Por: Jesús Rangel Rachadell
Artículo de opinión publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/jesus_rangel_rachadell/Cooperantes-exilio_0_752325008.html
En un futuro no muy lejano, depresivos entre el autoexilio y el roble, se reunieron varios venezolanos una noche de luna llena, cada uno una historia.
Se encontraban en Nueva Orleans, Estados Unidos, en una casa con vista a la bahía, disertando sobre cómo les va a los que se fueron cuando ganó la oposición.
Al dueño le apodaban Corcho; le gustaba la bebida, y si no estaba pegado a la botella se hallaba en el suelo. Corcho hizo dinero, se dedicó a negociar alimentos; importar con dólares regalados, sobrefacturar y sufragar la comisión de la gente de adentro. La comida se pudrió y su primo el fiscal –patria o muerte, pero nunca limpios– lo ayudó.

El Negro, Mike, Tony y Peter la pasaron mal apenas salieron de Venezuela; uno de ellos vendió partidos políticos a través de tribunales; lo cobrado se lo gastaron en campaña electoral, aspirando vanamente a un liderazgo sin gente, creyeron ser un Richard Ojeda cualquiera.
Algunos sobrevivían, por ejemplo, Tony se ocupó de las telecomunicaciones, solicitó prestado para comprar medios de comunicación, y los acomodó al servicio de la revolución; no previó el cambio político del país y lo dejaron sin pauta publicitaria. Tony, a precio de gallina flaca, devolvió los medios a los dueños anteriores, quienes recobraron sus periódicos, radios y el canal de televisión. El riesgo de ir preso lo convenció de vender.
Mike decía que era amigo de todos, y el primer delator fue su compadre del alma. La mascota Flush le vio la cara de pendejo al oírle contar el incidente de las guías de movilización de los productos enviados a Rubio, siendo esa la vía a la frontera por Delicias; en San Antonio la milicia pedía su parte.
Por su condición de ex militar el Negro es el único que va y viene de Caracas; allí visitó a la familia pobre de Tacho, quienes le enviaron saludos a los del norte, “que por acá todos andan bien”. Y ya que mencioné a Tacho, ese remoquete lo obtuvo por pinchar como una tachuela. En el instituto fue un diablo, correteaba a las chicas; sin casi trabajo desde el ocultamiento del índice de inflación se pasaba el tiempo en la barbería de Alberico, haciéndose las uñas y la pedicura.
Mago acudió acompañado de Pastor. El Mago es un genio desapareciendo el dinero; el fisco norteamericano intentó seguirle los pasos y se empantanaron en los países asiáticos en los cuales escondió la fortuna, hecha de facturar medicinas contra el cáncer y el sida, que jamás aparecieron.
Pastor se las daba de evangélico, le decían así por su honestidad a carta cabal. Pastor los veía dilapidar el erario público, cometer delitos, y volteaba para otro lado. Ese hombre merece ser declarado santo.
El Musu no es musulmán, solo tenía apellido árabe; no es egipcio, ni marroquí, iraquí, sudanés, yemení, palestino, sirio o jordano; es criollito, con algunos parientes en esos países. En otras épocas mandó en el Saime, Diex u Onidex. Conocía a sus paisanos bomberos, por poner bombas, y se encargaba de promover la causa revolucionaria.
El licenciado González, alias Gonzo, los escuchaba sin pestañear. Como socio principal de la firma internacional auditora de ministerios, institutos y empresas del Estado, sabía las transacciones de ellos. Trataba esa información de la misma manera que lo haría un muerto en vida, hasta que el Tesoro americano lo jamaqueó y le exigió explicaciones. Una vez cantó, no lo molestaron más, solo le prohibieron salir del país.
Faltaba Tibu, llegó a la aristocracia desde el pueblo sin pasar por la burguesía. Dedicado a las altas finanzas en las casas de bolsa y en los bancos intervenidos, hacía algo así como pagar y darse el vuelto. Su mérito, ser uno de los muchachos de Giordano.
El Dipu embarcó a sus panas, no asistió a la tertulia, está perdido.
La conversación giró en torno a los venezolanos que obtuvieron el estatus de soplones en el imperio; esos gobernadores, magistrados, ministros, fiscales, compradores de ferrys y de droga. Consiguieron lavar el título de revolucionarios diciendo una cuarta parte de lo contemplado y una décima parte de lo hecho, los gringos los recibieron de brazos abiertos. Este otro grupo gestionó mucho para ser admitidos, y despotricaban de los yanquis.
Flush enfocó su atención en el Negro cuando este propuso un fondo de ayuda a la conspiración, para costear un sistema de asistencia sanitaria a los camaradas que no tienen recursos, y de apoyo a los planes de recuperación del poder. Sometida la proposición se negó 10 votos en contra y 1 a favor; el voto a favor no fue del Negro.
En el ambiente había un no sé qué de derrota originado el día que perdieron la Asamblea en 2015.
@rangelrachadell
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