Si la decisión de la Mesa de la Unidad de
participar en la recolección del 20% de las firmas necesarias para convocar el
referéndum revocatorio dará resultado, no lo sabemos.
Constantemente la vida nos coloca ante
encrucijadas; desconocemos la senda apropiada, pero algún camino tenemos que
tomar, y la mejor solución nadie la adivina, que se basa en razones previas que
están en la mente de cada quien.
Algunas personas se encuentran en
situaciones difíciles. A un joven su novia le plantea que está embarazada y que
deben resolver ese asunto; el pobre tiene 20 años de edad, su vida está a punto
de cambiar, no está convencido de lo que debe hacer, piensa en las opciones que
tiene, va a vivir ese momento eternamente. Tener al hijo es una posibilidad,
casarse también, y el matrimonio es para toda la vida, por lo menos, para los
católicos.
Se puede dar el caso que un funcionario
público sea ascendido, le den la oportunidad de manejar un buen presupuesto. Es
su oportunidad de oro para demostrar que puede ser un buen gerente, dejar
huella entre sus compañeros, en su grupo social, poner en alto el nombre de su
familia. La burocracia le plantea que apruebe un contrato que, por decir lo
menos, es extraño, fuera de lo común. La sola firma podría producirle una
ventaja o mantenerle en el cargo, y a sus jefes mucho económicamente.
El futuro depende de nuestras acciones; nos
queda hacer conjeturas sobre cuáles serán. Tenemos que ponernos a trabajar.
Hacer pronósticos en política es un entretenimiento como adivinar los caballos
ganadores o el número de lotería que saldrá, solo falta especular.
La Mesa de la Unidad eligió entre las
soluciones que tenía para tratar de resolver los conflictos sociales a los que
nos ha llevado el gobierno; planteó unas ideas como quien pone su grano de
arena para detener la peor tragedia de los venezolanos en toda su historia. El
camino para la recolección de las firmas nos fue impuesto con injustas
limitaciones, y puede haber otras trampas por parte del Consejo Nacional
Electoral, cuyas actuaciones tendrán consecuencias.
Estas situaciones planteadas tienen en
común que en cada caso son muy personales, son opciones de vida, dependiendo de
sus resultados, van a ser revisadas, una y otra vez. El futuro nadie lo
visualiza bien, parece que nos rodea una nube gris oscuro, en el que cualquier
dirección es tan buena como la otra. Pero algo nos guía, nos dice hacia dónde
debemos dirigirnos, nos hace ver alguna claridad, esa guía son nuestros
valores; y no todos tenemos o compartimos los mismos, solo averiguamos cuáles
son esos valores, y qué tan profundamente arraigados los tenemos, cuando la
vida nos exige que tomemos posición ante las disyuntivas. A ese algo algunos lo
llamamos Dios.
Podemos arrepentirnos de una mala decisión,
y algunas de ellas no tienen perdón o absolución. Sin embargo, no hacer nada a
veces es peor que errar. Salir corriendo o paralizarse puede ser igual de
dañino.
Yo no puedo opinar cómo usted debe
comportarse ante los problemas planteados. Ahora bien, si se siente afectado
por lo que pasa en nuestro país tiene todo el derecho de expresarse, lo que se
haga lo afectará a usted, a su familia, a su economía, y eso es lo que ocurre
con el referéndum revocatorio.
Antes he oído que la solución de Venezuela
pasaba por la muerte de alguna persona en particular, lo cual no solo no es
cristiano, sino que es un delito; y sé de personas que fueron a confesar ese
pensamiento (todavía está a tiempo, nunca es tarde). Aun así, la muerte no fue
solución, todo siguió mal y continúa empeorando.
Los seres humanos tenemos conciencia del
bien y del mal, lo podemos identificar, podemos discernir lo que se debe hacer.
La violencia no es opción para los demócratas, por cuanto la democracia es un
sistema para resolver los disensos, las diferencias, lo cual pasa por la
expresión de la voluntad de la mayoría y el respeto a las minorías.
Ni el aborto ni el divorcio, la corrupción
o el golpe de Estado son soluciones que pueden resolver los conflictos morales
de las personas, de las sociedades, o de los países; los problemas morales
tienen que ser resueltos con soluciones morales, los problemas políticos tienen
que ser atendidos con soluciones políticas.
Pedirle la renuncia a un presidente es lo
de menos; si él quiere, renuncia, y si no quiere, no lo hace. Eso no lo hace a
usted un golpista. Lo que hace a alguien golpista es financiar la violencia en
contra del gobierno; y como en la religión, usted no puede tener dos creencias
sin que a una de las dos le sea infiel.
La Mesa de la Unidad Democrática escogió el
camino correcto, el camino de la democracia; el camino que usted, gracias a su
libre albedrío, en su fuero interno, reconoce como el que seguiría cualquier
persona honesta, el que le permite demostrar que la mayoría está pasando
trabajo y que necesitamos –urgentemente– un cambio.
@rangelrachadell
Artículo publicado en El Nacional: http://www.el-nacional.com/opinion/camino-correcto_0_932906914.html
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