta sunt servanda (los acuerdos se hacen para ser cumplidos). Sin ofrecer expectativas grandilocuentes que no se puedan cumplir, que en buena medida es lo que le ha hecho daño a la oposición.

El presente es muy doloroso, la pérdida de las alcaldías es muy lamentable; pero qué le vamos a hacer, hay que pasar este duelo y trabajar por el futuro que queremos, se lo debemos a nuestros hijos, a los que se van del país por no haber podido cambiar las circunstancias y a los que nos quedamos a sufrir el socialismo del siglo XXI.

@rangelrachadell

28 noviembre 2017

Todos a cabildo

La organización básica de la sociedad venezolana, desde la Colonia, fue el cabildo. La ciudad, dirigida por unos regidores y alcaldes, llevaba el control del orden público, los pesos y medidas, la administración de justicia y, en general, la toma de decisiones que importaban a los pobladores.

El cabildo fue la manera que encontró la Corona española para organizar la Conquista. En América los pueblos gozaron de independencia y libertad, en buena medida por la lejanía de España. Ese es el antecedente de nuestros municipios y la actual organización en alcaldías como órgano ejecutivo y los concejos municipales como órgano legislativo.

Los cabildos abiertos o convocatoria a los miembros ilustres de la ciudad, fue la principal demostración del carácter democrático de esa institución. Los problemas relevantes eran planteados y decididos en el cabildo abierto, y a veces se opusieron a disposiciones del rey o designaron representantes para defender los derechos de la ciudad.

La importancia de las alcaldías no es solo por ser la manera como ordenamos nuestra vida en comunidad, es por ser la institución que defiende los derechos de los ciudadanos, la instancia a la que acudimos para resolver nuestros conflictos sociales. Los abusos, como la música alta, suele resolverse con la presencia de la policía municipal, o las limitaciones a las construcciones, la defensa del medio ambiente, la recolección de desechos sólidos, la poda de los árboles. Los municipios tienen competencias en educación; organizan actividades deportivas; sociales; artísticas; el servicio de catastro; el patrimonio histórico; la vivienda de interés social; el turismo local; las plazas, parques y jardines; los balnearios y demás sitios de recreación; la arquitectura civil; la nomenclatura y el ornato público; y muchas otras competencias (Artículo 56 de la Ley orgánica del poder público municipal).

El alcalde, en democracia, debe ser un funcionario que represente a la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto que vivan en ese municipio; por eso, la alteración del registro electoral mediante el traslado virtual de votantes de un municipio a otro, para influenciar en los resultados de la votación es un acto desleal. A esto podemos oponernos mediante el ejercicio del voto.

Algunos vecinos plantean que no vale la pena ir a votar, que nada se gana, que pondrán presos a los alcaldes de oposición, como han hecho con varios, si no los han obligado a irse del país para evitar una persecución desalmada. Todos esos argumentos me suenan a una autoinmolación o suicidio a lo bonzo, lo que falta es que los opositores, para salir de este gobierno, prefieran bañarse con gasolina y prender un fósforo, solo que sería un voto menos.

Siguiendo a George Lakoff (autor del libro No pienses en un elefante), la violencia de un gobierno se puede frenar de tres formas: a) mediante un equilibrio de fuerzas, de forma tal que no haya nadie tan fuerte como para atreverse a atacar a otros. Si votamos en las elecciones de alcaldes podemos anteponer alguna institucionalidad, el alcalde será el representante del pueblo, la voz de la oposición en el ámbito municipal; b) mediante la persuasión colectiva ejercida por la comunidad, de tal forma que la violencia no sea una opción productiva; esta es la opción de los que buscan apoyo en la comunidad internacional, que presionen al gobierno para que detenga la persecución en contra de los opositores, permita la ayuda humanitaria para que ingresen alimentos y medicinas que tanta falta hacen, y que se otorguen condiciones aceptables para la participación ciudadana en los procesos electorales; o c) una policía lo suficientemente fuerte que frene cualquier tipo de violencia o que la castigue; en este supuesto se encuentran los que desean que Estados Unidos fondee un portaviones en La Guaira, que sea la policía imperial la que ponga orden en el desmadre que ha ocasionado el gobierno con su manejo del dólar, de la inflación y sus controles de precios.

El único de los anteriores supuestos que depende de nosotros los que quedamos en esta tierra de gracia es el de crear una fuerza para anteponérsela a Maduro. Solo votando por los candidatos de oposición podremos obligar al gobierno a hacer trampa. En el estado Bolívar, para poder ganarle a Andrés Velásquez, el Consejo Nacional Electoral tuvo que cambiar actas automatizadas a actas manuales y así poder amañarlas, ello por cuanto la diferencia entre ambos contendientes fue mínima; no así en el estado Miranda, en el que la ausencia de los votantes de la oposición facilitó el triunfo del candidato chavista.

Hemos tenido dirigentes que, por acción u omisión, han desencantado al electorado provocando la indiferencia y el deseo de no participar en los procesos electorales, pero hay otros dirigentes que decidieron tomar parte en estas elecciones de alcalde; a estos últimos tenemos que apoyarlos; están dando la cara, se están arriesgando por todos nosotros; debemos alentarlos.

Los invito este 10 de diciembre a apoyar con su voto al candidato a alcalde de su preferencia. Yo les recomiendo votar en el estado Miranda por Robert García @RobertGarciaP en Chacao, José Alberto Zambrano @ZambranoBaruta en Baruta y Elías Sayegh @eliasayegh en El Hatillo; quienes no quieren entregar la dirección de sus comunidades a los socialistas. Voten por ellos en Miranda y en todos los estados en la tarjeta de los independientes, de Independientes por el Progreso.

@rangelrachadell

14 noviembre 2017

Divergencias y consenso

El hecho político más relevante de los últimos tiempos ha sido las diferencias de nuestra sociedad respecto a cuál es la vía para salir de la crisis de gobernabilidad generada por el gobierno dirigido por Maduro.

La unidad de los partidos políticos empezó con la Coordinadora Democrática, que tuvo su mejor oportunidad en el año 2004, cuando promovió el referéndum revocatorio de Chávez, perdiendo esa oportunidad por el uso abusivo de Chávez de los recursos públicos y nuestra falta de organización. En esa ocasión se denunció un fraude que nunca pudo ser probado, el famoso cisne negro (tesis de Nassim Nicholas Taleb sobre los hechos improbables), entre otras razones por no haber ocurrido todos los hechos irregulares el día del referéndum. Igual nos pasó a la oposición con la denuncia de fraude en las elecciones presidenciales de 2013, en las que se hizo la relación de todas las tropelías del gobierno y del Consejo Nacional Electoral, pero ninguna ocurrió, de manera concluyente, el día de la elección. Para colmo, en las pasadas elecciones regionales hubo desafueros del CNE que, si bien no fueron determinantes, crearon molestia y desazón en los electores que querían participar, los inhibió lo suficiente para permitir que una administración que no respeta los derechos humanos y ha puesto a pasar hambre a los venezolanos ganara la mayoría de las gobernaciones.

La estrategia de la tarjeta única, propuesta por Roberto Enríquez hace unos años, se convirtió en un movimiento unitario de toda la oposición, unidad que hoy está malograda. La división se inició con la creación del grupo de los 9 (dejando fuera a muchos partidos), luego se habló del grupo de los 4, para terminar con el grupo de los ninguno, ninguno se pone de acuerdo.

Importantes partidos decidieron no participar en las venideras elecciones de alcaldes; por ejemplo: Voluntad popular, Primero Justicia y Acción Democrática. Pero muchos de sus seguidores resolvieron concurrir, y ahora están en conflicto entre lo que expresa su dirigencia y lo que consideran que es necesario: sufragar para no perder las alcaldías en las que se hace una política diferente a la del gobierno, ayudando a los más débiles, dándoles una oportunidad en los servicios de salud municipales, ahora tan útiles como consecuencia del olvido de los hospitales por parte del gobierno nacional. No están de acuerdo con entregar las alcaldías, como decidieron hacer los electores que no votaron y cedieron las gobernaciones.


Las mencionadas organizaciones políticas que no concurrieron a las elecciones, y que conforman la Mesa de la Unidad, no se convocaron para tomar la decisión de no participar ni llamaron a los otros partidos para informarles que no se harían cómplices del fraude tramado por el CNE; los demás partidos se enteraron gracias a los medios de comunicación de tan relevante disposición. Esta medida debió ser consensuada entre los distintos factores y dirigentes que alguna vez tuvieron organizaciones políticas, aunque en la actualidad no tengan partido para postular. Los llamados “grandes” otras veces han acertado en sus planteamientos, pero en esta oportunidad actuaron de manera prepotente; no buscaron el consenso, y tampoco se produjo una crisis por su no participación. A nadie le sirve tener lucidez si no es acompañado por la gente; y las otras toldas políticas son ignoradas, más que arreadas, en la toma de las resoluciones que nos afectan a todos.

Los partidos están desavenidos dentro de la Mesa de la Unidad, y más peligroso es que están divididos dentro de sus propios partidos; algo que no se veía desde 2005, cuando algunos de ellos, ante la abstención en las elecciones legislativas, cambiaron sus directivas o varios dirigentes muy importantes decidieron irse, o fueron echados, a otras organizaciones políticas.

Los candidatos a alcalde que están postulados, algunos de ellos sin el beneplácito expreso de sus partidos (hay mucha hipocresía entre lo que se dijo y lo que se hace), ganarán en la medida que puedan crear conciencia entre sus electores de las consecuencias de no votar. Si los aspirantes a esos cargos ganan en contra de la voluntad de alguno de los partidos que se inhibieron de participar, se estremecerán las estructuras partidistas de oposición, se producirá un barajo y se erigirá una nueva dirigencia con menos disciplina partidista. Si pierden serán parte de la molienda de dirigentes en la que se ha convertido el gobierno bolivariano.

La situación es grave para la oposición, si se pierden las alcaldías será culpa del CNE (al que no le importa esa descalificación), de los dirigentes y de los partidos que recomendaron no participar; y si ganan los candidatos de la oposición se reforzará a otros partidos y los que se negaron a ir a los comicios perderán la dirigencia que los caracteriza.

A mí me ha parecido coherente la postulación en el estado miranda de Elías Sayegh en El Hatillo, de José Alberto Zambrano en Baruta y de Robert García en Chacao, concejales en sus respectivos municipios, quienes no quieren entregarles a los socialistas la dirección de sus comunidades.

Para los abstencionistas que quieren encontrar culpables cualquier excusa es buena, así lo hizo Adán, ante la pregunta de Dios: “¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?’. El hombre respondió: ‘La mujer que pusiste a mi lado me dio del árbol y comí’. Yavé dijo a la mujer: ‘¿Qué has hecho?’. La mujer respondió: ‘La serpiente me engañó y he comido” (Génesis, 3).


@rangelrachadell

31 octubre 2017

Jugando se puede mejorar

En estos días sucede algo curioso, uno va a la farmacia y venden chucherías, no hay medicinas; el farmaceuta prefiere quitar anaqueles y estanterías para que no se vean los espacios vacíos por la imposibilidad de producir o importar debido a las políticas económicas de Maduro.

Los comerciantes hacen todo lo posible por no cerrar, tienen la esperanza de mantener el establecimiento comercial en el que se atiende a clientes de manera presencial, siguen en el mercado mientras la situación cambia; razonan que si las condiciones mejoran es más difícil regresar al mercado que si lo abandonan.

Todos tenemos problemas para acceder a los dólares que controla el gobierno, esos que son de todos y que ingresan por la venta del petróleo; con los funcionarios y fiscales que controlan el precio, la distribución y la venta de los pocos productos que hay en el mercado. Son innumerables los obstáculos impuestos por el gobierno a los industriales, los distribuidores, el comercio al detal, ellos tienen que sortear esos controles. Y con todas estas dificultades todavía pueden vender algo, cualquier cosa que se despache es mejor a cerrar el negocio. Se mantienen algunos empleados, otros fueron despedidos. Sobrevivir a este gobierno es la consigna, el sacrificio es poco por la ilusión de tener otro país, uno que no sea socialista.

Esta manera de pensar también la tienen los políticos, tratan de sobrevivir a toda costa, hay que mantenerse en el mercado electoral, ya que no participar es como cerrar la actividad a la que le han dado su vida. Participar en las próximas elecciones con un proceso electoral amañado es riesgoso, se puede perder.

El electorado es como la fanaticada de un equipo, puede que su equipo no gane regularmente (sé de lo que hablo, sigo a Los Tiburones de La Guaira), pero eso no significa que no pueda apreciar una buena jugada, que me alegre de los esfuerzos de mi equipo, unas veces se gana y muchas se pierde, solo jugando se puede mejorar. Un buen dirigente deportivo no ofrece un resultado que no se pueda cumplir, conoce a sus jugadores y a los jugadores del otro equipo; sabe, razonablemente, cuáles son las posibilidades, y también sabe que los seguidores del equipo las intuyen.

Los fanáticos saben cuándo el árbitro le está haciendo trampa a su equipo, ven el juego, nadie le tiene que explicar la treta. Lo interesante es observar cómo los jugadores evitan la tramoya del árbitro; porque el juego se puede dejar de jugar, aunque nunca ganar con esa estrategia. Lo malo es que el árbitro se inventa nuevas trampas en cada juego, en cada elección, la imaginación es infinita por ambas partes.

En el pasado, un esclavo pudo decidir suicidarse para evitar tener una descendencia también esclava o vivir y tener hijos, siendo optimista que puedan sobrevivir y lograr un cambio de condiciones, que dejen de ser esclavos algún día. El que sobrevive puede contar su historia, no solo el que gana puede contarla.

Cada uno toma sus decisiones de vida, una sociedad debe buscar las suyas. ¿Dejamos que gobierne el chavismo de por vida o hacemos algo? ¿Participamos con condiciones trucadas o esperamos a que algún día tengamos las condiciones mínimas para tener la posibilidad de ganar? Nadie me ha podido dar opciones distintas a las electorales, aparte de unos sueños trasnochados de que van a fondear un portaviones americano en La Guaira.

Tengo la idea de que este gobierno no va a mejorar ninguna condición; más bien, en la medida que sigamos participando, nos va a hacer más conflictivo todo el proceso electoral. Teniendo esto claro, lo que debemos hacer es prepararnos mejor, empezando por eliminar ese falso discurso de que existían testigos en todas las mesas o el triunfalismo innecesario.

No quiero terminar estas notas sin pronunciarme sobre la juramentación de algunos gobernadores que lograron el triunfo en sus estados, a pesar de las nuevas trampas del Consejo Nacional Electoral. Estos gobernadores no se juramentaron ante una señora que dicen es la representante de otros señores que tampoco nadie escogió (según Smarmatic); se juramentaron ante los militares, esos que se cogieron el país y deciden quién y cuánto come el pueblo por estar encargados de la adquisición de la comida, los mismos que controlan las carreteras por las que se impide el paso de los productos a las ciudades, esos que recién mataron a más de cien muchachos en la flor de su vida y tienen presos a muchas personas por sus ideas políticas. Los gobernadores fueron obligados a ir a esa instancia para evitar la violencia administrada por el Estado. Están sometidos al poder militar, ese mismo que hace trampas electorales para evitar contarse en su fachada revolucionaria y que sostiene a este gobierno. Una condición electoral sería retirar a los militares de un proceso civil como lo son las elecciones.

Como dice mi amigo Lapa: Si a usted no le gusta ningún candidato, pues va y vota nulo, votar es su deber ciudadano.

@rangelrachadell